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El Rinconcillo Botánico, IX: escaramujo
¡Hombre, por fin! Hoy, una planta que echa cositas comestibles y es que hablo del rosal silvestre (Rosa canina), uno de cuyos ejemplares fotografié mu malamente ayer mismo:
Tal planta, que sería una verdadera mansión del placer para los insectos palo, también proporciona algunas delicias para el humano mamífero, sobre todo porque sus frutillos —que no son bayas— llamados escaramujos (y como escaramujo se conoce por extensión la propia planta) ofrece a quien los devora, una vez desprovistos de las semillitas interiores, una de las mayores fuentes de vitamina C que facilita la naturaleza gratuitamente. Pero vamos, un huevo de vitamina C, eh.
Vale. Pues hasta aquí llegué con esta tanda de la serie dado que mañana vuelvo a la Urbs. Ya la retomaré cuando regrese.
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1 comentario:
Pues desconocía yo este interesante rincón botánico, en muchos casos familiar desde mis lejanas correrías infantiles. No recuerdo haberlo comentado. A ver si me traes la gamonita, muy comunes en mi entorno de entonces.
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