.
El Rinconcillo Botánico, V: dompedro
Como no he llegado a tiempo para el campestre paseo vespertino, coloco hoy una foto del ejemplar de Mirabilis jalapa que tiene mi suegra en el patio delantero de esta casa. Tal planta, que todos conoceréis y que tan común resulta en parterres y, aún diría más, en arriates, tiene tantos nombres comunes —en este poblado ganan "dompedro" y "dondiego de noche"— como coloraciones distintas sus simpáticas florecillas, pues en un mismo matojo podemos encontrar flores de distintos colores y hasta mezclados ordenadamente o de manera berrenda... ¡No sé cómo el gili de Gregorio Mendel eligió aburridos guisantes para elaborar sus estudios de genética y no vistosos dompedros!
Bien. En este concreto ejemplar que muestro, conviven armónicamente flores de suave color fucsia junto a otras de amarillo pálido y otras de amarillo intenso; flores que ya llevaban un rato abiertas cuando llegué y que despedían la fragancia que relaciono con el verano en general y con el viejo cine de mi barrio en particular, cuando el olor de estas flores se mezclaba con el del albero recién regado y el de las macetas de albahaca que disponían los vendedores de higos chumbos en sus ambulantes puestecillos. La magdalena de Proust no tiene ni una quinta parte de la fuerza evocadora de esta Mirabilis jalapa en tanto me regresa de inmediato a aquel tiempo lejano en que sentado en sillas de tijera, mis amigos y yo contemplábamos con asombro en la pantalla del cine Almirante la estatua de la Libertad semienterrada en la arena de una playa. (Y yo con la Maristrella al lao, debutantes ambos, temblorosos los dos y con los cuerpos semienterrados en los suaves limos del primer amor).
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario