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Llegan las carnestolendas y las gentes joviales, animosas, optimistas, se lanzan a las calles dispuestas a disfrutar con la impostura de los disfraces y la orgiástica permisividad de las fechas.
En una tienda de mi barrio, que en estos días llena sus escaparates de falsos atavíos con los que entregarse al regocijo, no falta el que aquí muestro, el de concupiscente enfermera que vestida como para rodar un film porno del sub-género hospitalario y armada con tremenda jeringa —con una quevedesca ‘melecina’ que es como en castellano del Siglo de Oro se denominaba tanto a artefacto como a contenido— parece que se dispone a efectuar y admitir toda clase de divertidas sevicias.
La disoluta criatura, maestra en el arte de aplicar enemas a la que no falta detalle, sonríe a la cámara con la expresión de estar diciendo: “Sí, sí, la ropita cuesta 11,99 euros, pero a ver cuántas de las que me miran tras el cristal son capaces de rellenar el uniforme como yo lo relleno…”
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jueves, febrero 24, 2011
lunes, febrero 21, 2011
Gran Diccionario Visual, vocablo 28.
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sindigato. m. Asociación laboral que vela por los intereses de los mininos que trabajan en el mundo del espectáculo.
(N. del E.: Sentimos que en el grabado que ilustra la entrada, la que debería ser garra de felino semeje más bien la mano del Hombre Lobo. Son asuntos de diseñadores gráficos a los que somos ajenos.)
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jueves, febrero 17, 2011
Solución al Damero Mardito, nº 22 (febrero)
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A continuación, pasamos a desvelar la solución al último Damero Mardito (nº 22, febrero), aprovechando como siempre el momento para enviar un afectuoso saludo a nuestros distinguidos seguidores. Muchas gracias.
"Rechazados o aceptados de mala gana en Turín, se vinieron a afincar en diversas localidades agrícolas del Piamonte meridional, introduciendo allí la industria de la seda."
A. Pelusa
B. Llenad
C. Endosar
D. Vire
E. Istmo
F. Encinta
G. Llave
H. Sigilo
I. Inca
J. Suegra
K. Tenazas
L. Edén
M. Molicie
N. Afilad
Ñ. Preste
O. Encantada
P. Rascarán
Q. Iridio
R. Ordalía
S. Dado
T. Ídolos
U. Chuminada
V. Ordenad
Acróstico: P. Levi "El sistema periódico".
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A continuación, pasamos a desvelar la solución al último Damero Mardito (nº 22, febrero), aprovechando como siempre el momento para enviar un afectuoso saludo a nuestros distinguidos seguidores. Muchas gracias.
"Rechazados o aceptados de mala gana en Turín, se vinieron a afincar en diversas localidades agrícolas del Piamonte meridional, introduciendo allí la industria de la seda."
A. Pelusa
B. Llenad
C. Endosar
D. Vire
E. Istmo
F. Encinta
G. Llave
H. Sigilo
I. Inca
J. Suegra
K. Tenazas
L. Edén
M. Molicie
N. Afilad
Ñ. Preste
O. Encantada
P. Rascarán
Q. Iridio
R. Ordalía
S. Dado
T. Ídolos
U. Chuminada
V. Ordenad
Acróstico: P. Levi "El sistema periódico".
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lunes, febrero 14, 2011
Placeres Mundanos
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Aprovechando que hoy celebran los enamorados del mundo el día de San Valentín, y pensando en los caballeros heteros que frecuentan este lugar ¿por qué no sorprender a su amada con un papeo en condiciones en vez de regalarle flores de plástico, bisutería de tienda de chinos y baratijas parecidas? Como supongo que tras la cena vendrá lo otro —porque si no viene, ¿para qué diablos meterse en la cocina?— propongo una recetita ligera que vi en la tele hace unos días, en origen (porque lo que sigue no es más que una adaptación, una mala traducción para paladares carpetovetónicos) una cosa sueca que lleva el aparatoso nombre de “La tentación de Jansson”, individuo, este Jansson, que debía ser de buen conformar a tenor de la simpleza del guisote.
Sin alejar de la cabeza nuestro objetivo, esto es, perseguirla hasta el catre, comenzaremos por filetear 2 buenas cebollas (fig. 1) que acto seguido cuasi caramelizaremos en una sartén, utilizando un taruguito de mantequilla como médium freidor (no vendría mal en este momento espolvorear sobre la cebolla una pulgarada de azúcar. Fig. 2)
Mientras se realiza la suaaaave fritanga a fuego lentíiiiisimo procederemos a pelar, lavar y cortar, como en una peluquería, del orden de 4 patatas medianas. Al efecto, servidor utiliza un artefacto picador/rallador que me fue regalado por mi prima Consuelito, la de Alemania, y que parece uno de esos utensilios del ‘TeleTienda’ o de la ‘Tienda en Casa’. Aparato, por otro lado, que junto a su facilidad de manejo es capaz de dar a las patatas el corte deseado, o sea, el que las reduce a ‘patatas paja’ (fig. 3), por lo que de no poseer Ud. cacharro parecido le recomiendo que se arme de paciencia y corte las patatas en rodajas finiiiiitas, finiiiiitas, tan finiiiiitas como pueda.
Tras el proceso, mantendremos un rato las patatas en remojo para que eliminen el almidón y esas cosas raras que exudan los tubérculos, aprovechando el patataluvio para engrasar con mantequilla un molde para horno que puede ser de cristal, de barro o metálico como el del ejemplo (fig. 4)
Ahora viene el asunto de los estratos. Quiero decir que una vez bien pochada la cebolla y lavadas y escurridas las patatas, comenzaremos el proceso de llenar el molde siguiendo este orden: Primero, pondremos en el fondo una generosa capa de patatas-paja con una pizquita de sal (fig. 5), sobre ella verteremos la translúcida cebolla (fig. 6) y sobre tan suave colchón repartiremos de forma ordenada los filetes de anchoa que puedan contener 2 latitas (fig. 7). Las que yo utilicé, de la acreditada casa “El Consorcio” —sí, como los ex-Mocedades que cantaban eso del txakatxa del tren, por emplear una onomatopeya euskárica— tenían la ventaja de ser bajas en sal; un 50% menos de sal según se anuncia en el embalaje, lo cual aleja el peligro de la salazón en demasía del resultado final.
Terminamos cubriendo las anchoas con otra capa de pajipapas, vertiendo finalmente sobre tal estratigrafía una botellita de nata líquida ligera especial para cocinar, o sea, la Président y dejémonos de eludir marcas (fig. 8) Añadimos otra pizca de sal —mucho ojo al respecto—, pimienta recién molida y unos daditos de mantequilla.
Previamente calentamos el horno y una vez alcanzada la temperatura adecuada (230º/240º) introduciremos el preparado y lo dejaremos allí como unos 40 minutos, tiempo que aprovecharemos para preparar una ensalada verde de lechuga, cebolleta, pepino y rúcula más el añadido cromático de unos rabanitos a medio pelar (fig. 9)
El resultado final de esta “Tentación de Jansson” es tal el que muestra la última borrosa foto (tuve que hacerla con el móvil porque la cámara se me quedó sin batería)…
Lo que venga después ya es cosa suya, querido amigo, aunque me permito recomendar para acompañar el plato la ingesta de algo fuertecillo —sólo para ella, ojo, Ud. dele a la gaseosa no vaya a terminar la aventura en gatillazo—, por ejemplo de un Acquavit, un aguardiente de pera, un buen vodka… cualquier cosa que consiga ponerla beoda de manera rápida, ya sabe. Eso sí, antes de pasar a la acción no olviden someter sus dentaduras a una limpieza en profundidad so pena de acompañar los actos con una doble y embarazosa halitosis producto de las anchoas y los rábanos.
Si finalmente les sale bien la jugada, no me den a mí las gracias, désenlas a Jansson y a su conformista tentación. Suerte.
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"La tentación de Jansson", más allá de IKEA
Aprovechando que hoy celebran los enamorados del mundo el día de San Valentín, y pensando en los caballeros heteros que frecuentan este lugar ¿por qué no sorprender a su amada con un papeo en condiciones en vez de regalarle flores de plástico, bisutería de tienda de chinos y baratijas parecidas? Como supongo que tras la cena vendrá lo otro —porque si no viene, ¿para qué diablos meterse en la cocina?— propongo una recetita ligera que vi en la tele hace unos días, en origen (porque lo que sigue no es más que una adaptación, una mala traducción para paladares carpetovetónicos) una cosa sueca que lleva el aparatoso nombre de “La tentación de Jansson”, individuo, este Jansson, que debía ser de buen conformar a tenor de la simpleza del guisote.
Sin alejar de la cabeza nuestro objetivo, esto es, perseguirla hasta el catre, comenzaremos por filetear 2 buenas cebollas (fig. 1) que acto seguido cuasi caramelizaremos en una sartén, utilizando un taruguito de mantequilla como médium freidor (no vendría mal en este momento espolvorear sobre la cebolla una pulgarada de azúcar. Fig. 2)
Mientras se realiza la suaaaave fritanga a fuego lentíiiiisimo procederemos a pelar, lavar y cortar, como en una peluquería, del orden de 4 patatas medianas. Al efecto, servidor utiliza un artefacto picador/rallador que me fue regalado por mi prima Consuelito, la de Alemania, y que parece uno de esos utensilios del ‘TeleTienda’ o de la ‘Tienda en Casa’. Aparato, por otro lado, que junto a su facilidad de manejo es capaz de dar a las patatas el corte deseado, o sea, el que las reduce a ‘patatas paja’ (fig. 3), por lo que de no poseer Ud. cacharro parecido le recomiendo que se arme de paciencia y corte las patatas en rodajas finiiiiitas, finiiiiitas, tan finiiiiitas como pueda.
Tras el proceso, mantendremos un rato las patatas en remojo para que eliminen el almidón y esas cosas raras que exudan los tubérculos, aprovechando el patataluvio para engrasar con mantequilla un molde para horno que puede ser de cristal, de barro o metálico como el del ejemplo (fig. 4)
Ahora viene el asunto de los estratos. Quiero decir que una vez bien pochada la cebolla y lavadas y escurridas las patatas, comenzaremos el proceso de llenar el molde siguiendo este orden: Primero, pondremos en el fondo una generosa capa de patatas-paja con una pizquita de sal (fig. 5), sobre ella verteremos la translúcida cebolla (fig. 6) y sobre tan suave colchón repartiremos de forma ordenada los filetes de anchoa que puedan contener 2 latitas (fig. 7). Las que yo utilicé, de la acreditada casa “El Consorcio” —sí, como los ex-Mocedades que cantaban eso del txakatxa del tren, por emplear una onomatopeya euskárica— tenían la ventaja de ser bajas en sal; un 50% menos de sal según se anuncia en el embalaje, lo cual aleja el peligro de la salazón en demasía del resultado final.
Terminamos cubriendo las anchoas con otra capa de pajipapas, vertiendo finalmente sobre tal estratigrafía una botellita de nata líquida ligera especial para cocinar, o sea, la Président y dejémonos de eludir marcas (fig. 8) Añadimos otra pizca de sal —mucho ojo al respecto—, pimienta recién molida y unos daditos de mantequilla.
Previamente calentamos el horno y una vez alcanzada la temperatura adecuada (230º/240º) introduciremos el preparado y lo dejaremos allí como unos 40 minutos, tiempo que aprovecharemos para preparar una ensalada verde de lechuga, cebolleta, pepino y rúcula más el añadido cromático de unos rabanitos a medio pelar (fig. 9)
El resultado final de esta “Tentación de Jansson” es tal el que muestra la última borrosa foto (tuve que hacerla con el móvil porque la cámara se me quedó sin batería)…
Lo que venga después ya es cosa suya, querido amigo, aunque me permito recomendar para acompañar el plato la ingesta de algo fuertecillo —sólo para ella, ojo, Ud. dele a la gaseosa no vaya a terminar la aventura en gatillazo—, por ejemplo de un Acquavit, un aguardiente de pera, un buen vodka… cualquier cosa que consiga ponerla beoda de manera rápida, ya sabe. Eso sí, antes de pasar a la acción no olviden someter sus dentaduras a una limpieza en profundidad so pena de acompañar los actos con una doble y embarazosa halitosis producto de las anchoas y los rábanos.
Si finalmente les sale bien la jugada, no me den a mí las gracias, désenlas a Jansson y a su conformista tentación. Suerte.
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jueves, febrero 10, 2011
Crisis, what crisis?: Corrección.
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Podemos imaginar que la autoría del cartel se debe a una dependienta del establecimiento, una modesta tienda de mi barrio acosada por la competencia oriental. Una dependienta muy joven, de las que dejó el colegio en cuanto terminó la enseñanza obligatoria y luego hizo un “módulo” de peluquería. Una dependienta que cobra un sueldo muy bajo y se lleva 10 horas metida en el local. Una dependienta a la que, claro, llaman Vane, Yeni o Fani.
Ya es más complicado adivinar quién propuso la corrección. ¿El propietario?, ¿una amiga del colegio algo empollona?, ¿un cliente de equivocada jactancia? Desde luego, la caligrafía que convierte el papel en un palimpsesto está trazada por la misma y juvenil mano, la que de manera involuntaria anuncia la liquidación, el fin de la esintencia/existencia en singular, no ya de edredones y juegos de sábanas, sino del propio negocio.
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Podemos imaginar que la autoría del cartel se debe a una dependienta del establecimiento, una modesta tienda de mi barrio acosada por la competencia oriental. Una dependienta muy joven, de las que dejó el colegio en cuanto terminó la enseñanza obligatoria y luego hizo un “módulo” de peluquería. Una dependienta que cobra un sueldo muy bajo y se lleva 10 horas metida en el local. Una dependienta a la que, claro, llaman Vane, Yeni o Fani.
Ya es más complicado adivinar quién propuso la corrección. ¿El propietario?, ¿una amiga del colegio algo empollona?, ¿un cliente de equivocada jactancia? Desde luego, la caligrafía que convierte el papel en un palimpsesto está trazada por la misma y juvenil mano, la que de manera involuntaria anuncia la liquidación, el fin de la esintencia/existencia en singular, no ya de edredones y juegos de sábanas, sino del propio negocio.
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lunes, febrero 07, 2011
Agudeza visual
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¿Eres, desocupado lector, poseedor de una mirada perspicaz? Trata de adivinar entonces qué elemento común une a los caballeros que aparecen en la imagen superior. Tienes 3 minutos para resolver el enigma. Si una vez hallada la solución persistes en tus ganitas de hacerte escritor, ya sabes qué es lo primero que debes irte a comprar, so garrulo, ¡con ese pedazo de cabezorro que tienes! ¡calabazo!
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¿Eres, desocupado lector, poseedor de una mirada perspicaz? Trata de adivinar entonces qué elemento común une a los caballeros que aparecen en la imagen superior. Tienes 3 minutos para resolver el enigma. Si una vez hallada la solución persistes en tus ganitas de hacerte escritor, ya sabes qué es lo primero que debes irte a comprar, so garrulo, ¡con ese pedazo de cabezorro que tienes! ¡calabazo!
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miércoles, febrero 02, 2011
Damero Mardito, nº 22 (febrero)
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Este carácter febreriano lo adopta también el damero que entregamos hoy a la estampa, tanto por aparecer en tan paticorto mes como por honrar la memoria (era un gran aficionado a este pasatiempo) de Barrachina, el dramaturgo que, vaya Ud. a saber por qué, tanto cariño le profesó.
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¿Dónde conseguir el Damero de este mes? Pues como siempre, gratis total, en su kiosco habitual. Aquí:
El Damero del Vecindiario
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Materia oscura
De insondable se califica aún el misterio que llevó a Elmer Barrachina a estrenar todas sus obras teatrales en el mes de febrero. ¿Simple casualidad?, ¿superstición? Al respecto nada aclara la lectura de sus diarios ni las conversaciones que hemos entablado con sus allegados, pero el hecho es fehaciente: Desde sus primeras comedias populares, como por ejemplo “Querida, no me planches las corbatas” o “El conejo como está bueno es en salsa”, a los más celebrados melodramas salidos de la madurez de su pluma: “El cigüeñal” o “El árbol de levas”, todas sus obras, como decimos, fueron estrenadas sin excepción en algún día del mes que ahora nace.
Este carácter febreriano lo adopta también el damero que entregamos hoy a la estampa, tanto por aparecer en tan paticorto mes como por honrar la memoria (era un gran aficionado a este pasatiempo) de Barrachina, el dramaturgo que, vaya Ud. a saber por qué, tanto cariño le profesó.
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¿Dónde conseguir el Damero de este mes? Pues como siempre, gratis total, en su kiosco habitual. Aquí:
El Damero del Vecindiario
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