.
El Rinconcillo Botánico, X: tabaquera.
Si de todos es sabido que la necesidad agudiza el ingenio, será fácil hacerse cargo de que en épocas de carestía y por paliar el dependiente vicio del tabaco, el amigo del fumeque es capaz de fumarse una boñiga de vaca envuelta en papel de estraza. Es por ello que en ayuda de estos pobres seres enganchados a la nicotina vino a aparecer la planta llamada altabaca (Dittrichia viscosa), conocida popularmente entre otros nombres como tabaquera, una especie cuyas pringosísimas hojillas y gualdas florecillas —factoría de melíferas abejas—, si se aglomeran en forma cilíndrica en el interior de un papelillo de fumar, pueden dar el pego de parecer un cigarrillo. Claro está que, salvo para los adictos desesperados de los malos tiempos, a los que les daba igual, tal engendro ni parecía tabaco, ni sabía a tabaco, ni olía a tabaco; pero al menos, echaba humo, que era lo importante. Eso sí, la planta tabaquera producía en quien osaba echársela a los pulmones, una tos de carácter cavernoso propia de un mulo aquejado de enfisemas triples... Mas, si Dios Todopoderoso abastece de comida a los humildes pajarillos, ¿cómo iba a dejar a su suerte y sin su ración de tabaco —aunque fuera una burda imitación— al humano, el rey de la Creación?
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario