miércoles, junio 23, 2021

Kratos Morretöl, "Vista de la montaña Sainte-Victoire, nº 88" (1921)

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"...de todos es sabido que desde su retiro en Aix-en-Provence, Paul Cézanne, el padre de la pintura moderna, se empecinó en pintar la vecina montaña Sainte-Victoire con tal contumacia que elaboró nada menos que 87 variaciones de tan pedregoso asunto. Tal circunstancia dio pie a que muchos años más tarde, en plena etapa de inseguridades y nostalgias —¡cuánto echaba de menos la sopa de tofza que le preparaba su madre!—, pero sobre todo de privaciones que le habían llevado a pasar hambre diaria, Kratos Morretöl se decidiera a delinquir, contando con los ánimos y el asesoramiento del por su entonces amigo, Pablo Picasso, que detentaba además un pasado que lo involucraba en varios robos y que lo puso en contacto con Gertrude Stein, la mecenas norteamericana que picando el anzuelo como una merluza, no dudó en pagar a Kratos un dineral, no por una copia, sino por una tan desconocida como falsa versión (en este caso la nº 88) de la montaña de marras que, claro está, había pintado él mismo. ¿Qué fue lo primero que hizo el artista barogarés cuando se vio con los bolsillos llenos de los dólares producto de la estafa? Pues comprarse tres abrigos, cinco docenas de cruasanes y unos prismáticos".

(De "Pintores y sus pinturerías", Alejandro Ulloa)

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martes, junio 01, 2021

Amedeo Modigliani, "Retrato de Kratos Morretöl" (1919)

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"...en París representaron años muy duros, hasta verse obligado a dormir muchas noches en los bancos de los parques, pues no siempre el dinero que obtenía dibujando retratos y caricaturas por plazas y cafés le alcanzaba para pagar una cama en algún albergue de mala muerte. Fue en el Café de la Rotonde donde Amedeo Modigliani lo conoció en una de esas noches donde la abstenta hacía más llevadera su vida de interminable bohemia. La extrema juventud de Kratos llevó al italiano a ejercer cierta función de protector, presentándole a muchos de sus amigos pintores e, incluso, alojándolo a veces en su mísera buhardilla familiar. En las cartas remitidas a su hermano Vinsentö, Kratos le da cuenta de esta amistad y relata prolijamente sus carencias, pero sin perder nunca el ánimo ni la confianza en su éxito como artista: "Hace ya meses que no como otra cosa que pan y queso o los horribles platos de pasta que prepara Jean, la esposa de mi amigo Amedeo. La semana pasada, Modi, que es como lo llamamos, me hizo un retrato que me ha regalado y que sin que él lo supiera, me vi en la obligación de empeñar, pues necesitaba unos zapatos. Prometo que en cuanto firme el contrato con el señor Lavande y cobre los primeros francos, recuperaré el cuadro. Te ruego que no cuentes nada de esto a nuestros padres y que no te preocupes por mí, porque el asunto Lavande va a remediar todas estas carencias de un modo inmediato".

(De "Pintores y sus pinturerías", Alejandro Ulloa)
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