viernes, marzo 05, 2010
"Invisible" Paul Auster
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James Freeman, afamado escritor, recibe de parte de un antiguo amigo, Adam Walker, el manuscrito de unas memorias que recogen varios episodios acontecidos en 1967, cuando era un joven estudiante que se movía entre Nueva York y París. Estas páginas autobiográficas, que Walker organiza en capítulos titulados Primavera, Verano, Otoño… sí, sí; como una pizza Cuatro Estaciones o las musiquillas esas del Vivaldi, son el grueso que conforma la última entrega de Paul Auster, o sea, la novela Invisible.
Ciertamente, tras las decepciones que supusieron tanto Viajes por el scriptorium como Un hombre en la oscuridad, la nueva novela recupera esa especie de austeriano espíritu perdido que tanto echábamos en falta los seguidores del escritor de Newark. Entretiene, seduce e intriga —y finalmente, nos hace un poco más solitarios—, adentrándose por demás en terrenos que, al menos para servidor, representan una novedad en la escritura de este hombre: el sexo y algunas de sus más inhabituales variaciones. Y hasta aquí puedo leer para evitar despachurramientos.
Una novela, en suma, que contentará tanto al veterano connaiseur como al que quiera iniciarse en la literatura austera, porque por otra parte, contiene —y esta es tal vez la pega más señalable que encuentro— los habituales ingredientes con que el autor aliña sus páginas: la intervención del azar, la aparición súbita del dinero, los listados de obras y autores, el béisbol, etc; aunque en esta ocasión de una manera un tanto forzada y gratuita, desparramado todo sin conexión, como un puñado de sal que nadie reclamaba para el plato. Por lo demás, recomendable esta lectura donde se demuestra, que salvo por un montoncillo de anécdotas (la conclusión es mía) nos ocurre como a Adam Walker, que somos invisibles para los demás e invisibles paseamos por esta vida que nos tocó en la tómbola del mundo que cantara Marisol.
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2 comentarios:
Ya te dije lo que pensaba de ese autor y como no llevo comisión y no gasto odio para nada, no volveré a repetir. Me vale con lo que dices y agradezco tu magistral reseña.
el tema de la "invisibilidad" vivido en carne propia es la experiencia de convertirte en un ser transparente. erres visible, pero transparente. Ellos te ven pero te ignoran. Estás en el rabillo de sus ojos y casi te vigilan pero eres transparente.
La cosa es casi contagiosa y pasas de la sorpresa y el sufrimiento hasta la resignación y la asunción, que es mal asumpto porque puede derivar en depre si no vives gozosamente tu transparencia, y de ahí a la indiferencia y a la transparencia de los otros.
Pues es cierto porque lo ha vivido una amiga mía, pero sí, el timo es malo con ganas, aunque nada peligroso, y si hay un tonto que pique...
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