miércoles, octubre 28, 2020

Notas para una posible biografía de Julián de Capadocia, 24

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24

Si Heráclito de Éfeso fue conocido por sus contemporáneos como "el Oscuro", Julián de Capadocia es conocido por sus vecinos como "el Pelmazo". Y es que pisar la calle e intentar endilgar su discurso al primero con quien se tropieza es todo uno. Hace unos días, sucedió con un desconocido mientras guardaba la cola de comprar el pan:

¿Sabe lo que ponía en el frontispicio del templo de Apolo en Delfos? —preguntó Julián de sopetón.

Pues mire, no sé. Ahora mismo no caigo, usted perdone... —respondió el desconocido, dándole media espalda.

¡Pues algo engañoso! Una sugerencia que más semeja una orden: "Conócete a ti mismo" ¿Qué le parece?, ¿se conoce usted a usted mismo? —continuó Julián moviendo entre los dedos la pinza de tender ropa que sacó de la Pera y que puso ante los ojos del señor.

Hombre, no sé qué decirle, caballero... Un poco sí que me conoceré, digo yo; aunque mejor conozco a mi señora... Yo venía a comprar el pan y...

Pues, hágame caso, y nunca lo haga.

¿El qué?, ¿comprar el pan?

No, no; conocerse a usted mismo, le digo. ¡No lo haga jamás! Le apuesto lo que quiera a que, de hacerlo, de hurgar sinceramente en su interior, encontrará a un vivalavirgen, cuando no a un estúpido o tal vez, a un canalla.

¡Oiga, un poco de respeto, eh!, ¡es usted un pesado! ¡Habrase visto el tío plasta! —dijo el hombre, poniendo fin a la conversación de manera brusca, alzando mucho los brazos.

Cuando alguno de los hijos de Julián, Charito o Diógenes, se enteran por terceros de estos asaltos dialécticos de su padre hacia el prójimo, se enfadan mucho y los domingos por la tarde cuando van a visitarlo llevando la correspondiente bandejita de pasteles, le leen la cartilla. "Esto no puede ser, papá", le dice muy serio Diógenes. "Cualquier día te vas a buscar un disgusto. Lo que tienes que hacer es dejarte de perseguir esas relaciones esporádicas y tratar de intimar con la gente... ¡Hacer amigos!"

Con amargura, Julián le mira fijamente: "¿Amigos? Los amigos tienen una penosa tendencia a morirse. Desde luego, a mí no me queda ninguno y malditas las ganas que tengo de hacer otros nuevos y pasar otra vez por ese calvario. No, definitivamente, ya no quiero querer a más gente". Al segundo de pronunciar la última frase, Julián se queda con la boca un poco abierta, un poco estupefacto, un poco apenado mirando el vientre, cada vez más abultado, de su nuera Mariloli.

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