Todos tenemos un clon millonario en alguna parte
Leemos la palabra “espejo” y a la misma vez, alguien la dice en el programa de radio que escuchamos. Escribimos la palabra “vidrio” y de manera simultánea, alguien la repite desde el televisor. Sucede a menudo y esta sorpresa, cuando las palabras coincidentes son poco comunes, la celebramos, compartiendo nuestro asombro con quienes nos rodean en ese momento: “¡Fíjate, estaba escribiendo la palabra ‘esclerótica’ y el tío de la tele la decía al mismo tiempo!”
Ante esta afortunada intervención del azar, propongo festejar estas coincidencias con mayor prosopopeya pues, desconociendo desde luego las leyes matemáticas de la probabilidad, no creo que sea menor alguna de estas coincidencias con la posibilidad de que nos toque el Gordo en la lotería navideña. Claro que es más fácil la simultaneidad de la palabra “esclerótica” si el programa de la radio o el reportaje de la televisión está dedicado a la oftalmología; pero no me digan que no merece, por ejemplo, un opíparo banquete en el que no falten los vinos más selectos, los manjares más exquisitos y el concurso de serpentinas, confetis y matasuegras, si es que “esclerótica” es vocablo que leemos en un manual de cunicultura mientras que en la radio o en la televisión se desarrolla un programa de información bursátil.
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