Uno de
los laterales del ascensor del edificio que habito vuelve a convertirse en
tablón de anuncios donde los vecinos exponen abiertamente sus cuitas. Si hace
unas semanas se trataba de un anónimo orinador el que traía a mal traer a
nuestro abnegado Presidente, es en esta ocasión una madre la que viendo en
peligro la vida de sus hijos y de sus enseres avisa de los malos
comportamientos de algún habitante de las plantas altas.
El
llamamiento angustioso de esta mujer hace que nos solidaricemos con ella y
olvidemos de inmediato las carencias de buena sintaxis y puntuación muestra
su mensaje.
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6 comentarios:
Y la ortografía, olvidemos también la ortografía. De inmediato. Ya no me acuerdo de nada.:)
Pues a mí me parece que la pobre mujer (yo también pienso que es una mujer aunque nada lo delata, ¿no?) por lo que realmente está preocupada es por las cortinas, no por los niños (al menos eso se deduce de su nota).
Una curiosidad: ¿no pillaron al señor que meaba dentro del tiesto?
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Jajajajaja. En efecto, BeKá; según el tono de la queja parece que las cortinas se encuentran antes que los niños en un orden de prioridad. Aunque el valor de niños y cortinas es siempre muy relativo.
(No. No sé nada de la identidad del meador anónimo, pero es que estoy muy desapegado de las historias del bloque).
:-)
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Ángela, la irregularidad ortográfica, sintáctica y puntual del mensaje, lo enternece. Incluso lo vivifica.
¡Niños y cortinajes, extraña mezcla puesta en peligro!
:-)
Mi vecino es un fumador de ventana, en cualquier época del año y casi a cualquier hora, día y noche. No consume casi ningún cigarrillo más allá de lo que lo hacen tres o cuatro caladas, pero, eso sí, no hay vez que, todavía encendido, no lo lance a la calle con un latigazo del dedo índice retenido fugazmente por el pulgar.
Hasta que una vez, no era difícil adivinar que ocurriría, la colilla fue a dar a un montón de papeles que había dejado la de la farmacia al lado del contenedor y allí se armó un aquelarre espectacular, vinieron los bomberos y no se prendió un coche de casualidad.
Así que la nota de la señora, acertadísima.
Un abrazo
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