miércoles, febrero 24, 2010
"Estupor y temblores" Amélie Nothomb
“Estupor y temblores” de la escritora belga nacida en Kobe, Japón, Amélie Nothomb, autora también del, dicho sea con todo respeto, cagarrazo ya reseñado aquí “Ácido sulfúrico”, es una novela que publicada en 1999, recibió el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa. Hay cosas que por mucho que se expliquen, de verdad que no se entienden.
“Estupor y temblores” es una obra de corte autobiográfico. En ella, la autora relata su experiencia como empleada de la empresa Yumimoto, con sede social en Tokio, donde teóricamente realizó trabajos de orden administrativo durante un año, al cabo del cual renunció a prolongar el contrato (¡Biennn por los japos!).
El título de la novela hace referencia a la conducta que debían seguir los cortesanos ante la presencia del Emperador de Japón, o sea, mostrarse ceremonialmente estupefactos y solemnemente temblorosos. Y es que, más o menos, esta será la actitud que los jefes de Yumimoto obligarán a adoptar a la occidental señorita Nothomb, en una espiral de degradación que desde los formulismos corteses de un principio la llevará finalmente a ocuparse de los aseos, y, convertida ya en señora de los lavabos, a tener al día el suministro de papel higiénico para uso de los nipones culos ejecutivos, individuos que hasta para dar de cuerpo parecen seguir los dictámenes del código bushido.
El relato en sí, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta, es una tontá de apreciable calibre que hace que nos reafirmemos en lo ya observado en la anterior novela, que tanto aquélla como ésta son productos escritos por una niña pija, y por lo tanto, lleno de pijaditas y chuminaditas varias. Con todo, y fuera ya por supuesto de lo novelado, de la inane parte literaria, no dejan de tener interés los pasajes que a modo de crónica periodística dan cuenta y descripción de la despiadada y xenófoba sociedad japonesa metida en un rascacielos, características que doblan su intensidad cuando se refieren al mundo laboral y se triplican cuando además intervienen las mujeres. A este conjunto de usos algunos japanófilos lo llaman “seriedad y rigurosidad”. Servidor lo llama inmisericordia.
Para terminar señalo que también posee esta novela una extraordinaria virtud: Es muy corta. Pero en resumen, que si no han leído “Estupor y temblores” no se pierden nada, pero que si lo hacen, no me echen luego la culpa, ¿estamos?
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3 comentarios:
¿estamos? ¿somos? quién sabe.
pero ahora has hecho lo de "no pienses en un coche rojo". de todas formas si me lo topo por ahí como mucho me reiré y lo ojearé
los consejos de sap. Agradecido
nono, aunque sea tema japo no creo que lo lea, me da mucho coraje la gente que se pone la etiqueta de escritor y luego escribe en vez de hacerlo al revés, escribir y convertirse en escritor. por lo que has dicho me ha dado la sensación de que es eso lo que le ha pasado a la pija esta, no?
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