martes, octubre 11, 2016

Involución de la mano

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Ahora que se ha convertido en una residual artesanía, habrá que reivindicar la escritura a mano y valorar un papel manuscrito como uno de esos raros insectos voladores de las junglas de Borneo que perseguían los entomólogos con un cazamariposas. Yo lo hago: la reivindico, la valoro y la practico. A diario, con un hábito que ha adquirido la misma necesidad que tiene de lavarse las manos el que efectúa una autopsia a un enfermo de ébola.

Si como dijo el Divino Cegato, todas las aguas del Nilo están contenidas en la palabra Nilo, añado que todas las palabras están contenidas en la mina de un lápiz o en el cartucho de una estilográfica y que sólo hace falta poner la mano en movimiento para que fluyan completas, de trazo y alma, sobre el papel, sin importar lo que se cuente ni la calidad caligráfica de lo plasmado porque lo valioso es un dejarse llevar por la hipnosis de la tinta y el sonido que produce el plumín al rasgar el papel tal un pequeño arado que hiere la tierra, elementos ambos que componen el nacimiento natural de las palabras. Lo demás, teclados y pantallas, es ortopedia.

Esta involución, esta vuelta al origen, depara insospechadas satisfacciones: ¿desde cuándo no sentimos el placer de ir a comprar un cuaderno y de inaugurarlo con la mejor de las intenciones? Si además, esta ocupación de amanuense es un ejercicio indicado contra los desbarajustes del Alzheimer, no hay más que decir. Ya solo se necesita un poco de valor para enfrentarnos a cuerpo limpio a ese hombre o mujer que siempre va con nosotros. En la fotografía muestro mi trabajo. Nada hay ya tan mío, tan de mi propiedad como estos cuadernos que voy rellenando con la única tenacidad que mi indolencia me permite.
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6 comentarios:

Rebeca Osorio dijo...

Ooooooooh, y ni una tachadura. ¡Increíble! Bonita letra. Qué montón de cosas escribes!! ¿De qué se trata? ¿Diarios de memorias, cuentos, pensamientos.. de todo un poco?

Me ha ocurrido a veces que el trabajo me ha tenido tan pegada al teclado que no he tocado un bolígrafo ni un lápiz en días o semanas y de repente, al necesitar hacer una anotación, me ha resultado complicado recordar cómo se cogía el útil para escribir. Sin duda, escribir a mano no es lo mismo que nadar o montar en bici.

Espero que te prodigues más en tu propia casa.

Sap dijo...

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Tú lo dices: un poco de todo. Es como retomar el blog, pero ahora de manera manual y sin imágenes. ¡Hazlo también!

Gracias por tu comentario, BeKa.

:-)

FGMorilla dijo...

¡Qué te voy a decir de los beneficios de escribir a mano! Clamando en el desierto educativo arrasado por las bondades de las nuevas tecnologías. En los institutos hubo momentos en que se llegaban a sustituir los pupitres por mesas para ordenadores en los que era difícil escribir a mano. Un disparate. Afortunadamente esa moda no se generalizó. Y una cosa no impide la otra: la necesaria coexistencia de ambos recursos. Al final, todo está volviendo a su cauce, pero forzado por razones, como siempre, económicas. Es mucho más barato un cuaderno y un bolígrafo que un ordenador, sobre todo, si lo compran los propios estudiantes. Y además no se estropean y no hay que gastar todos los años un dineral en su mantenimiento.
Este verano leí al respecto este reportaje:
http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2016/07/05/actualidad/1467712651_508377.html
Un abrazo.

EL HIJO DEL HERRERO dijo...

No dudo que la práctica de la escritura a mano sea inclusa beneficiosa para la agilidad manual y mental, pero la eludo cuanto puedo.

EL HIJO DEL HERRERO dijo...

Quería decir incluso.

Sap dijo...

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Muchas gracias por vuestras visitas a mi casa virtual, Sres. Morilla y Carrasco. Hemos alcanzado un momento en que la escritura manual se ha convertido en un acto de rebeldía.

Un saludo.

:-)