Escenas íntimas de Lev Tolstói
En el
cuarto de baño el hombre se afeita frente al espejo. La navaja produce un
leve sonido de lijado al rasurar la barba de tres días que le oscurece el
rostro. Las partículas de pelo se mezclan con la espuma de jabón, forman copos
y caen al agua blandamente. Allí flotan como islas grisáceas que van a la
deriva. El niño se asoma agarrado al quicio de la puerta. Está asombrado. El
hombre de vez en cuando detiene su labor y lo mira de reojo. Se sonríe y vuelve
a la tarea. Se afeita el cuello a contrapelo. ¿Qué hace papá, eh?, le pregunta
al niño. El niño permanece callado, con la boca abierta. ¿Qué hace papá, eh?,
pregunta el hombre por segunda vez. El niño se pone el chupete y un segundo
después se lo quita. Traga saliva y también sonríe. ¡Atá!, contesta al fin. Sí,
afeitar. Papá se está afeitando. El niño vuelve a ponerse el chupete y sale
corriendo por el pasillo. ¡Atá, atá!, grita con júbilo. El hombre,
repentinamente furioso, se arranca de un manotazo la toalla que lleva alrededor
del cuello y lo persigue soltando insultos y maldiciones que hielan la sangre.
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2 comentarios:
Sapiente Sap: te habrás quedado "escansandp" con las pistas A, H, S y T.
Terminado.¿Necesitas prueba notarial para mndarme a casa el Ferrari?
AG
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No hace falta notario, hombre; tu palabra es suficiente. En cuanto a las pistas que mencionas son las necesarias para colmar de satisfacción al que resuelve el pasatiempo.
(De momento ya tienes el hilito de nailon que sujeta el pino/ambientador que cuelga del retrovisor del Ferrari).
:-)
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