Hace cuarenta años. Soy un niño. Es verano y nos dejan
jugar en la calle hasta muy tarde. La noche es muy oscura. Un amigo y yo
decidimos ir al quiosco de Ramón a comprar algunas chucherías. El quiosco dista
apenas cincuenta metros de nuestro patio. La lucecita del interior, junto con
los faros de los escasos coches que pasan, es lo único iluminado de la calle a
medio urbanizar. Mi amigo compra lo suyo y yo me decido por lo que llamábamos
"cajita de sorpresa", justo eso, una cajita de cartón que cuesta una
peseta. El contenido nunca es valioso —un cowboy de plástico, un reloj de
juguete o varios caramelos—, lo importante es desvelar el mínimo secreto del
contenido. Extraigo el regalo de la caja, que recuerdo como una simple figurita,
tal vez un indio o un cowboy de plástico como dije, pero no puedo evitar que se
me caiga al suelo, que dé unos botes y desaparezca en la acera tragada por la
oscuridad. Como no se ve nada, mi amigo y yo nos acuclillamos para buscarla
pasando a ciegas las manos por el albero que rodea el quiosco. No la
encontramos. En cambio, toco un pequeño disco metálico y lo recojo. Es una
moneda. Pero una moneda romana del imperio de Constantino.
Es la que muestro y aún conservo.
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6 comentarios:
Encantadora anecdota.
No se que me gusta más: como lo has escrito o que sea cierto. Que leches, aunque no lo fuera.
Me gusta. Son esas pequeñas historias que llegan.
Saludos,
Diego (Zoref)
Bonito relato Sap. Por una vez lo encontrado tiene más valor qu lo perdido.
Gracias
Una admiradora del blog de amm.
Un bien que por un mal vino. Sap, este relato maravilloso nos revela que la figurita de plástico, era un excelente explorador capturado en una redada policial (puede que su color rojo lo delatara)y fue recluido en un cubículo, en prisión preventiva, que ya anunciaba la futura Kinder-carcel, actualmente en decadencia por la mafia generacional de Bob Esponja.
Un saludo y gracias por los ratos que me haces pasar.
Me gustan mucho tus capítulos de memorias infantiles :)
...No sé si a su edad hubiese preferido encontrar al vaquero de goma... En todo caso, cabe imaginar alguna vieja momia romana dirigiéndose al kiosco a comprar con la moneda que usted encontró...
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