Creo que llegado a estas alturas (o más bien bajuras) de la vida, de mi vida, es el momento de comenzar a elaborar a modo de decálogo unas conclusiones acerca de esta cosa rara del vivir y del cómo vivir; de resumir en breves sentencias lo que entiendo fundamental de mi posición moral en el mundo; de intentar la exposición sintética de mis principios metafísicos y éticos, algo que, claro está me lleva a recordar la célebre frase de Groucho Marx: “Estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo más”.
Por supuesto, estos diez puntos iniciales están sujetos a reformulación, a ampliación o reducción de su número, etc, según pasen y actúen el tiempo y la existencia en mí mismo, en mi mismidad, como diría mi amiga Vichoff. Claro que también, cada uno de los puntos deben justificarse, desarrollarse, glosarse. Pero esto viene después, porque lo primero es ensayar la síntesis expositiva. Supongo que a tenor de ellos, de estos puntos, se hace evidente la influencia importante de las enseñanzas epicúreas, cimiento donde se basa el todavía frágil edificio de este decálogo. No pasa nada.
Punto 1. Solo existe la vida. La vida hay que celebrarla.
Punto 2. Somos azar y tiempo presente. No hay destino ni providencia.
Punto 3. Somos un cerebro. Somos un lenguaje. Nada más y nada menos.
Punto 4. Dios es una invención importante, pero irrelevante como personaje. No merece atención.
Punto 5. El fin es ser felices por medio del disfrute de los placeres naturales.
Punto 6. Hay que procurar el estado de serenidad y de ausencia de dolor.
Punto 7. No hay que creer. Hay que pensar. Hay que estudiar.
Punto 8. Solo la ciencia abre el camino del conocimiento.
Punto 9. Las virtudes más apreciables son la bondad y la alegría.
Punto 10. El propósito debe ser alcanzar la fraternidad biológica.
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Addenda: La pretensión de redactar un decálogo es contraria a los principios contenidos en este decálogo.
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5 comentarios:
No entiendo el punto 10.
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Pues seguro, Ángela, que me hubiera explicado mejor de haber dicho fraternidad ecológica. Esto incluye un aspecto polémico como sería el no comer carne, un objetivo a alcanzar no por motivos de salud sino de consecuente convicción. El invento de la carne sintética va a facilitarnos el camino a los que aún apreciamos el entrecot y el pata negra.
Gracias por tu visita y comentario.
:-)
Leído ese decálogo con conformidad y archivado en mi carpeta de "Textos"
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Hombre, tampoco el "decálogo" es un contrato de arrendamiento o un catecismo, sr. Carrasco.
Gracias por la atención.
:-)
Buen decálogo. Lo suscribo. Y a Groucho también. Araceli
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