domingo, septiembre 08, 2013

Damero Mardito, nº 52 (septiembre)

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Envejecimiento Activo 

No fue hasta cumplidos los diez años de su hijito, que los padres de Alfonsito Calvo Cerrato comenzaron a preocuparse de verdad, pues resultó que en vísperas de Reyes, Alfonsito no les solicitó, como hubiera sido lo normal en un niño de su edad, un juego de química, un scalectrix o una bicicleta, sino una boina y una garrota, confirmando así el reiterado deseo formulado un año atrás: “Queridos papás, yo lo que quiero es ser anciano”. 

Esta acusada gerontofilia, había llevado a los apenados papás de Alfonsito a muchas renuncias, la principal de la cuales fue a que se relacionase con otros niños y jugase con ellos. La alegación de Alfonsito no pudo ser más rotunda: “Queridos papás, ninguno de mis amiguitos sabe jugar al dominó y mucho menos al tute subastao”. Dicho lo cual, el pequeño berreaba hasta conseguir que sus progenitores accedieran a llevarlo a mirar tras los cristales, el salón principal del Hogar del Pensionista del barrio. Allí, con la nariz pegada al vidrio, la boca babeante de placer y los ojos bizcos de gozo, Alfonsito Calvo Cerrato contemplaba con envidia las mesas de juego ocupadas por abuelillos gargajeantes y vocingleros y esperaba con ansia los días en que se organizaban bailes de pasodobles, pues nada contentaba más a Alfonsito que escuchar “En er mundo” o “España cañí” o cualquier bolero de Machín imaginando que su pareja de danza fuera una abuela seducida. 

Por el contrario, gran disgusto fue el que se llevó nuestro amigo Alfonsito al comprobar que los dientes de leche que se le comenzaron a caer en cuanto alcanzó la edad apropiada, eran sustituidos por otros nuevos, pues creyó que el pacto establecido con el Ratoncito Pérez llegaría a hacer realidad su anhelo, esto es, que las encías le quedaran mondas y lirondas y que sus papás se vieran obligados a encargarle una dentadura postiza. 

Hoy nos hemos enterado que el que fue niño Alfonsito, convertido ya en Alfonso Calvo Cerrato, inspector de Hacienda, llegó a ponerse en manos del doctor Corchuelo, afamado cirujano estético, que le cobró un dineral por someterlo a una intervención que le dejó el rostro lleno de arrugas y el cuerpo ajado, para que posteriormente y haciendo uso de una triquiñuela legal, pudiera jubilarse con apenas cuarenta años y realizar así uno de sus sueños, viajar a Benidorm con el Imserso. 


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¿Qué dónde conseguir el Damero Mardito de este mes? Pues como siempre, en su kiosco habitual y gratis total; pinchando aquí: El Damero del Vecind(i)ario.



Solución al Damero anterior (nº 51):
A. Lombarda, B. Duplo, C. Untaré, D. Revoca, E. Rabino, F. Esteban, G. Ladre, H. Lábaro, I. Laya, J. Intenso, K. Muesca, L. Óleo, M. Nebulosa N. Eres, Ñ. Shoe, O. Aranés, P. Muesca, Q. Ahorrad, R. Rubicón, S. Goyesco, T. Ofelia, U. Sochantre.
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8 comentarios:

Vichoff dijo...

Qué grande eres, Sapristillo.
Ays, cómo te echaba de menos!
Cienes

Sap dijo...

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Hombreee, grande, grande, lo que se dice grande, pues no. Tú es que me miras con muy buenas gafas, Vichoff.
:-)

EL HIJO DEL HERRERO dijo...

Magnifico cuento. Me ha gustado, mucho, bueno nos ha gustado, porque también lo he leído a Asun.
Parece cierto lo que dicen que decía El Guerra: Que hay gente "pa´tó".
Tenemos en la familia un niño, un querido niño, porque siempre está de buen humor, conformista y sonriente, que a sus cinco añitos tiene claro que quiere ser, no ya figura del toreo como sería lo habitual, sino mayoral o ganadero, algo relacionado con el mundo del toro bravo. Desde los tres añitos aprox. madruga para ver los San Fermines. Sabe sus canciones. Conoce de divisas. Admirable pero extraño, porque no tiene antecedentes familiares, pero claro nada que ver con las singulares pretensiones de este Alfonsito.

Sap dijo...

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Hombre, Sr. Carrasco, muy impactante también el caso de su nieto, que tiene claro que quiere ser Notario.
:-)

EL HIJO DEL HERRERO dijo...

Sí, otra rareza en la que no había caído.
Pero responder otra vez obedece a que se me olvidó decir en el comentario anterior que ¡Hice el mardito damero en dos largas "sentadas"! y otra vez con lo mismo, por lo menos cinco, solo cinco palabritas sencilla, que permitan montar una trama, que no están ya los cerebros para "estrujarlos" de esa forma.

Sap dijo...

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No creo que sea pertinente su queja, pues en esta ocasión son 6 las palabras accesibles de un total de 22. Número más que suficiente para empezar a armar el pasatiempo.

Una solución demasiado fácil sería también irrespetuosa para el crucigramista.

:-)

Nicolás dijo...

Los niños vocacionales no son extraños. Los hay. Uno de ellos aparece en uno de los anuncios que más me han gustado últimamente:
http://youtu.be/MRAGBCFit2w

Pero un caso como el de Alfonsito...

Estos cuentecillos de niños, amigo Sap, me llegan al alma.
:-)

Sap dijo...

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Eres muy amable, Nicolás. Tú sí que tendrás, guardadas en tu almario, cientos de historias de niños sorprendentes y desconcertantes.
:-)