Olé mental, querido Watson
"Cuéntase —pero Alá es más sabio, más prudente, más poderoso y más benéfico— que cierto día Nasrudín, sumido como estaba en la pobreza, decidió hacerse ladrón. Sabía que el cadí Ben Ayyub atesoraba en su casa las monedas y las joyas requisadas a los deudores del fisco y determinó robarlas.
Provisto de martillo y escoplo, Nasrudín, con todo sigilo y amparado por la noche, comenzó a horadar el muro donde el cadí guardaba el tesoro. Ben Ayyub se encontraba ausente pues había viajado a la ciudad de Damman para participar en un juicio y en su casa, sus esclavos se habían sumado a la algarabía de las calles pues se celebraba el Aid Al-Ahad.
Cuando Ben Ayyub regresó, se supo víctima del robo. Nada quedaba en el cofre que guardaba en la alacena, salvo un rubí que como una gota de sangre proclamaba desde el suelo el latrocinio. Dándose a los diablos ordenó traer a su presencia a Alí Al-Hakim, jefe de su policía y famoso por su astucia. "¡Mira lo que me ha sucedido!", le gritó con desesperación, "quiero que detengas cuanto antes al hijo de la burra que cometió tal atropello en mi propia morada".
Alí Al-Hakim se paseó entonces por la alcoba donde se encontraba la secreta alacena, meditabundo examinó los rincones; en silencio, levantó alfombras y separó cortinas rascándose bajo el turbante. Al cabo, alzó su índice y dijo:
"¡Oh, Honorable Ben Ayyub, alégrate porque el caso está resuelto! Este robo sólo lo ha podido perpetrar el más tonto de los tontos. Y el más tonto de los tontos no es otro que Nasrudín. Ahora mismo daré orden a mis esbirros de que lo apresen".
"¿Pero cómo lo has sabido, sagaz Alí Al-Hakim?"
"Muy fácil, Venerable Ben Ayyub, porque solo a un tonto como Nasrudín se le ocurre practicar en la pared un agujero para entrar y otro para salir", dijo finalmente el policía; "pero Alá es Aquél a Quien pertenece la mayor sabiduría", remató cruzando las manos sobre el pecho.
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8 comentarios:
Que conste que ya hice el Damero Mardito.
Supongo que el cuento es de Las Mil y Una Noches. Es que hace muchos años des la última vez que lo leí y no recuerdo a Nasrudin.
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En absoluto, Sr. Carrasco, el cuento es una recreación propia sobre un viejo chiste de leperos.
:-)
¡C.ñ.! Este Nasrudín no puede ser otro que aquel Manolito "Pocas Luces" con el que compartí aula y pupitre en el cuarto curso de bachillerato elemental, y que siempre trataba de convencerme que él había vivido en otra vida en tierras de Arabia.
Tengo que localizarlo y pedirle disculpas por mi incredulidad.
Gracias Sap.
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Y seguramente Manolito Pocas Luces habría tenido paso franco al harén del sultán, Nicolás. En otras vidas pasadas nadie trabaja de albañil, se tiende a ser príncipe, patricio, gran sacerdote...
:-)
Excelente recreación, sapristillo.
Me gusta la idea del investigador con turbante diciendo lo de "Elemenal, querido..."
Cienes de besos desde la estepa.
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Gracias Vichoff. Fue un simple chistecillo.
:-)
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