El
Ángel del Mal, el Diablo Descalzo, adquiere la apariencia de niño pérfido para
recibir el Cuerpo de Cristo.
Para ello se tiñe de rubio parguela y se viste con un
uniforme de fantasía del Ejército del Aire. Su poder es tanto, que ha anulado
al resto de compañeros, y vacíos de contenido los trajes de marinerito, se
hacen apropiados para amortajar niños muertos.
Las niñas de atrás, en cambio,
rinden pleitesía al joven Luzbel ataviadas como pequeñas novias dispuestas a
consagrarle su virginidad en la
celebración de unos esponsales místicos.
Los 145 euros que cuesta el traje son
una nueva tentación del Maligno. Su compra es a la vez, la venta del alma del
comulgante por parte de los dichosos papás.
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9 comentarios:
Sí, sí, pero está en rebajas.
Es el relato más ajustado a la realidad que he leído sobre lo que empieza a pasar estos días en las tiendas de ropa para niños.
Muy buena la foto.
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Pero por muy rebajado que esté, no le compres nunca a Marina su vestidito en esa tienda, Ángela.
:-)
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Ya sabes, Sic, que el Maligno, para tentar a los hombres, gusta mucho de inmiscuirse en sus saraos y jolgorios... ¡si es que se lo ponen a huevo!
:-)
Hola Sapristillo, yo estoy de acuerdo en que estos son disfraces pero... sin necesidad de vestirlos de almirante o princesita creo que deben guardar alguna similitud con sus compis proque los niños son muy crueles y les hacen "de menos" por estas chorradillas.
Peor, mucho peor es que sus papis se empeñen para hacer una celebración "bodística" y aparentar lo que no tienen por aquello del "qué dirán"
Besoides, guapo.
Yo diría que este Luzbel está cruzado con el Capitán Nemo, por supuesto a través de fecundación in vitro de algún animal acuático. ¿No tiene membranitas en los pies? Si, Sap, hay que estar atento, la maldad acecha entre inocentes formas.
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Gracias Mar y Álvaro por vuestros comentarios.
Será que recuerdo el día de mi Primera Comunión como una jornada horrible que la relaciono con Satanás y todas sus castas.
:-)
El puto lazo del brazo me amargó el día.
El traje debía ser heredado por mis hermanos cuando dieran la talla.
Fue el chocolate que me saltó como si estuviera vivo...una pequeña mancha en La Mancha de Castilla la Nueva era mucho.
Verdaderamente si nos quitan todas esas tonterías, los hombres quedamos en nada.
Saludos, Sap.
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Gracias josemaría por tu comentario. En efecto, si nos quitan los lazos, quedamos en nada; sobre todo si nos quitan los lazos del afecto.
:-)
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