Dentro de las costumbres de este recetario de Todo a Cien, no digo yo que la ejecución que determiné para este plato sea muy ortodoxa (¿hay algo más aburrido que la ortodoxia? ¿¿y que un pope ortodoxo??), pero tampoco digo que con hambre somalí, Fumanchú, Charlie Chan, Mr. Wu o cualquiera de las criaturas chinescas tan caras al querido Abuelito y sus nietucos, fueran a hacerle ascos a una buena ración de este chopsuey, ni que se pararan a investigar si está hecho con wok con wak o como en este caso, con sartén tortillera. Fijo que los amarillentos caballeros jamarían que iba a dar gloria…Pero en fin, que dejando a un lado las disquisiciones y yendo ya directos al lío principiaremos por decir que lo primero que tenemos que hacer primeramente para dar vida a esta receta es marinar la pechuga de pollo en… Ah, perdón. Permítanme un introito antes de seguir: El chopsuey es un plato chino, pero inventado por chinos que estaban fuera de China, concretamente en los EE. UU., donde numerosos culíes se emplearon como cocineros para dar de fagocitar a las sudorosas y apestosas cuadrillas que tendían las vías del ferrocarril. El chopsuey es, por tanto, una comida de las de ‘esto mismo me vale’, que admite lo que le echen y que igual puede dar cobijo a la ternera, al cerdo, al pato, al gato, a la rata de alcantarilla, al palomo cojo o, como en este caso, al pechugamen de pollo…
Mas continuemos. Decíamos que lo primero que vamos a hacer es marinar la pechuga fileteada y cortada en tiras (medio kilito) en una mezcla de 5 cucharadas soperas de salsa de soja y 3 cucharaditas de azúcar. Tapamos con plástico y al frigo con ella durante 20 minutos lo menos. (Fig. 1).
Luego procederemos a cortar también en tiras zanahoria, puerro, cebolla, pimiento verde y pimiento rojo (Fig. 2). En amplia sartén lo saltearemos todo hasta dejar el material más bien al dente. ¡Ojo! No poner sal que con la que lleva la salsa de soja interviniente en la receta es más que suficiente.
En otra sartén o en la misma si es que tal cosa nos sale de la natura, y en no mucho aceite de oliva (los chinos emplean el aceite de sésamo, pero claro, ellos qué saben. Si no tienen los pobres aceite de oliva pues le tendrán que echar porquerías de esas…) freiremos ajo picado y una lata de brotes de soja; quiero decir freír los brotes de soja, no la lata. Especifiquemos que luego más de uno se hace en la picha un lío (Fig. 3). A ello añadimos el pollo y la salsa de soja que sobre tras el empapamiento… (Fig. 4) Una vez terminado el proceso mezclaremos todo, pollo y verduras, en una olla. Añadiremos medio litro de caldo Avecrem cañí con una cucharada de Maizena a modo de espesante y lo dejaremos cocer a fuego lento hasta que los líquidos reduzcan (Fig. 5).
Y poco más. Probamos de sal, rectificamos si es necesario y una vez espesado todo hasta el grado que nos guste, emplatamos con el acompañamiento de un cono truncado de arroz con curry, por ejemplo (Fig. 6). Aparte nos hacemos una simple ensalada de lechuga + cebolla & tomate, nos armamos con una buena barra de pan para empujar y mojar, una cervecita fresquita y ¡hala! a comer como el chino de la tienda de ropa de abajo. Y es que si no puedes con ellos, únete a ellos y que el Peligro Amarillo te incluya también a ti.
1 comentario:
Como siempre, haces sencilla y amena la receta. El resultado es que pasa uno un buen rato, y le entran ganas de cocinar. O mejor, de zampar!!!
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