En este octubre que acaba lozano y primaveral, ha estallado fuera de tiempo la silente cohetería blanca del azahar (se me perdone la cursilada). Un naranjo florecido como una sorpresa en mitad de la calle, en mitad del otoño, y cuya fragancia y porte son los de una muchacha adolescente que no se decide a guardar sus vestidos de tirantas.
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3 comentarios:
"...cuya fragancia y porte son los de una muchacha adolescente que no se decide a guardar sus vestidos de tirantas."
Excelente forma de decir las cosas.
¿Lo de la cohetería blanca hay que perdonar? Vaale. El azahar está encantado, seguro. Encantado y sorprendido,porque manejas las palabras como pinceles electrónicos de los que tapizan con ese punto de cruz virtual la imaginación de quien te lea.
GatoFénix
Muy bien defiendo en poco párrafo, solo decir que los árabes lo consideraban y consideran las flores en un árbol, para mí el árbol preferido y representativo de donde vivo y vengo Sevilla. Recordar también todo nuestro mediterráneo encantador donde florece al igual que en estos lares, suave y a la vez recordatorio de mejores tiempos.
Saludos.
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