lunes, diciembre 22, 2014

Damero Mardito, nº 63 (diciembre)

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 Vocaciones sin vacaciones


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La vocación de hacerse mecánico dentista, se despertó en Pedrito Ormaechea desde la edad más temprana, pues nada más tener acceso a ese material inédito y moderno que fue la plastilina, se dedicó a hacer moldes de los dientes que extraía a todos los borricos muertos que se encontraba por el campo. ¡Y no solo borricos! En pocos meses y gracias a la técnica de rellenar los moldes de plastilina con una aleación de estaño y plomo, Pedrito atesoró una valiosa colección de dientes y muelas de ovejas, cabras, vacas, perros y de los citados burros.

Fue el dominio y perfección de tal arte lo que le llevó a considerar el fabricar para su abuela Domitila (propietaria de una administración de Loterías) una dentadura postiza completa confeccionada con dientes de origen ovino y vacuno y con la inclusión de colmillos de un perro de aguas. Toda vez que los dientes metálicos los atornilló en unas láminas de plástico azul (porque las había recortado de un cubo de fregona) que hacían las veces de encías, el efecto que causaba el conjunto en la boca de la anciana señora, era sorprendente, pero a la vez, funcional, así que fue tanto el éxito de la dentadura postiza, que muchos vecinos desdentados le encargaron sendos modelos donde el bueno de Pedrito no dudó —siempre a gusto del cliente— en combinar muelas y caninos de diversos animales. Incluso a su primo Paquito Morilla, el delantero centro del equipo local de fútbol, el Centellas C. F., le sustituyó sus incisivos cariados por unos de liebre que le daban un cómico aspecto pero que eran inmejorables para efectuar una de sus grandes pasiones, esto es, roer los huesos de los pollos asados.

Con el tiempo, ¡oh, el tiempo, esa cosa tan jodidamente inaprehensible!, Pedrito Ormaechea obtuvo el deseado título de mecánico dentista, abrió un gabinete-taller en una selecta calle de la localidad y se casó con Antoñita Moreno, alias la Coneja, llamada así no por sus dientes sino por su facilidad para parir pequeñuelos, tanto, que hizo padre de sextillizos a Pedrito, a todos y cada uno de los cuales, los dotó de dentaduras postizas en miniatura que les colocó el mismo día de su bautizo. ¡Ay, cómo sufría la abnegada mamá dándoles el pecho a tan insaciables tragoncetes!

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Solución al Damero anterior (nº 62)
A. Boyardo, B. Muerte, C. Escofina, D. Líquenes, E. Tánatos, F. Zinc, G. Escapo, H. Rodelas, I. Enredado, J. Manganeso, K. Posees, L. Atanor, M. Teclado, N. Enjundia, Ñ. Alces, O. Momio, P. Útero, Q. Éfeso, R. Regalías, S. Trigal, T. Electas.

Acróstico: B. Meltzer, "Empate a muerte".
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