Siempre he pensado que si Ramón Gómez de la Serna no se convirtió en un diletante al uso fue a causa de su catadura de panadero. Lo de ser carirredondo y peinarse con la raya al lado debió ser determinante para la invención y el ejercicio de la greguería, por lo que esto mismo -su aspecto menestral- lo alejó de tentaciones por las formas más afectadas y pedantes. En consecuencia, su vanguardia fue la propia de un chamarilero del Rastro.
Leo estos días un libro de un humorismo amargo, su Diario Póstumo; y digo amargo porque este Ramón del exilio bonaerense, el que vive entre las estrecheces de los artículos impagados y que añora el Madrid que inventó, se sabe próximo a morir (no hay mas que ver su desoladora última fotografía.) Como no podía ser menos, el libro -el cuaderno- está repleto de greguerías, la materia en que acabó ahogándose en su Automoribundia.
En es.humanidades.literatura hemos estado greguerizando unas horas a cuenta de la bella palabra “balaustrada”. De momento estos son los resultados:
Blanca Barojiana:
—“Cada balaustre es una de las incontables patas del universo.”
—“Desde el abismo
de la balaustrada:
¡saltó la gallina!”
—“El corazón del balaustre, por mal de amores, se volvió forja.”
Sap:
—"A la balaustrada tendida de vías y traviesas se asomó el suicida."
—"Tres meses de dieta y la balaustrada quedó en barandilla."
—"Hay una balaustrada-tobogán que es el niño de las balaustradas."
—"La balaustrada sin tres balaustres es una balaustrada que desafina."
O’Flaherty:
—“Giró la balaustrada para subir y asomarse al cielo.”
—“El desliz por la balaustrada lo convirtió en un hombre santo.”
—“Los pechos de la joven hacen perder la serenidad a la balaustrada, cuando se apoyan en ella.”
—“La balaustrada sin tres balaustres simula boca de viejo.”
Jorfasan:
—“La ruina del aristócrata y el incansable salitre dejaron en barandilla la balaustrada de la mansión.”
—“El dios de los naufragios asomó a la balaustrada de la sonrisa que aquella vieja sirena nos regaló a la entrada del prostíbulo.”
Paco Z:
—“Para lustre el del balaustre.”
—“El balaústre con acento suena más.”
—“Mujer de piernas cruzadas embalaustrada está.”
—“Cuando a Tarzán lo rodearon de balaustres se fue la Chita callando.”
—“Mofándose, ‘Pendón de Balaustre’ lo llamaban desde que su suicidio fallase por, en el último momento, pillarse de la baranda.
—“Tenía tal ‘baranda’ que su odontólogo no tuvo más remedio que ponerle balaustres.”
—“No por mucho balaustrar dejó de ser escalera.”
—“La Justicia argentina es tan lábil que a los asesinos apenas los embalaustra.”
—“El hijo de Epulón tuvo corralito de balaustres.”
—“¡¡¡Y hablando de balaustres, qué decir de los que burló Romeo!!!”
Sebastián:
—“Me iba al exilio en vagón de tercera, y veía la sucesión de los postes como la balaustrada que me separaba del mundo.”
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