El mismo al que debieron festejar con risas hace un siglo es ahora imagen del horror, un divertido mamarracho que nunca sospechó que el tiempo lo convertiría en material de pesadillas. El sonido de sus palmas debe ser tan macabro como el de las trompetas de la muerte.
¡Ele, arsa! ¡Qué no farte de na!
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1 comentario:
de verdad ha habido un cambio de percepción??? y qué pensará la gente del siglo XXII de personajes como el pozí? mmm se parece sospechosamente al tipo este de orejas postizas
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