jueves, enero 27, 2011

Maravillas del Mundo, 12

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"Me como una y me cuento veinte"
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Pocos años después de la Tercera Recesión (15 de abril de 2038), nuestro querido Conductor, el doctor Rodríguez Wu Jintao, decretó la prohibición de la propiedad y uso de los ordenadores personales y vídeoconsolas que todavía muchos ciudadanos guardaban en sus casas desde los tiempos de la Gran Devastación, penalizando con dureza a los infractores.

El caso más llamativo dentro de nuestra vecindad fue el de Ougale Planck, que detenido por una patrulla de la K. A. V. cuando jugaba una partida clandestina de "Tennis for Two”, fue condenado a diez años de trabajos forzados en las canteras de Manchuria. La mirada que dedicó a los airados vecinos que observaban desde los balcones cómo era introducido en el aeromóvil policial, constituirá para nosotros una eterna fuente de remordimiento.

Era de esperar, por tanto, que tan drásticas medidas provocaran, como así fue, un resurgir de las viejas industrias del ocio y el rescate de actividades propias de nuestros bisabuelos. Alentadas por la propia Central Gobernadora y subvencionada la fabricación (pese a todo y a consecuencia de la carestía de las materias primas, los precios eran prohibitivos) de los nuevos productos, la vuelta del parchís, la oca o las damas experimentó un colosal éxito entre la población, dándose el caso de organizarse ligas y campeonatos en toda la extensión del Sector Ibérico.

Ilustramos la noticia con el formato más popular que apareció en el mercado. El que por tan sólo 975 Neokópecs hizo felices y amenas las largas noches del invierno postnuclear, cuando acogerse al amparo de unas brasas y a la luz de un candil de carburo hacía olvidar la dureza de nuestras existencias.


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2 comentarios:

Sergio Fidalgo dijo...

Me alegro que alguien más comparta la pasión por Roque III y el hombre blanco de Pilón. Veo que tenemos el mismo gusto exquisito por las joyas del cine español. ¿No serás también un fan de "El soplagaitas"? Un saludo! Sergio

J. G. dijo...

de aquellas épocas, buena evocación