viernes, junio 29, 2012

Movilgrafías: Los peligros del tabaco

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Uno de los laterales del ascensor del edificio que habito vuelve a convertirse en tablón de anuncios donde los vecinos exponen abiertamente sus cuitas. Si hace unas semanas se trataba de un anónimo orinador el que traía a mal traer a nuestro abnegado Presidente, es en esta ocasión una madre la que viendo en peligro la vida de sus hijos y de sus enseres avisa de los malos comportamientos de algún habitante de las plantas altas.

El llamamiento angustioso de esta mujer hace que nos solidaricemos con ella y olvidemos de inmediato las carencias de buena sintaxis y puntuación muestra su mensaje.
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6 comentarios:

Ángela dijo...

Y la ortografía, olvidemos también la ortografía. De inmediato. Ya no me acuerdo de nada.:)

Rebeca Osorio dijo...

Pues a mí me parece que la pobre mujer (yo también pienso que es una mujer aunque nada lo delata, ¿no?) por lo que realmente está preocupada es por las cortinas, no por los niños (al menos eso se deduce de su nota).

Rebeca Osorio dijo...

Una curiosidad: ¿no pillaron al señor que meaba dentro del tiesto?

Sap dijo...

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Jajajajaja. En efecto, BeKá; según el tono de la queja parece que las cortinas se encuentran antes que los niños en un orden de prioridad. Aunque el valor de niños y cortinas es siempre muy relativo.

(No. No sé nada de la identidad del meador anónimo, pero es que estoy muy desapegado de las historias del bloque).

:-)

Sap dijo...

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Ángela, la irregularidad ortográfica, sintáctica y puntual del mensaje, lo enternece. Incluso lo vivifica.
¡Niños y cortinajes, extraña mezcla puesta en peligro!
:-)

Pabellón nº 6 dijo...

Mi vecino es un fumador de ventana, en cualquier época del año y casi a cualquier hora, día y noche. No consume casi ningún cigarrillo más allá de lo que lo hacen tres o cuatro caladas, pero, eso sí, no hay vez que, todavía encendido, no lo lance a la calle con un latigazo del dedo índice retenido fugazmente por el pulgar.
Hasta que una vez, no era difícil adivinar que ocurriría, la colilla fue a dar a un montón de papeles que había dejado la de la farmacia al lado del contenedor y allí se armó un aquelarre espectacular, vinieron los bomberos y no se prendió un coche de casualidad.
Así que la nota de la señora, acertadísima.

Un abrazo