lunes, mayo 28, 2012

Movilgrafías: Incontinencia urinaria

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No sabía, hasta leer el cartel que apareció esta mañana pegado en el ascensor, que comparto vecindario en el edificio que habito con otro sujeto de conducta aún más reprobable que la mía (y ya van 35). Así lo señala el mensaje, donde se advierte una contumacia en el comportamiento de este individuo que nada tiene que ver con el alivio de una única y puntual emergencia de la que ninguno se encuentra libre. Lo que no aclara el texto, porque desde luego el redactor parece carecer de pruebas, es si el infractor es una señora o un caballero, pues ambos sexos son aptos para efectuar una micción en tales condiciones con independencia de la edad. Poco importa en todo caso, y tanto da que la criatura sea una dama de edad provecta como un díscolo mozalbete cuando el ruego presidencial es inequívoco: Cese en su actividad.

Con generosidad, el Presidente, ofrece las llaves de unos servicios comunes; pero algo nos hace sospechar que tan honrado gesto no va a ser atendido sino que el propio mensaje agudizará el problema, radicalizando la postura del anónimo meador/a, que más dispuesto que nunca a continuar con la mofa y con la befa seguirá colmando papeleras y haciendo del abnegado Presidente un ser con predisposición a emigrar a las Quimbambas.
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6 comentarios:

albertiyele dijo...

¿No serás vos el desgraciado, no?

Alvaro dijo...

No creo que el meador caiga en la burda trampa de llamar a casa del presidente para pedir la llave, se temerá, comprensiblemente, que caigan sobre él los swap y lo reduzcan y ya no llegue al borde de la amada papelera.

Sap dijo...

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Ssshhhhh!!!... Calla, calla, Albertina. Es uno de esos pequeños vicios inconfesables que padezco. Y digo padezco porque me genera grandes sufrimientos de orden moral.
:-)

Sap dijo...

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Álvaro, creo que lo mejor del mensaje es la firma del Presidente, que se ayuda de un signo de admiración. Así:

PRESIDENTE!

El hombre ha debido soltar un puñetazo sobre la mesa del ordenadorcito de casa. El hombre está cansado de que su autoridad se la pasen por el forro.

:-)

Rebeca Osorio dijo...

Podríais poner una cam oculta para pillar al infractor, y aprovechar las imágenes para pasarlas durante las reuniones de vecinos, cuando la situación se ponga tensa por alguna razón. Es posible que el desdichado sólo tenga un fuerte instinto animal y esté marcando su territorio.

(Esto me recuerda a uno de los primeros libros que leí -pertenecía a mi padre-: Una larga y cálida meada, de Álvaro de la Iglesia-).

Sap dijo...

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Famosa novela, BeKá; aunque como dije, las novelas de Álvaro de Laiglesia se parecían entre ellas como octillizos gemelos. Tal vez lo mejor eran sus títulos.
:-)