jueves, mayo 10, 2012

Placeres Mundanos, nº 25

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¿Es Ud. torpe, es Ud. un gandul o una holgazana? Pues cerdo y frutas


Ocurre en ocasiones que para señalar la incompetencia de una criatura recurrimos a la expresión “tú no sabes ni freír un huevo”, algo erróneo por completo ya que freír un huevo no es nada fácil pues requiere de un arte y unas disciplinas coquinarias cuyo dominio sólo se alcanza tras años de práctica. Por lo tanto, mi propuesta pretende sustituir tan desacertada frase por otra más ajustada al pequeño rapapolvo: “Andaaa, quita, quita de ahí que tú eres tan torpe que no sabes preparar ni un solomillo de cerdo con manzanas y ciruelas”. Ahora sí, ahora sí que podemos causar la vergüenza del motejado de inútil.

Así que para ellos, pero también para todos los que entienden que la cocina se basa en sencillez de preparación + rapidez de ejecución, traigo esta propuesta que sin duda hará las delicias del aficionado, tanto torpe como holgazán, pues aúna perfectamente las dos premisas citadas. Se trata, como digo, del solomillo de cerdo con manzanas y ciruelas (fig. 1)



Veamos. Dependiendo de los comensales que nos van a gorronear y el hambre que traigan dispondremos entre uno y dos solomillos de cerdo que cortaremos en trozos hermosos como de ración. Pero ¡ah, que no se olvide un detalle!, una hora antes, maceraremos en coñac un buen puñado de ciruelas pasas (fig. 2) Al efecto eché mano de un coñac chungaleta, pero de gran capacidad evocativa: coñac Terry, el de la malla amarilla que nos poníamos de niños en la cabeza para parecer personajes goyescos.

Okey, basta de detalles pictóricos y prosigamos: Efectuadas tan sencillas operaciones procederemos a sellar la carne con alegre fuego, haciendo descansar los cachos en amplia sartén aceitada con un par de cucharadas de óleo (fig. 3). Una vez apartados los trozos los salpimentaremos (fig. 4) y pasaremos a trocear un par de manzanas y una cebolla grande (servidor utilizó dos pequeñas de esas moradas tan azucaradas por lo que decidió emplear manzanas ácidas para contrarrestar tanto dulzor, que es mu malo para la ciática) (fig. 5).


 Bien, tras ello, el aceite empleado en el sellado más el correspondiente juguillo obtenido, lo verteremos en una olla rápida a la cual añadiremos la carne, claro, la manzana, la cebolla y el coñac de la maceración. Tapamos la olla, le damos caña y en cuanto empiece a salir el pitidito contamos del orden de 8 minutos, tiempo que podremos emplear en jugar una manita rápida de parchís si tenemos la suerte de que aún nos viva nuestra abuela.


Concluida la cocción, dejamos que la olla —qué bonita rima tiene la palabra— pierda presión, abrimos y completamos  el mejunje con las ciruelas pasas ya hidratadas. Removemos (la manzana y la cebolla formarán como un puré) y dejamos que cueza todo a fuego lento dos o tres minutillos más (fig. 6). Ya está. El plato está listo para servir. ¿No querían rapidez?

Confesión: El semi-desastre ocurrió con la guarnición ya que para acompañar el plato preparé unas patatas al horno cortadas en tiras, pero dado que se me olvidó aceitarlas, al final se me quemaron de manera harto curiosa. Así que la soberbia composición que muestro en la foto final con hojita de lechuga inclusive, se afea un poco por culpa de las malditas patatas. ¿Pero qué pasa?, ¿es que acaso ustedes son infalibles o qué?, ¿qué pretenden?, ¿hundirme en el desprestigio? Miraaaa, miraaa ahí don Perfecto y doña Perfecta… Huuuuuuuuy, todo lo hacen bien… Huuuuuy, nunca la cagan... Qué gente más odiosa son Uds.



En contrapartida y para demostrar que hasta de manera muy indirecta del cerdo todo se aprovecha, la quemazón de las patatas produjo un objeto al que el azar le ha dado categoría de artístico. El papel vegetal dispuesto sobre la bandeja del horno, tomó inopinadamente estos colores y estas texturas. Vamos, que mañana o pasado lo mando a enmarcar. ¿La época de Mali de Miquel Barceló? Bah, ríanse de ella al lado de este prodigio:

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6 comentarios:

Ángela Marcos dijo...

Pero ¿existe todavía el coñac Terry o es que aún te dura? Y ¿qué me dices del Fundador? Está como nunca, está como nunca, está como nunca... ¡Fundador!
Oye, la patata quemada, efectivamente, me encanta. La foto, digo, no el sabor.
Y en estos lugares míos, donde no se encuentra el coñac Terry (nunca me dado por buscarlo, lo confieso), ¿con qué podría yo sustituirlo? Ah,ya sé con el vino que hace mi esposo. Salgo ahora mismo a comprar los solomillos.

Sap dijo...

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Pues sí Ángela, sigue existiendo el coñá Terry y hasta convive con el Fundador, el Veterano y con el Soberano, aquél que era "cosa de hombres".

No entiendo cómo la casa Terry no se ha expansionado hasta alcanzar Ciudad Veloz. A los sioux les tiene que encantar. ¡Hazte representante!

Gracias.
;-)

Ángela Marcos dijo...

¡Eso, eso, tú dame ideas, como si no tuviera yo bastante! Te envío esta noticia del New York Times para que veas que hacerme representante de Terry puede no ser la mejor idea del mundo en territorio sioux.

http://www.nytimes.com/2012/05/06/opinion/sunday/kristof-a-battle-with-the-brewers.html?_r=1&ref=nicholasdkristof

Alvaro dijo...

Observo que la botella de vino ha quedado terriblemente menguada, así que no me sorprende la creación de tan artísticas chamusquinas, ¡habrá salido ardiendo el alcohol!

Nicolás dijo...

Calificar con categoría de artístico el estado del papel vegetal, tras el achicharramiento de las pomme de terre, sólo puede ser debido a una particular observación de lo que el resto de la humanidad denomina arte. O a la ingesta del Terry sobrante. Por lo demás, querido Sap, hemos comido a cuerpo de rey.
:-)

Sap dijo...

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Álvaro y Nicolás, gracias por vuestro interés culinario. El vino era un blanco del Penedés, el apreciado Bach; botella que ya llegó menguada a la mesa por los tientos dados durante el proceso. Luego nos vimos en la obligación de abrir otra.
Lo único que faltó en la cocina era aquella muchacha del Terry que se paseaba en un caballo blanco, Nicolás.

:-)