lunes, noviembre 28, 2011

Placeres Mundanos, nº 23

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Patatas estilo cajún: Cuestión de mojar.

        Para Maties Oliver.

Como sabe un ínfimo porcentaje de la población mundial, los cajún o acadianos son un grupo étnico originario de Canadá que se estableció al sur de Louisiana, en Estados Unidos. Los cajún hablan un dialecto del francés y se concentran sobre todo en la ciudad de Lafayette, lo que junto a su personal música y a su cocina criolla, los convierte en un grupo singular. Ejemplo de lo último es la receta que traigo hoy para Uds. a mi Cocinita de la Señorita Pepis, unas patatas al “estilo cajún” la mar de fáciles de hacer y que proporcionarán al cocinero/a encendidos elogios por parte de los comensales a poco que se esmere.

El proceso es tan sencillo que da vergüenza explicarlo. Veamos; lo primero es hacerse con unas buenas patatas nuevas. Las lavaremos muy bien lavadas, incluso haciendo partícipe del lavatorio a un estropajo ya que nos las fagocitaremos con la piel puesta. Una vez tengamos los tubérculos bien escamondados los cortaremos en gajos de tamaño generoso (fig. 1 y 2), nada de patatitas víctimas de la anorexia. No. A continuación le damos a estos gajos un nuevo chapuzón para descargarlos de almidón y una vez escurridos los metemos en una bolsa de plástico (fig. 3). Sí, una bolsa cualquiera con tal de que no esté agujereada. La que yo empleé provenía de la Carnicería Joaquín, que es quien me surte de bichos muertos, y como se observa en la imagen es una bolsa de un corriente, moliente e impoluto blanco.


Metidas las patatas en la bolsa iremos añadiendo los siguientes elementos:  Un buen chorreón de aceite de oliva, zumo de limón, pimienta negra recién molida, hierbas y especias variadas (servidor empleó canela, comino, orégano y hierbas provenzales). Para terminar seremos generosos esparciendo sobre las patatas un par de cucharaditas de pimentón — si es de la Vera mejor que mejor— que puede ser dulce o picante, según nuestras pretensiones (fig. 4).

Seguidamente cerramos la bolsa con dos nuditos bien apretados y masajeamos el conjunto, lo sobamos, lo magreamos como a las carnes de un ser deseado y lo dejamos reposar para que las patatas se impregnen bien del aliño. La bolsa entonces, claro está, presentará el aspecto de las que utilizaba Jack el Destripador para hacer sus mandaos (fig. 5).


Transcurrido el tiempo, 20 ó 30 minutos en su cárcel plástica son suficientes para que las papas se aderecen en condiciones, disponemos papel de hornear sobre una bandeja de lo mesmo y sobre ella iremos colocando las patatas en formación cuasi hoplita (fig. 6). Le damos caña al horno hasta los 250º y una vez precalentado metemos el ejército patatero en el interior durante unos 20 minutillos (fig. 7). Poco antes es conveniente esparcir una pulgarada de sal sobre la tropa patatil. El resultado final es el que se aprecia en la imagen junto a dos sencillas salsas que elaboré para acompañar con mojamientos. La una es el resultado de mezclar yogur natural con mayonesa, perejil picado y un golpe de pimienta. La otra, picantona, nace de maridar kétchup con miel, mostaza, y un chorrito de tabasco (fig. 8).

Hala. Terminado. Pero si son Uds. Unos jartibles y quieren recrearse en la ensoñación de que se encuentran en los pantanos de Louisiana invitados por una familia de cajunes, pinchen aquí abajo para obtener un bello fondo musical mientras disfrutan de sus patatas:

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4 comentarios:

albertiyele dijo...

Qué cosa con el comino! Ponele romero, que le va tan bien a las papas; orégano, tomillo, nuez moscada, pero comino, comino!!!! Puajjjjjj
Las voy a hacer. Esta noche misma se las encajo de cena. Ahora mismito me voy a pasar la tarde reventándome unos granos (me contagiaste), secándome los lagrimones, lavando papas y busqueteando por los cajones de la cocina una bolsa de plástico sin ningún agujero. Llueve. Llueve muchísimo.

Preocupín dijo...

Coño, ha sido ver tu receta y pensar en Fats Domino, todo uno. Y es que de la comida cajun solo conocía el Jambalaya, que comí una vez por nostalgia musical en un sitio infecto que imitaba en el norte la comida del sur. La canción original la había usurpado H. Williams de la tradición cajun, creo, pero reconozco que a mí me gusta la versión de F.Domino, que después de todo es de Luisiana y se habrá puesto ciego de Jambalaya muchas veces, y seguro que también de patatas como las tuyas. Un saludo.

Fernando Ugía dijo...

Cuñao, eso tiene muy buena pinta, pero en lo del comino estoy con albertiyele. ;-)

Anónimo dijo...

"...lo dejamos reposar para que las patatas se impregnen bien del aliño"... por favor, ¿cuánto tiempo?
Gracias. Es la primera vez que leo las entradas gastronomicas, aunque soy reconocido seguidor e las ediciones del vecindario. Enhorabuena por su trabajo.