lunes, enero 23, 2012

Placeres Mundanos, nº 24

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Espirales de hojaldre relleno, estreno de brocha


Toda vez que en el reparto de regalos del ‘Amigo Invisible’ efectuado el pasado Día de Reyes me tocó en suerte una brocha de silicona para la cocina, necesitaba una receta adecuada para estrenarla. Sabiendo de mis ansias, mi amiga Kate, presidenta del Club del Bacalao de Hortaleza, me instó a conocer de su mano los secretos del hojaldre, sugerencia que acepté de inmediato porque soy fácil para dejarme querer y porque la receta que me propuso parecía a priori muy atractiva y adecuada para saltarse a la torera sus indicaciones. El resultado es tal el que presento, estas espirales de hojaldre con queso, jamón y gambas.

Bueno, lavadas muy bien lavadas las manitas, surtidos de los ingredientes que vamos a precisar y ataviados con el delantal, comenzaremos el proceso: Lo primero es hacernos de una masa de hojaldre de las que venden en los refrigerados del super/hiper. La amiga Kate me recomendó el hojaldre del supermercado Lidl, pero como tal establecimiento me caía a trasmano el día que me puse a jugar a las cocinitas, lo sustituí por hojaldre marca ‘La Cocinera’.  Fue al desplegar sobre la encimera el enrollado producto cuando me llevé la sorpresa de ver que la fina masa era redonda, no rectangular, que parece una figura más indicada para esta receta. Dio igual, porque armado de valor tiré palante.

 
Lo primero fue pelar como un ¼ kg de gambas gordas y crudas y dejar sus cuerpecillos descabezados descansar sobre papel absorbente (fig. 1). Desplegado, como dije, el círculo hojaldresco sobre su papel protector, dispuse una capa de queso en lonchas (fig. 2). Realmente, alicatar de cuadrados una superficie redonda es un agudo problema geométrico que solventé con mi no menos agudo ingenio y el recuerdo de Mondrian. Tras el estrato quesero, sobrepuse otro de jamón serrano de gama chunga —tampoco merece la pena tirar de pata negra— que consideré mejor que el jamonyó de la receta original (fig. 3). Para terminar, coloqué las gambas en pelota en formación regular tal como puede apreciarse (fig. 4)

Tras esta primera fase vino la ejecución del enrollado (háganlo prieto, por favor), operación que se iba completando con pliegues laterales para que el contenido no se desparramara. También, con un tenedor, fui haciendo perforaciones en la masa a medida que se iba formando el cilindro para facilitar su cocción (fig. 5). El resultado —¡no se alarmen señoras!— es esta especie de somolotroko, esta especie de pollo grande que de ser oscuro hubiera parecido cierto miembro amputado de un mandingo (fig. 6). Armado de un cuchillo afilado corté en rodajas de 2 cm el cilindrazo relleno (fig. 7) que una vez colocadas en la bandeja de horno sobre el mismo papel protector barnicé de huevo batido dándole finalmente sentido funcional a la brocha de marras (fig. 8).

Precalentado el horno a 200º, introduje la bandeja, aminoré la temperatura a 180º y dejé que el chisme funcionara durante 20 minutos. Antes de sacar el comestible apliqué un poco de ventilador/gratinador 5 minutos más para dorar las ruedecillas y, ¡hala! se terminó el proceso. El resultado fue el que muestra la imagen final, una cosa muy fina que acompañada de una ensalada de rúcula y pepino y regada con un vinillo joven, constituyó motivo de aplauso entre los comensales. Concretamente dos, porque los otros… o a uno no le gustan las gambas, a otro no le gusta el hojaldre, a otra no le gusta el queso…  Y es que a esta gente vulgar los sacas del huevo frito con papas y los descolocas. Que les den, pero morcilla.


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4 comentarios:

Ángela dijo...

¿Y qué tal quedaría eso con queso Provolone? Se me ha ocurrido mientras pensaba en lo de rellenar un círculo con lonchas cuadradas. Ya sé que el Provolone no resolvería esta cuestión, sino que la agudizaría aun más, pero es lo que me ha venido al celebro.

Sap dijo...

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Supongo, Ángela, que cualquier queso le puede venir bien a esta recetilla, aunque tal vez el provolone sea un poco fuerte. ¿Qué tal el emmental? Fuera de ello esta receta admite todas las variantes. De hecho, la original de Kate no lleva gambas sino dátiles y el jamón es de York.

Se me olvidó anotar que la sal del jamón es suficiente; que no hay que añadir más, vamos.

Es muy fácil, así que anímate.

Gracias.
:-)

K. Whitmore dijo...

Cuentas bien hasta las recetas, qué pulso sosteniendo la intriga hasta el final!
La Kate está encantada de que la desobedezcas y ensayes nuevos rellenos que luego ella te copieteará fielmente ;-P'' (slurp slurp... )
Gracias por tu fe en mis sugerencias, Sapete :-)))

Sap dijo...

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De nada y a mandar, Kate.

Sólo añadir una coda: Ojito de no añadir naaaada de sal, ya que el jamón suelta toda la suya en el horneado.

:-)