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En estos malhadados tiempos de ultracorrección política y social, el cuerpo pide a veces una dosis de irreverencia o, como en este caso, de humor negro.
El ejemplo que hoy traemos a colación, "Romance de la niña desahuciada", se debe nada más y nada menos que a la pluma del gran Luis Sánchez Polack "Tip", que lo publicó bajo el pseudónimo de Luigi Sametegal en la revista "Hermano Lobo" de felice memoria. Lástima no tenerlo vivo para escucharlo en su propia voz. Pero es fácil imaginarlo.
Romance de la niña desahuciada
Las hermanas eran tres
pero sólo dos jugaban.
La mayor con sus vampiros;
la segunda, con sus ratas;
juega, juega que te juega
según las normas cristianas.
La más niña de las tres
era inútil que jugara:
tenía una pupa abierta
de esas que tiran de espaldas.
Las hermanas eran tres
pero sólo dos jugaban.
"Que se muera, que se muera"
cantaban las dos más sanas.
Para animar a la enferma
ellas cantaban, cantaban.
Pero la enferma era sorda,
no oía nada de nada.
Con estrellitas podridas
soñando la niña estaba.
Las hermanas eran tres
pero sólo dos jugaban.
Entrara, en esto, la madre
con su habitual tajada:
—A ver, ¿con qué se entretienen
mis dos hijitas, tan plácidas?
—Yo hilo un vestido de luto
yo hilo un vestido de gala,
para lucirlo a la muerte
de mi desahuciada hermana.
—Yo clavo clavos de oro
en este ataúd de plata:
hay que alegrar el sepelio
con destellos y con palmas.
—Y mi pequeña la ociosa,
¿qué tiene que no hace nada?
¿Por qué no cuentas tus horas
ya que las tienes contadas?
—No espero bodas ni príncipes,
me río de la esperanza,
yo tengo el alma y el cuerpo
oliendo a queso de Parma.
Con la sonrisa en los labios
la oían las dos hermanas.
Al no haber nada que hacer
todos la menospreciaban.
Las hermanas eran tres
pero sólo dos jugaban.
La noticia de su muerte
alegró toda la casa.
A la madre preguntaron
—¿Qué dura el luto de hermanas?
—Si trabajáis, dura poco,
echadla a las alimañas...
Y la sacaron corriendo
por una puerta excusada.
Como si fuera el encuentro
del novio que ella añoraba,
se la echaron a las fieras
y a los mastines de raza.
Las hermanas eran tres
pero sólo dos jugaban.
Y aquí termina la historia
de la niña desahuciada.
Moraleja: ¿Qué es más grave,
tener pupitas o hermanas?
Luigi Sametegal
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5 comentarios:
Extraordinario. Y muy sintomático de cómo los tiempos han ido mutando en el pluche de lo que fueron, escondiendo el humor negro y cruel tan español a cambio de esa universalización de la cursilería en que la cultura universal ha venido a degenerar... ¿Se imagina alguien a uno de los monologuistas habituales de hoy declamando este romance sin que veintisiete asociaciones pías y progresistas se le echen el cuello? ¿Creen que un Marco Ferreri podría hoy rodar filmes como "El cochecito" sin ser condenado a la hoguera por hacer mofa con los discapacitados?
Don Tip, y el Hermano Lobo en general (con Chumy y Summers a la cabeza) no pasarían en esta era desleída la censura de lo políticamente correcto, tan agradable, por otra parte, a la pacatísima "izquierda" que reige nuestros destinos... Quién te ha visto y quién te ve...¡Ni sombra de lo que fuiste!
Mutando en un peluche, quise decir, infantiloide y kitsch...
Me sumo a la opinión del Abuelito.
Saludos
azx
Tenía yo una cuenta de Google, con identidad de esas y todo, pero ¡mardita sea mi estampa! se me ha olvidado...
Es que al hilo de la conversación no he podido por menos que acordarme de mi inolvidable, mi admiradísimo Jorge Llopis... ¡Aquellas mil peores poesías de la lengua castellana! ¡Aquellas incomparables "Noches fúnebres"! ¿Os acordáis?:
"Pernoctar no es ningún acto
que precise un tono docto;
y yo, fúnebre e indocto
aunque espíritu selecto,
si encuentro un sitio perfecto
para pernoctar, pernocto."
¡Mmmmm!
Reverencias sin fin al dueño del blog de su corresponsal en Yakitori:
Setsuko Yamaka
Supongo que ya lo sabrás, pero ahí va eso: La Revista Hermano Lobo está íntegra en la web:
http://www.hermanolobodigital.com/
bueno, po ezo...saludos :)
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