martes, abril 13, 2021

Kratos Morretöl, "Anochecer en el mar de Prazdi" (1911)

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"Toda vez que era originario de las tierras de interior, el mar siempre ejerció en Kratos Morretöl un atractivo cercano a la fascinación; tanto es así, que siempre que tuvo ocasión, dedicó buena parte de su obra a plasmar el eterno vaivén de las olas, la fuerza devastadora del temporal y la plasticidad cromática de los amaneceres y los ocasos, como ocurrió durante el viaje de estudios a la costa de Prazdi que realizó junto a su amigo Petron Alôrsh, becado como él por el Departamento Nacional de Artes. De aquellos días —"seguramente, los más felices de mi vida", como declaró Kratos muchos años más tarde en su autobiografía—, aparte de un buen número de obras, el artista guardó el recuerdo de un puñado de sabrosas anécdotas, como la del día en que fueron engañados por unos pescadores de Jorgän, que haciendo gala del carácter bromista de las gentes del lugar, les hicieron internarse en una zona del mar infestada de medusas, a consecuencia de lo cual, Petron perdió para siempre buena parte de la sensibilidad de una pierna, dada la cantidad de dolorosas picaduras que recibió. En el cuadro de hoy, el espectador atento podrá adivinar dos figuras de bañistas a la derecha de la obra. No son otros que los dos amigos disfrutando de un baño bajo la última luz solar, días antes, claro está, del encuentro con las medusas..."

(Alejandro Ulloa, "De pintores y de sus pinturerías")

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