miércoles, agosto 05, 2020

Notas para una posible biografía de Julián de Capadocia, 12

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12

El hecho que precipitó la prejubilación como empleado de Telefónica de Julián de Capadocia, fue un accidente de tráfico (lo atropelló un ciclista) que, aparte de producirle lesiones irreversibles en una pierna, lo mantuvo ingresado en el hospital durante una veintena larga de días. Fue allí, en el hospital, donde el grupo de compañeros de trabajo que vino a visitarlo, le hizo entrega de un regalo que lo puso muy contento: nada menos que una esfera de cristal. "Como siempre nos estás dando el latazo con lo del Ser y el Todo y las dichosas esferas, pues los muchachos y yo habíamos pensado que...", dijo Gutiérrez.

Nada más tenerla en sus manos, Julián comenzó a acariciar aquella esfera de cristal incoloro y purísimo —pues no se observaba en ella la mínima mácula en la superficie, ni siquiera una burbujita de aire aprisionada en su interior— con un placer que transmitió a los visitantes e incluso a su compañero de habitación (un señor operado de escoliosis llamado Gregorio). "Es el mejor regalo que podríais haberme hecho, amigos. Seguro, que con un poco de práctica, hasta podré escuchar la música que desprende...", dijo Julián mientras algunos de ellos se daban con el codo y sofocaban risitas. "Venga, Julián, deja ya la bola, que te pareces a Rappel. Nosotros nos marchamos, que ya está aquí la enfermera con la cena... Pero qué guapísima es usted, señorita enfermera" (Gutiérrez era y sigue siendo un hombre anclado en el pasado).

Aquella misma noche, y de cama a cama, Julián de Capadocia entabló una interesante charla con su vecino, teniendo la bola en su regazo: "Mire, amigo Gregorio, esto es la perfección de la forma —y cuando decía esto, elevaba la esfera sobre las puntas de los dedos extendidos de su mano derecha—. Una bella metáfora del Ser que se lleva representando desde los tiempos pitagóricos y la escuela eleata, aunque luego se comprenda que el Ser no pudiese contenerse en una esfera en tanto que es la totalidad, porque si la Nada no es, está imposibilitada para rodear algo ¡y mucho menos el Ser!, por lo que la teoría del Big Bang debería ser desechada; pero, ojo, ello no resta la más alta belleza a esta geometría sin caras, sin posible perspectiva, el más adecuado objeto de meditación que pod...". Para cuando llegó a lo del objeto de meditación, hacía ya rato que su compañero de habitación se había quedado frito, borracho de oxígeno y sedado de valium.
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