tag:blogger.com,1999:blog-139999142024-03-13T00:24:14.351+00:00LA VIDA CON ESTA GENTEun mundo al alcance de cualquieraSaphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.comBlogger510125tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-68243292028309444802024-02-26T13:41:00.000+00:002024-02-26T13:41:28.890+00:00El oboe<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTOecjwdANRyLLChvDyCy7BOWKm29tJIpk-IE0sdhwcGSwurXjmjUdP22XZKVCkqC2LQxu_g83Mmp4_em9dptVeyXUD14r7Q5AmSd1sgng1WQn3ND_8sRx5sk2cFTRumXIQ8PwcCnex6Rpm_jjeb92wX1djJTTN7sZER_arLcOrAYSVBcsl__n/s300/oboe.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="300" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTOecjwdANRyLLChvDyCy7BOWKm29tJIpk-IE0sdhwcGSwurXjmjUdP22XZKVCkqC2LQxu_g83Mmp4_em9dptVeyXUD14r7Q5AmSd1sgng1WQn3ND_8sRx5sk2cFTRumXIQ8PwcCnex6Rpm_jjeb92wX1djJTTN7sZER_arLcOrAYSVBcsl__n/s1600/oboe.jpg" width="300" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">EL OBOE</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Ayer se presentó la prima Patri en mi casa creyendo que estaba la señora Sapa; pero no, no estaba. La llamamos prima, pero en realidad es una prima segunda de mi mujer. Vive cerca de nosotros con su madre, que es la prima de mi suegra. Total, para no liarnos con los parentescos, que llegó la Patri a mi casa.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Y va a tardar mucho mi prima?</div><div class="separator" style="clear: both;">--No creo, tiene que estar al llegar. Ya tiene que haber salido de lo del aerobic.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Ah, vale, pues la espero entonces.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Qué te apetece, un té, una cocacola?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Si vas a tomar tú algo sí, si no, no. ¿Un café?</div><div class="separator" style="clear: both;">--No, café no sé hacer con la máquina nueva. Té o cocacola. Bueno, o colacao.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Bueno, pues té.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Té para la señora.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">La Patri es una de esas personas de las que se dice que ha tenido mala suerte en la vida. Ha ido dando tumbos de unos estudios a otros, de un trabajo a otro y hasta los novios le duran muy poco. Tiene cincuenta años largos, pero aparenta muchos menos. No es que sea guapa, pero tiene su atractivo. Yo se lo digo muchas veces con la Sapa delante.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Hay que ver, Patri, con lo buena que estás todavía y la poca paciencia que tienes con los tíos.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Bah, los tíos son unos pesados.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Déjala de tíos, con lo bien que está (dice la Sapa).</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Total, que cuando volví con el té, una galletas y una cerveza para mí, me encontré a la Patri como lloriqueando, pugiendo con un pañuelo en la nariz. "Ofú, ya trae ésta otra desgracia", pensé yo.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Qué te pasa Patri? Anda, cuéntame.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Le dí un rato y cuando se tranquilizó y le dio el primer buche al té, empezó a soltarse.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Po na, Sap, que se lo iba a contar a mi prima; que la semana pasada conocí a un muchacho.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Anda, no me digas, ¿otro? ¿Y cómo fue eso?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Po na, que fui con mi amiga Charo, ya sabes, la hija de Pedro, el mecánico, el del taller; pues fuimos las dos a un concierto en la Sala Turina, que nos habían regalado dos entradas en el trabajo a las dos.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Debo decir que la Patri es una gran melómana, aunque sin ningún tipo de formación académica. Pero parece saberlo todo sobre música sinfónica y ópera. Hasta toca muy bien el piano. De oído, claro.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Y de qué era el concierto, Patri?, le pregunté falsamente interesado.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Bueno, era música de cámara, un cuarteto de cuerda muy bueno, el Ensamble Il Fuoco, ¿los conoces?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Nop. Ni idea. ¿Y qué tocaron?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Psch. Eran buenos, pero traían un repertorio muy trillado. Cosas de Vivaldi y de Boccherini. Figúrate.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Estás ya mejor?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Sí, sí, no te preocupes. Vaya sofocón en un momento.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">En esto que llegó la señora Sapa.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">******</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--¡Anda, si está aquí mi prima!, ¿qué haces, niña?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Mira, que me pasaba y tu marido me ha invitado a un té.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿A un té?, ¿este inútil sabe preparar un té? Bueno, ¿qué te cuentas? Ay, déjame que me duche antes, que vengo sudadita.</div><div class="separator" style="clear: both;">--No, no, si me tengo que ir. Espérate. Que venía a contaros lo del otro día y ya me voy.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Aquí la Patri la puso al corriente.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Bueno, ¿y entonces?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Nada, que seguimos charlando en el descanso que hubo y tal. Él venía solo. Pero de verdad, Sapa, qué hombre. ¡Qué hombre! Un tío guapo, trajeado, alto, fuerte...</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">(Comunico que la Sapa me miró aquí con su mijita de indisimulado desprecio. Siguió la charla entre primas durante unos minutos).</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Total, que se lo dije a Charo por lo bajini y nos dejó, que ya sabes lo discreta que es Charo para estas cosas. Me quedé sola con él y me dijo de ir a tomar algo.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Cómo dijiste que se llamaba?</div><div class="separator" style="clear: both;">--José María. O Josemari.</div><div class="separator" style="clear: both;">.....</div><div class="separator" style="clear: both;">.....</div><div class="separator" style="clear: both;">.....</div><div class="separator" style="clear: both;">.....</div><div class="separator" style="clear: both;">--Total, allí en El Cairo picoteando y hablando de música. Le dije que yo tocaba un poco el piano y por si faltaba algo, me dijo que él también era músico ¡y que tocaba en la Orquesta Bética Filarmónica!</div><div class="separator" style="clear: both;">--¡Anda, en la Orquesta Bética Filarmónica! (esto lo dije yo) Y qué toca allí, ¿la zambomba?</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿La zambomba? ¿Pero cómo va a tocar la zambomba? ¡Estás tonto o qué!</div><div class="separator" style="clear: both;">--No le eches cuenta al capullo este (la Sapa dixit).</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">La Patri no capta bien los sarcasmos. El plano irónico tampoco es lo suyo. Me gusta aprovecharme.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Lo que toca es el oboe. ¿Tú sabes lo que es un oboe?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Por favor, Patri. Un bello instrumento de viento-madera muy difícil de tocar. ¿No te parece que tiene un sonido nocturno el oboe, Patri?</div><div class="separator" style="clear: both;">--¡Ay, pues sí, qué bonito! "El sonido nocturno del oboe".</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Confieso que la Patri me tiene por poeta. Por eso, para embromarla, le suelto de vez en cuando cosas así; cosas que la admiran mucho. La Patri es muy ilusa.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">******</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Y que si patatín y que si patatán.</div><div class="separator" style="clear: both;">Y que si patatán y que si patatín.</div><div class="separator" style="clear: both;">...</div><div class="separator" style="clear: both;">...</div><div class="separator" style="clear: both;">...</div><div class="separator" style="clear: both;">--Pero, bueno, ¿pero os habéis visto más veces o qué? (Sapa)</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Que si nos vimos? ¡Al día siguiente!</div><div class="separator" style="clear: both;">--¡Anda, hija qué rápido! Pues cuenta, cuenta.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Entonces noté las perceptibles miradas de incomodidad de Patri y una tosecita de mi mujer. Suficientes señales como para que dijera:</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Bueno, muchachas, os dejo con vuestras cosas. Me voy a la cocina a preparar un bizcocho.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Un bizcocho?... Ah. sí, vete, vete a preparar un bizcocho —dijo mi mujer.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Y así lo hice. Cogí el móvil, me puse los auriculares y me metí en la cocina. Lo que no sabe la Patri es que tengo un micrófono escondido en la lámpara de pie de al lado del sofá donde ella estaba. O sea, que escuché todo lo que hablaron, por lo que me veo en condiciones de transcribirlo aquí para ustedes, para su disfrute.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Dime, que ya ha cerrado este la puerta. ¿Qué pasó?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Pues que esa noche, después de estar en El Cairo con el tapeo, me acercó a casa con el coche, que vaya cochazo que tiene. Seguimos hablando de música y de todo un poco ya sabes... De verdad, Sapa, quéeeee guaaapo, quéeee caballeeeero. Imagínate, cincuenta y pocos.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Ay, quién los cogiera.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Total, que cuando me dejó en mi portal, se bajó y fue a abrirme la puerta, fíjate tú. Total, que ya no pudimos más y nos liamos, nos besamos... Ay, qué pena, prima, qué pena.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">A través del micrófono llegaron a mis auriculares nuevos hipidos de la Patri y la voz de mi mujer intentando calmarla.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">******</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Las primas seguían habla que te habla mientras yo, para disimular que tenía las antenas puestas, hacía ruido de cacharros en la cocina:</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Un hombre galante, galante, Sapa. Y es calvo, ¿no te dije que es calvo? No me importa.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Y por qué te tiene que importar? ¡Como no tienen morbo los calvos ni na, y no el tontaina ese que está en la cocina, que tiene más pelo que el bidé de la Pantoja...!</div><div class="separator" style="clear: both;">--No digas eso, Sapa, pobrecito. Tienes una joya en casa, la que yo quisiera haber tenido con José María. De verdad te digo que yo tenía el presentimiento de que él iba a ser el hombre de mi vida, prima. El definitivo.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Pero que pasó?</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Que qué pasó? Pues que el sábado me vino a recoger. Había reservado mesa en el restaurante ese del río, el Abades, ya sabes. Te prometo que yo estaba que iba a por todo. Fíjate tú, que el viernes por la tarde me pasé por el Intimissimi de la Fany y me compré unas cositas. Unas cositas máaaas monas, Sapa... Me las eché en el bolso para estrenarlas después. Decidida del todo, vamos.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Vaya tela, Patri; tú como siempre, al todo o nada.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Bueno, total, que me recogió en el coche y hasta me traía unas flores muy discretas y todo. Y allá que nos fuimos y allí nos sentamos y oye, que no faltaba de nada, eh. Yo no sé si ser músico da para tanto o es que a este hombre le entra el dinero por más sitios, pero vamos, que si cigalas de tronco, que si un jamón del bueno, bueno, bueno; luego, una lubina, y luego qué sé yo, prima, todo lo que te diga es poco. Y allí los dos. Y yo tonteando más que él, ¿sabes? Él estaba más cortadillo, la verdad.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Total, que se dejó ahí un buen billetaje.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Imagino. Yo te digo que no he comido mejor en mi vida. Y yo mareaíta perdida con el vino y hasta champán y todo que pidió. Del bueno.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Ay, Patri, qué suerte.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Total, que cuando terminamos me dice que vayamos a su casa a tomar una copa o un café o lo que yo quiera, ya sabes, y que me quiere enseñar sus discos y darme un conciertito de oboe. Fíjate tú, la hora de la siesta, con el peligro que tiene la hora de la siesta.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Hombreee, a mí que me dejen de cuentos y de noches porque como echarse una siesta con un tío en condiciones después de una buena comida y una buena bebida no hay na. Y fíjate tú con quién tengo yo que echarme las siestas.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Lajoíaporculo de la Sapa. Mis auriculares funcionaban a la perfección. Por si alguien quiere saberlo, son de marca JLab.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">******</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Yo rabiaba por salir de la cocina, pero no quería interrumpir a Patri en su declaración cuando estaba llegando al momento más íntimo. Esta muchacha es muy rara porque lo mismo te suelta una fresca que se esconde como un caracol. Total, que no sé qué postura puso en el sofá que empecé a escucharla mal, aunque no lo suficiente como para no entenderla:</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--...El piso era monísimo, prima. Un apartamento con muy poquitas cosas, eh, de los de poco que limpiar, pero puesto con un gusto que no veas. Hombre, seguro que tu marido diría que la decoración era un poquito gay, eh.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Eso seguro. Venga, dime... Ay, no, que no me has dicho cómo iba vestido tu José María.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Ay, es verdad. Mi José María, qué ilusión; pues muy sencillo y muy elegante: con un polo así como de colorcito verde agua, unos pantalones así beis de tela de gabardina, unos mocasines a juego con el polo... Guapísimo, vamos. ¿Y sabes a qué olía?</div><div class="separator" style="clear: both;">--No, ¿a qué? </div><div class="separator" style="clear: both;">--Pues a Farenheit de Yves Saint Laurent.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Aaayyyy, qué rico el Farenheit.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Total, que como yo estaba muertecita de sed y él también, preparó unos gintonics que no veas, no les faltaba un perejil. Total, que no sentamos en el sofá y empezaron los arrumacos. Él muy callao, eh, pero metiendo mano, pero nervioso; yo lo notaba como nervioso. ¡Qué ilusión, Sapa! Y yo pensando en el conjuntito que llevaba en el bolso.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Pero que eras tú la que mandabas a fin de cuentas, ¿no?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Sí, eso sí; a este hombre había que guiarlo. Pero vamos, que cuando besaba y apretaba, no veas tú como me lo hacía. Me lo puso to encendío. Yo ya estaba aguaíta. ¡Ay, qué vergüenza, prima! Con los años que tengo y como una niñata, tú.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Mujer, es natural, total.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Total, que cuando ya me tenía loca y yo me creía que nos íbamos a liar de verdad, va, me suelta y me dice que me va a tocar un poco el oboe.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Joder, vaya rollo, ¿no?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Yo creo que era para poner romántico el ambiente y eso que había puesto un disco de Corelli, que le dije que me gustaba mucho Corelli. Además, lo tenía todo preparado, eh. El oboe en su estuche, que mira que es bonito un oboe, eh...</div><div class="separator" style="clear: both;">--Ah, sí, Patri. Eso es como un clarinete, ¿no?, un pito largo de esos, ¿no?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Sí, parecido; pero qué bruta eres. Un pito largo. El oboe es muy delicado y muy caro, debió.....crshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrsh</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Aquí la transmisión se interrumpió un momento. Deduje que la Patri había puesto la cara en un cojín del sofá y estaba gimoteando de nuevo.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">******</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">crshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrsh</div><div class="separator" style="clear: both;">crshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrsh</div><div class="separator" style="clear: both;">crshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrshcrsh</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Alarmado por si la transmisión se cortaba cuando la charla llegaba a lo más sabroso, salí de la cocina de repente, lo que asustó a las primas, obligándolas a cambiar de postura en el sofá del respingo que metieron.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Dónde hay un limón; dónde hay un limón, por favor?</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Un limón? ¡Qué susto nos has dado, coño! ¡Pues en su sitio! ¿Para qué quieres un limón?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Pues para el bizcocho, ¿no se le echa ralladura de limón por lo alto?</div><div class="separator" style="clear: both;">--¡Qué pesao eres, joder! Pírate ya y déjanos. En el cajón de abajo del frigo tienes un limón. La que estará liando. (Todo esto me lo dijo la Sapa).</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Observé entonces, antes de volver a la cocina, que la Patri se sonaba los mocos y que se quitaba un collar de grandes bolas —"¡qué coñazo de collar!", dijo— al que achaqué el problema de las interferencias, menos mal. Yo no solo escuchaba la charla desde la cocina, sino que la estaba grabando. Es por esto que puedo reproducir aquí y ahora algunos pasajes que se me olvidaron consignar. Por ejemplo:</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Fragmento A:</div><div class="separator" style="clear: both;">--Yo me puse el mismo vestido que llevaba en la boda de Margari, ¿te acuerdas? </div><div class="separator" style="clear: both;">--¿El de los tonos esos así turquesas, no? Ah, sí, muy mono. Estiliza mucho.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Mis sandalias de tacón, el joyerío más falso que Judas, muy poquito maquillaje, mi poquito de Miyake... Vamos, que debí gustarle mucho a José Mari. Vamos, digo yo. Ah, y el bolso ese tan mono que le compré al negro aquel, el de la Plaza del Duque.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¡Cómo estaba el negro!</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Fragmento B:</div><div class="separator" style="clear: both;">--Tú fíjate como iba yo ya en el coche. Con todos los chakras abiertos, vamos. Había puesto unas cositas de Telemann, porque le dije que Telemann me gusta mucho, y para allá que nos fuimos.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Dónde vive?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Pues por la parte de Bami.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Vaya rollo, ¿no? Por ahí por el hospital...</div><div class="separator" style="clear: both;">--No, hija, más metido para dentro. Cerca de donde vivía Felipe, el de la Pepi Manzano.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Ah.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Fragmento C:</div><div class="separator" style="clear: both;">--Y yo le dije, digo, oye, José María, ¿tú de dónde eres? Porque él tiene voz como de por ahí. Yo soy riojano, me dijo. De Calahorra, que me dijo que vino a Sevilla cuando lo de la Expo. Y yo, la verdad, Sapa, no quería preguntarle más, no fuera a decirme que estaba casado o que era gay o algo así y me desengañara tan prontísimo, con el buen flow que estábamos teniendo... ¡Ay, qué pena, qué pena, Sapa! ¡Qué mala suerte, prima!</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">******</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">¿Bizcocho? ¡Yo no había hecho un bizcocho en mi vida! Lo que me importaba es que la comunicación a través del micrófono se había reestablecido y que de un momento a otro iba a estallar el tomate del asunto... En efecto, el doble filamento del micrófono no se había estropeado:</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Pero ese José María es tonto o qué? </div><div class="separator" style="clear: both;">--Te lo digo. Va, se levanta y yo pensando en el conjuntito del bolso. Se va para la mesa y se pone a montar el oboe.</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿A montar el oboe?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Sí, en vez de montarme a mí, se le antojó a la criatura montar el oboe. Qué fuera de onda estaba yo todavía, Sapa (aquí escuché otros nuevos sollozos)... Lo de montar es porque el oboe no viene en el estuche todo junto, hija; viene por trozos. Debe costar un dineral. ¿Tú sabes cuánto cuesta un oboe nada más que para empezar? Pues más de mil euros, fíjate.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Una pasta, sí.</div><div class="separator" style="clear: both;">--Total, que ya tenía él preparado hasta el atril con su partitura y todo. Qué detallista. Total, que monta el oboe y me dice, así bajito, porque él habla muy bajito, ¿qué te apetece que te toque; algo de Vivaldi, de Bach...? Tú sorpréndeme, Josemari (yo ya le decía Josemari). Bueno, pues alguna cosita de Bach, sí. Total que cogió la caña...</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿La caña. qué caña, coño?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Qué bruta. La caña es como si fuera el pito del oboe. Es una boquilla con una caña doble, no como la del clarinete o la del saxofón, que es una caña simple. Hay que prepararla, recortarla, lijarla...</div><div class="separator" style="clear: both;">--¡Pues vaya chisme, hija!</div><div class="separator" style="clear: both;">--Muy difícil de tocar, ya te digo. Total, que con el oboe en una mano, me dice que tiene que calentar un poco la boquilla y la caña... Y empieza a tocarla sola; o sea, el pito nada más. ¡Ay, Sapa! Qué pitidos más horrorosos. Parecía, yo qué sé, como un pato gritando, o un pavo real atropellado. Y me decía, ahora tengo que hacer el fraseo con la boca... De verdad, Sapa. Te juro que se fue transformando...</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Pero transformando en qué?</div><div class="separator" style="clear: both;">--¡En algo muy feo, prima!... (Aquí hubo más sollozos)... Y ya, para rematar, se pone el oboe en la boca con el pito puesto y empezó a soplar, a soplar. (Aquí el llanto interrumpió a Patri).</div><div class="separator" style="clear: both;">--Tranquilízate, niña; venga, tranquila. ¡Hay que ver el sofocón, eh!</div><div class="separator" style="clear: both;">--...Si es que era horroroso, Sapa. Allí soplando y yo ni escuchaba la música ni na. Le veía la cara, colorá de tanto esfuerzo, con los ojos casi fuera, como dos huevos duros, parecía que le iba a dar una congestión... La cara hinchada como la de los hámsters, la garganta hinchada, ¡hasta le salían bultos por los lados de la frente y se le escondía la nariz entre los mofletes!</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Como a ese del jazz de la trompeta p'arriba?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Sí, como ese, pero más feo todavía... ¡Yo cómo me iba a echar una siesta con él ni me iba a besar o a hacer más cosas! ¡No me lo podía quitar de la cabeza! ¡Se me derrumbó allí mismo como cuando echaron abajo el edificio de la Flex para hacer los pisos nuevos!, ¿te acuerdas?! Pues algo así. Qué feo, qué feo, qué feo. No lo dejé ni terminar. Ese pito se me metió en los sentidos. ¡Y no se callaba, no se callaba, prima!</div><div class="separator" style="clear: both;">--Pero, ¿y tú qué hiciste?</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Que qué hice? Pues coger el bolso y salir corriendo y no parar. Salí corriendo de la casa y cogí un taxi. Mira la de veces que me ha llamado, pero no le he cogido el teléfono, ¡Horroroso, horroroso! ¡Todo lo que te cuente es poco, prima, de verdad!</div><div class="separator" style="clear: both;">--¡Ay, hija, pues qué mala suerte! Pero bueno, eso es nada más que cuando toca; luego el hombre es una maravilla...</div><div class="separator" style="clear: both;">--Quenó, quenó, quenó, quenó, quenó, quenó, quenó, quenó, quenó... Y yo como una tonta allí, con el conjuntito en el bolso, fíjate, que me sequé de golpe como una mojama... Quenó, quenó, quenó...</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Cuando yo salí de la cocina haciéndome el longui, Patri ya había abierto la puerta y se había largado de casa dejando un rastro de hipidos.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">--Pe... pero.. ¿Y tu prima?</div><div class="separator" style="clear: both;">--Se acaba de ir. Está fatal la pobre, sigue fatal de lo suyo. ¡Ayyyy, las cabezas, cómo están las cabezas! Me voy a duchar. ¿Y tu bizcocho?</div><div class="separator" style="clear: both;">--¿Bizcocho?, ¿qué bizcocho?</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">******</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Día tal</div><div class="separator" style="clear: both;">del mes tal</div><div class="separator" style="clear: both;">del año tal</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">17:45 h. Cafetería 1880, Avda. de las Ciencias, Sevilla.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Dos hombres comparten un velador y un buen trozo de tarta Selva Negra. Uno toma un té matcha y el otro, un refresco de cola. Hay poca gente en el salón de la cafetería.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">—¿Podrás comprenderlo? El despecho provoca reacciones impensables.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Comprendo que puedan ser impensables; pero me resulta inadmisible y hasta cómico, lo ridículo de determinadas situaciones.</div><div class="separator" style="clear: both;">—De camino, fue como un ponerme a prueba; una prueba, que al final, claro, no ha sido sino una confirmación.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Qué ocurrencias tienes.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Sí; pensándolo bien, resulta gracioso. Pobre chica.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Tan chica no era, ¿no?</div><div class="separator" style="clear: both;">—Cincuenta y tantos, sí. No estaba mal, eh. Incluso debe haber hombres a los que les guste su punto hortera, ordinario. Por mi parte, ya te digo, era intensa, intensísima, agobiante.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Y buena conocedora de la música...</div><div class="separator" style="clear: both;">—El ser humano no deja de sorprenderme. Es verdad, sentí mucha curiosidad por esa erudición. Como una flor nacida entre escombros.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Joooder, Juan Mari, "una flor entre escombros". Te lo perdono todo menos la cursilería, ya sabes.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Era muy bruta. Se empeñaba en llamarme José María. Me dijo también que su perfume masculino favorito era Farenheit, "de Yves Saint Laurent".</div><div class="separator" style="clear: both;">—¿Hasta eso le reprochas?</div><div class="separator" style="clear: both;">—¡No, hombre, no! Pobre. Es que es llamativo que mezclara a Telemann o Scarlatti con decir "me se" o que a su madre le estaban poniendo unas "indiciones" muy caras.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Lo que quieras, pero el caso es que la llevaste al apartamento.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Sí. Y de verdad que lo pasé mal. Antes, estuvimos en el bar de Ramón, ya sabes. Algo de allí le estropeó el estómago. Le ofrecí subir y tomar una tónica. Se interesó por el oboe, que lo tenía montado para intentar retomar la pieza de Bach.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Ah, ¿la 1056?</div><div class="separator" style="clear: both;">—Sí, el Largo... Me puse a calentar; esta mujer en el sofá. Ni pude terminar. Decía encontrarse tan fatal que llamé a un taxi. El caso es que desde el sábado no he vuelto a saber de ella. Es curioso, solo sé que se llamaba Patricia. Todo es fugaz. Eso lo sabemos muy bien los músicos, ¿verdad, Rafa?</div><div class="separator" style="clear: both;">—Claro que sí. Y más todavía, los músicos enamorados.</div><div class="separator" style="clear: both;">—Gracias por tu perdón.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">El llamado Rafa, echó un vistazo en derredor. Nadie los miraba. Comenzaron a acariciarse las manos sobre la mesa.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">F I N</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div></div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-10116656276836368662023-12-29T12:52:00.001+00:002023-12-29T12:53:15.010+00:00Lecturas (y series) de 2023<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkqIVfn1iibS_PdRKSYOo6YctkyacldKjcZn2dPJ6DWOGCc08ujFF5Ic-hFPCwyu75G2p-O4348h1Z04KyNANoGZUOFU75ilEe7IN0roaDNjaT0W28JCu5CjKpSHAbk1F9KIM4T_NWZVPgN-N8LPnzf_UbgLbsUn2PX7qNgi8nTYsIXuWMvOKS/s600/reader.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="401" data-original-width="600" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkqIVfn1iibS_PdRKSYOo6YctkyacldKjcZn2dPJ6DWOGCc08ujFF5Ic-hFPCwyu75G2p-O4348h1Z04KyNANoGZUOFU75ilEe7IN0roaDNjaT0W28JCu5CjKpSHAbk1F9KIM4T_NWZVPgN-N8LPnzf_UbgLbsUn2PX7qNgi8nTYsIXuWMvOKS/w264-h176/reader.jpg" width="264" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">LECTURAS (y SERIES) de 2023</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both;">Así a lo bruto, sin glosas, paso a limpio mi lista de lecturas (y series) de 2023. Mi base de datos, que inauguré en 1993, me confirma que nunca desde entonces había leído tan poco. Aún sigo analizando el porqué de esta situación mía, donde algunos de sus ingredientes son sin duda la pereza, la mala vista, y el paulatino desinterés por la ficción, que lo voy compensando con las series. En fin, excusas.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">LECTURAS y (*) RELECTURAS</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">1. “Tiempos recios” Mario Vargas Llosa</div><div class="separator" style="clear: both;">2. “Mi año de descanso y relajación” Ottessa Moshfegh</div><div class="separator" style="clear: both;">3. (*) “Las ciudades invisibles” Italo Calvino</div><div class="separator" style="clear: both;">4. “La civilización en la mirada” Mary Beard</div><div class="separator" style="clear: both;">5. “El libro de las preguntas desconcertantes” Josep Muñoz Redon</div><div class="separator" style="clear: both;">6. “En la boca del lobo” Elvira Lindo</div><div class="separator" style="clear: both;">7. “Fortuna” Hernán Díaz</div><div class="separator" style="clear: both;">8. “El aroma del tiempo” Byung-Chui Han</div><div class="separator" style="clear: both;">9. “Mi infancia” León Tolstoi</div><div class="separator" style="clear: both;">10. (*) “Movimiento perpetuo” Augusto Monterroso</div><div class="separator" style="clear: both;">11. “El Martinete” Manuel Romero</div><div class="separator" style="clear: both;">12. “No te veré morir” Antonio Muñoz Molina</div><div class="separator" style="clear: both;">13. “Ética de urgencia” Fernando Savater</div><div class="separator" style="clear: both;">14. “El arte de insultar” Arthur Schopenhauer</div><div class="separator" style="clear: both;">15. “El matarife” Sándor Márai</div><div class="separator" style="clear: both;">16. “Los dolores del mundo” Arthur Schopenhauer</div><div class="separator" style="clear: both;">17. “Balzac y la joven costurera china” Dai Sijie</div><div class="separator" style="clear: both;">18. (*) “Los intereses creados” Jacinto Benavente</div><div class="separator" style="clear: both;">19. “Un verdor terrible” Benjamín Labatut</div><div class="separator" style="clear: both;">20. (*) “El maestro Juan Martínez que estaba allí” Manuel Chaves Nogales</div><div class="separator" style="clear: both;">21. “Las cenizas del infierno” Ramón Pérez Montero</div><div class="separator" style="clear: both;">22. “Odiseo” Daniel Ramón Dilla (en proceso de lectura)</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">SERIES</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">1. Better Call Saul (T. 5-6)</div><div class="separator" style="clear: both;">2. The Crown (T. 6)</div><div class="separator" style="clear: both;">3. The White Lotus (T. 2)</div><div class="separator" style="clear: both;">4. The Last Of Us (T. 1)</div><div class="separator" style="clear: both;">5. Hacks (T. 1)</div><div class="separator" style="clear: both;">6. Stonehouse (completa)</div><div class="separator" style="clear: both;">7. Endeavour (completa)</div><div class="separator" style="clear: both;">8. La Caza (T. 1-2)</div><div class="separator" style="clear: both;">9. Exterior Noche (única)</div><div class="separator" style="clear: both;">10. Inside #9 (T. 8)</div><div class="separator" style="clear: both;">11. Pippi Calzaslargas (completa)</div><div class="separator" style="clear: both;">12. Hotel El Balneario (completa)</div><div class="separator" style="clear: both;">13. Los crímenes de Port Talbot (única)</div><div class="separator" style="clear: both;">14. El Ladrón, su Mujer y la Canoa (única)</div><div class="separator" style="clear: both;">15. Nolly (única)</div><div class="separator" style="clear: both;">16. Los Crímenes de Essex (única)</div><div class="separator" style="clear: both;">17. El Asesino de la Baraja (única)</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">La mejor novela de este año fue para mí, "Fortuna" de Hernán Díaz.</div><div class="separator" style="clear: both;">De no-ficción, me quedo con “El libro de las preguntas desconcertantes” de Josep Muñoz Redon.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">En cuanto a series, de las que inicié y terminé este año pronto a fenecer, me quedo con el deleite (del verbo deleitar) de "Hotel El Balneario". Le he tomado cariño a sus personajes tan estereotipados.</div><div class="separator" style="clear: both;">.</div></div>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-24205290804118974982023-12-22T16:06:00.002+00:002023-12-22T16:06:42.786+00:00MICROHISTORIETA PSEUDONAVIDEÑA, 2023<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-Pkj0THBElTFwZOs7YXPRfZ6nGrThRpeyL3cAsaUKj89sRBSrGVCCbnSS2IHqD5UwMzzfQm99ddgnAZAWBldueemwwye0D5z19jlCw_VEUOCCeNvDY9cnPFySJz6p1lQAQxTIh4v1uzZzHmYsv3Xt1UI_TDdT4xiGtx30IEi1aP5Dxr7z_Nqm/s224/arbol.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="224" data-original-width="224" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-Pkj0THBElTFwZOs7YXPRfZ6nGrThRpeyL3cAsaUKj89sRBSrGVCCbnSS2IHqD5UwMzzfQm99ddgnAZAWBldueemwwye0D5z19jlCw_VEUOCCeNvDY9cnPFySJz6p1lQAQxTIh4v1uzZzHmYsv3Xt1UI_TDdT4xiGtx30IEi1aP5Dxr7z_Nqm/w256-h256/arbol.jpg" width="256" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">La sola soledad de los viejos es un trozo de hielo que solo se derrite con la muerte. Bien cierto es, porque desde que su marido faltaba, la idea de acceder al altillo del armario y sacar de allí los archiperres navideños, se le hacía un mundo. Pero en esta ocasión, no sin esfuerzo y alentada por la prometida visita de su última nieta para Nochebuena, cinco días después, arrimó una escalera plegable de tres peldaños, subió a ella y bajó las dos cajas que contenían la variada decoración efímera. En un rincón de la salita dispuso el abeto de plástico y extendió el varillaje de paraguas verde de sus ramas. Colgó las bolas de cristal que habían sobrevivido a la infancia de sus hijos y rodeó el conjunto con unas espirales de espumillón plateado y dorado que ya sufrían de alopecia. Por último, colocó en lo más alto de la copa una estrella de purpurina y, tras extender como una mecha en torno al árbol el cable de bombillitas de colores, lo conectó a la corriente para comprobar decepcionada que se encendían en una pobre proporción de 1 a 5. Después, y por no dejarlas por medio, decidió devolver a su lugar las cajas vacías. Fue entonces cuando un tropiezo al alzar los brazos la hizo caer de la escalera, siendo que antes de romperse la nuca contra el suelo, el arbolito tintineó cuando lo rozó con un hombro. Bajo su pelo cano se fue extendiendo una lenta mancha de sangre que fue tomando forma triangular hasta alcanzar su vértice más alto una esfera blanca también caída. Un perfecto gorro de Papá Noel surgió en la baldosa. La encontraron perfectamente muerta cinco días después.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">—Pero, oiga, ¿usted no es capaz de escribir algo más alegre, hombre? ¡Que estamos en Navidad, joder!</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">—Bueeeeno, vaaaale. Modifico: "...tras extender como una mecha en torno al árbol el cable de bombillitas de colores, lo conectó a la corriente para comprobar con alegría que se encendían todas. Por no dejarlas por medio, devolvió a su lugar las cajas vacías, plegó la escalera y la guardó en un mueble de la cocina. Al volver a la salita, coincidió con Julián, su marido, que recién levantado de su siesta diaria, venía por el pasillo en pijama y rascándose el cogote. Le enseñó orgullosa su trabajo con el árbol. Qué bien ha quedado, Carmen, dijo él abrazándola frente a frente por la cintura. Y qué bien lo vamos a pasar los dos solos, dijo ella, sin hijos malhumorados, ni nietos ni nueras ruidosos, con ese menú gourmet que hemos encargado, y luego, viendo la tele tan ricamente con nuestra copita de anís y nuestro turrón. Si te das cuenta, nunca hemos estado solos en Nochebuena, ni siquiera cuando fuimos niños, dijo él. Qué buena idea fue decirles a todos que queríamos aprovechar la oferta del crucero rebajado, dijo ella. Creerán que ahora surcamos el mar Egeo, dijo él. ¡O el mar Jónico!, dijo ella... Ay, si es que como en casa de una no se está en ningún lado. Rieron como dos tontos y se pusieron a bailar sin música como en una comedia de Jardiel.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-25346722369191056232023-12-21T13:32:00.006+00:002023-12-21T13:33:47.334+00:00Felices Fiestas en general y con el Tío Camborio en particular.<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwFrC4iflfOaGys-4G-21p-Ylr_WZJga957NUzcC5tGefXhpAGXu0l_VhzSt4vDB-22eJFKLV82pmWRgnzZnHqGprRE8n2uhDwYT9Lerc967iQtUf9cdPCS72PNGsHI7s-MCk6OPrLD3kuVeiDZpTpiTzvwWh4uW3rAeMWqW9ugYbGZPzVqFRI/s4103/Navidad%2023.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3070" data-original-width="4103" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwFrC4iflfOaGys-4G-21p-Ylr_WZJga957NUzcC5tGefXhpAGXu0l_VhzSt4vDB-22eJFKLV82pmWRgnzZnHqGprRE8n2uhDwYT9Lerc967iQtUf9cdPCS72PNGsHI7s-MCk6OPrLD3kuVeiDZpTpiTzvwWh4uW3rAeMWqW9ugYbGZPzVqFRI/w377-h281/Navidad%2023.jpg" width="377" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHo0zb71Vtsdr88OQPTtknasU3biGhwou7C7M2d_9y_NbR3Ti_-iP2EWRee6NHrokpJrbE5V23NL6Z446iS74fPckzgJ77VfKddzqV_HZyURevs8nEfIUziAiw_n-kpL03Ya5RStyV3kWAz2yUQm3NsWGqlMo4yvdhfSdGslr6Lg4gXq265GGx/s3506/Cartel%20T%C3%ADo%20Camborio%2023.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3506" data-original-width="2481" height="534" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHo0zb71Vtsdr88OQPTtknasU3biGhwou7C7M2d_9y_NbR3Ti_-iP2EWRee6NHrokpJrbE5V23NL6Z446iS74fPckzgJ77VfKddzqV_HZyURevs8nEfIUziAiw_n-kpL03Ya5RStyV3kWAz2yUQm3NsWGqlMo4yvdhfSdGslr6Lg4gXq265GGx/w376-h534/Cartel%20T%C3%ADo%20Camborio%2023.jpg" width="376" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">.</div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-54929779239385605542023-12-06T13:18:00.002+00:002023-12-06T13:18:33.773+00:00Soñada literatura kiosquera<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguhEvOH1i_v0pKFhuwJ6s3HaiR1urMoo5rAvf70Na2xUY27lWnKYsc72NbXYkCngoxiEIZrzJpjr8U5c-7Cl-I11_9UwkaTQXvckwZELFl7yaw5vhJxUuE-8c451RAG5smaG9-eoaw1hCZ_Od7kbA7S-Da8mQENDRuc8wZ2PxyyBP6ETo_aokd/s1600/Novelas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="332" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguhEvOH1i_v0pKFhuwJ6s3HaiR1urMoo5rAvf70Na2xUY27lWnKYsc72NbXYkCngoxiEIZrzJpjr8U5c-7Cl-I11_9UwkaTQXvckwZELFl7yaw5vhJxUuE-8c451RAG5smaG9-eoaw1hCZ_Od7kbA7S-Da8mQENDRuc8wZ2PxyyBP6ETo_aokd/w442-h332/Novelas.jpg" width="442" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><b><br /></b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><b>Soñada literatura kiosquera</b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><b><br /></b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Siempre soñé con haber sido escritor de novelas de a duro, un paperback writer, un autor de pulp barato que frecuentara todos los géneros: novelillas policíacas, del oeste, románticas, etc. Sí, uno de aquellos escribanos prolifiquérrimos de kiosco de los años 50/60 que firmaban con equívocos pseudónimos que ocultaban lo prosaico de sus nombres reales.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">***********</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Los míos hubieran sido (los invento sobre la marcha):</div><div class="separator" style="clear: both;">Para las novelas policiacas: <b>Bud L. Harrison</b></div><div class="separator" style="clear: both;">Para las novelas del Oeste: <b>Trinidad McKern</b></div><div class="separator" style="clear: both;">Para las novelas románticas: <b>Gloria de Rosas</b></div><div class="separator" style="clear: both;">Para las novelas de ciencia-ficción: <b>Franz Kaminski</b></div><div class="separator" style="clear: both;">Para las novelas de terror: <b>Agnetha Curtis</b></div><div class="separator" style="clear: both;">Para las novelas bélicas: <b>Nicholas Pert</b></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Algunos ejemplos de estos autores que no fueron y de sus obras inexistentes:</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><b>Fragmento de "La caja oscura" de Bud. L. Harrison (1952) Ed. Molino.</b></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Los destellos nocturnos del neón se reflejaban en la pared de enfrente y desde el mismo antro subían las notas de un saxo que gemía blandamente. Kirk Savannah, el tipo que mejor conocía las cloacas humanas de la ciudad, bajó los pies de la mesa de su despacho, abrió un cajón y encontró que la botella de bourbon que allí guardaba contenía una insuficiente cantidad de líquido. Le quitó el tapón y bebió del gollete hasta agotarla. El estridente repique del teléfono se unió al neón y al saxo en su invasión de la habitación.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¿Sí?</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¿Es usted Kirk?</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—Sí. Es una mala costumbre que tengo.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—Ahórrese sus sarcasmos, Kirk. Soy Thomas Lexton.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¿Thomas Lexton, el propietario de Industrias Lexton?</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—El mismo.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¿Qué le ocurre, señor Lexton?</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—Jenny, mi hija Jenny, ha desaparecido a dos días de su boda con James Styles.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¿El agente de bolsa de Chicago? Hmmm. Créame, yo hubiera hecho los mismo... Hmm. Perdón, señor Lexton.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—Ya vale, Kirk. No me gusta perderme en palabras. Encuéntrela. Le ordeno que la encuentre, Kirk. Le ofrezco diez de los grandes ahora. El resto de honorarios, caso de devolverla a casa sana y salva, los marcará usted. Y seré muy generoso, créame.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¿Podrá acercarse mañana a mi despacho?</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¿Mañana? Lo haré ahora mismo, Kirk.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—Son casi las cuatro de la madrugada, señor Lexton.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—Yo mando en las horas, Kirk.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both;"><b>Fragmento de "Un colt para Johnny" de Trinidad McKern (1961) Ed. Bruguera.</b></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">El polvo del desierto aún cubría su ropa cuando entró en el <i>saloon</i>. Se acodó en la barra y barrió con su mirada a los parroquianos allí congregados. Se hizo el silencio. Con leves señas, pidió un whiskey y luego dos más. Cuando acabó el último, el pianista retomó el descascarilleo de las teclas y los jugadores de póker volvieron a su perpetuo murmullo.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">El recién llegado era un hombre de seis pies y medio de estatura, cetrino, de expresión ofuscada y sombrero de anchas alas. Se trataba de Johnny Cornwell, un cazarrecompensas conocido como <i>El Solitario</i> por su fama de no montar a caballo e ir a todos sitios andando, en diligencia o como polizón en el ferrocarril de la West Union.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Una chica que había bajado las escaleras del fondo se acercó a él:</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">—<i>¿Me invitas a un trago, forastero? </i>—Johnny la miró sin decir nada, pero acercó la botella y tomó un vaso de los que secaba el camarero. Lo llenó. La chica dio un sorbo— <i>Siempre me he preguntado por qué los hombres son tan rudos con una señorita, pero tú pareces un caballero... Me llamo Patty, pero aquí me conocen como Lorna.</i></div><div class="separator" style="clear: both;">—<i>Hola, Patty Lorna.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">De repente, las hojas batientes de entrada al <i>saloon</i> se agitaron con violencia. Entonces hizo su aparición el señor Cataway, el propietario de más cabezas de ganado al otro lado de río Lobo.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both;"><b>Fragmento de "Apasionada" de Gloria de Rosas (1958) Ed. Maga.</b></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Elena se apoyó en el alféizar de la ventana y contempló el cielo tachonado de estrellas. Dio un hondo suspiro y se entregó a sus pensamientos: "Tal vez Armando no me creyó, y además, me prestó poca atención en la fiesta, con la ilusión que me había hecho estrenar mi vestido de raso malva y mis tacones a juego".</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Dejó la ventana y encendió la luz de su mesilla. La noche era tibia y estaba embalsamada por la fragancia de las madreselvas. Se tumbó en la cama apoyando la espalda en un gran almohadón. Su gato Michi salió del canasto y se acomodó en su regazo formado por los pliegues de su camisón de piel de ángel. Tomó su diario y su pluma y con bella caligrafía inglesa comenzó a escribir: "Querido diario: no puede ser que a Armando no le provoque ninguna atracción y que solo tenga ojos para la tonta de Matilde. Pero estoy dispuesta a hacer lo que sea para que se fije en mí. Armando es tan guapo, tan alto, tan varonil. Parece un artista de cine. ¡Lo amo, lo amo, lo amo!"</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Una voz sonó al otro lado de la puerta. Era la de su madre:</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—Hija, ¿te apetece un vaso de leche y unas galletas? Hoy apenas has cenado. ¿Te ocurre algo? Te noté preocupada.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—No, mamá. No me pasa nada. Estoy cansada y me duele un poco la cabeza, eso es todo.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Elena suspiró de nuevo y estrechó el diario contra su pecho mirando otra vez hacia la noche infinita.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both;"><b>Fragmento de "Planet 544" de Franz Kaminski (1967) Ed. Minotauro.</b></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">...por lo que la exploración hubimos de realizarla el comandante Clarke, Hellen Peterson y yo. En la nave quedaron por tanto, el teniente Jürgen y KRX24, la mujer biónica. Tras abandonar la eyectora, salimos al exterior protegidos por nuestras esferas de neutrinos. El cielo seguía presentando tonos violeta y densas nubes de color verde impedían que los dos soles que iluminaban el planeta nos cegaran. Nos sentíamos ligeros y hasta eufóricos tras la dosis de centilina que nos procuró KRX24.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Fue Peterson la que detectó el primer ejemplar. Cerca de sus botas, algo parecido a un enorme ciempiés se movía de manera vertiginosa. Tras él aparecieron docenas de ellos, y en poco tiempo, fueron miles los que nos rodearon. Tuvimos que activar las capas externas de quarks para protegernos.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¡Tenga cuidado, Peterson!, ¡a su espalda!</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Un enorme animal volador de horrísono chillido pasó sobre nuestras cabezas varias veces con intenciones poco amigables, por lo que nos vimos obligados a hacer uso de nuestros lanzadores protónicos para defendernos a la vez que las repugnantes y enormes escolopendras se multiplicaban como por arte de magia. </div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both;"><b>Fragmento de "Las garras de Marlock" de Agnetha Curtis (1952) Ed. Cripta.</b></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">...el polvo y las telarañas eran los dueños de la mansión, por lo que el haz de luz que proyectaba la linterna resultaba fantasmagórico. La señora Darrell me había indicado en su carta que el sótano se usó desde siempre como bodega y que en él todavía podían encontrarse varias botellas de <i>Château Lafitte</i> de 1857. Podrían resultar un buen negocio, me dije. Así que, ni corto ni perezoso, me dirigí hacia allí.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Sobre la puerta de acceso al sótano pude contemplar el soberbio retrato de Lord Alexander Marlock, duque de Sussex, el hombre que gracias a sus influencias y sus malas artes logró encarcelar a mi abuelo Charles, al bueno de mi abuelo Charles. La efigie del que antes fue poderoso caballero estaba cubierta ahora del mismo polvo y telarañas que sin hacer distinciones lo sepultaba todo.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">La atmósfera del sótano era húmeda, pestilente, insana. Para llegar hasta las baldas donde reposaban las botellas hube de sortear un ingente amontonamiento de cachivaches y varias ratas se cruzaron en mi camino. Conseguí un cesto, mas cuando pretendí alcanzar la primera botella, una extraña metamorfosis se apoderó de mi mano: ¡se había transformado en la garra de un animal, de un tigre o de un león! La retiré y mi mano volvió a su ser; pero en cuanto lo intenté por segunda, por tercera y hasta por cuarta vez, el efecto fue el mismo, como si mi mano fuera presa de algún maléfico maleficio. Grité y grité como un poseso y la linterna se apagó como por ensalmo no sin antes haber iluminado a la momia de Lord Alexander Marlock que ocupaba un sillón desvencijado. </div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both;"><b>Fragmento de "Comando al infierno" de Nicholas Pert (1952) Ed. Acero.</b></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¡Tenemos que eliminar a esos monos amarillos, Johnson! ¡Cúbrame!</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Y dicho esto, el sargento McQuinn se abrió paso sin dejar que su metralleta dejara de ladrar. Gracias a su acción, pudimos internarnos en la jungla las yardas suficientes como para copar aquella posición y mandar al infierno a los tres japos que la ocupaban. Solo Tommy presentaba un rasguño en una pierna.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¿Un trago para celebrarlo, muchachos?</i> —y el sargento fue pasando la botella plana de whisky que guardaba en su mochila. También lo hizo con su paquete de cigarrillos. <i>—¿Qué haréis cuando acabe esta maldita guerra, muchachos?</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Yo respondí que me reintegraría al taller mecánico donde trabajaba en Silverville. Tenía muchas ganas de volver a ver a los muchachos e ir al baile en <i>Mike's</i> los sábados por la noche con ropa limpia y tras cenar algún plato sabroso que preparara mamá. Tommy comentó que su propósito era casarse con su chica, con Brenda, tener hijos y comprar la ferretería del señor Schneider en cuanto se presentara la oportunidad. Tommy extrajo de su cartera la foto de su novia, de Brenda, y al igual que la botella del sargento, nos la fue pasando. Era realmente una chica muy bonita. "Qué suerte tienes, Tommy, tu chica es realmente muy bonita", le dije. "Gracias, Johnson", me respondió. Un segundo después, una bala salida de la foresta le atravesó la cabeza y Tommy cayó muerto con la foto de Brenda en la mano.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>—¡¡¡Malditos japos!!! —rugió el sargento McQuinn mientras arrancaba la placa de identificación del cuello de Tommy.</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">:-...</div><div class="separator" style="clear: both; font-weight: bold;"><br /></div></span></div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-90823024673815213462023-11-30T13:27:00.000+00:002023-11-30T13:27:18.841+00:00Vidas Ejemplares, 01<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRJWcOcAOk0rzPNumopIl9696DWVXGEgiktxtLc3YpOi6VGGoTSLh6ydAjy2k8o6PehDl9lpkLxBEw06vh0cReE0_qnQo64OlvZzTKdMqpJCj5EYDqGHhB_VDvIEaya4-Mb1FlC7BIz4Txg51te3E-Qf25i4bcOmF0pxFfFKuF7x-LnUJwKD2P/s872/caminante.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="730" data-original-width="872" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRJWcOcAOk0rzPNumopIl9696DWVXGEgiktxtLc3YpOi6VGGoTSLh6ydAjy2k8o6PehDl9lpkLxBEw06vh0cReE0_qnQo64OlvZzTKdMqpJCj5EYDqGHhB_VDvIEaya4-Mb1FlC7BIz4Txg51te3E-Qf25i4bcOmF0pxFfFKuF7x-LnUJwKD2P/s320/caminante.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div class="separator" style="clear: both;">VIDAS EJEMPLARES, 01</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Es un hombre que comienza su día a las siete de la mañana. Tras sus evacuaciones e higienes amenizadas por un noticiario radiofónico, hace la cama, se viste con prendas cómodas, muy usadas, sale a la calle y emprende una caminata de una hora u hora y media a paso rapidísimo. Tras el recorrido, desayuna siempre lo mismo, salvo los viernes, en la terraza de un bar: café solo y media tostada con aceite. También toma alguna pastilla.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Tras comprar pan, vuelve a casa, se pone unas zapatillas, conecta la radio en un punto del dial que emite, intercalada, música clásica y jazz. Va a la cocina y toma otra pastilla con otro trago de agua. Consulta y responde algún mensaje del móvil. Luego, regresa a la pequeña sala, enciende el ordenador y cuando obtiene conexión a internet se sienta frente al monitor y despacha el correo y toma la lección diaria del curso que le ocupe, electrónica, física, arte, filosofía. También escribe ceremoniosamente en su cuaderno.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Tras ello, deja en <i>stand-by</i> el pc, apaga la radio, enciende la gran pantalla del televisor, toma asiento en su sillón orejero y se dispone a ver la primera de las dos películas de la mañana. El silencio es completo. Las únicas palabras que ha dicho hasta ese momento han sido "Buenos días, Marga", dirigidas a la camarera que le sirvió el desayuno. También consulta el móvil antes de que comience la proyección y lo pone en modo avión.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Al acabar la segunda película, busca entre los canales el telediario del que es habitual y va poniendo la mesa. Unos cubiertos, una servilleta de papel, un vaso, una pequeña pieza de pan. La comida la encarga en "La Rossi 44" donde le preparan en túpers platos para toda la semana, salvo sábados y domingos. Es comida casera, muy buena. Comida sabrosa que acompaña de vino o cerveza, según. Mastica lentamente y apenas aparta la vista del informativo. También, en ocasiones, se ríe sordamente con alguna noticia.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Recoge la mesa, coloca los cubiertos y platos en el lavavajillas y marcha a su dormitorio, donde se tumba en la cama acompañado del libro que esté leyendo. Lee durante media hora y duerme otra hora de siesta. A veces, cuando despierta, se hace una paja, y se lava la cara y sale de nuevo a caminar a paso ligero. Esta caminata vespertina la hace tres días por semana. Cuando regresa a casa, ve otra película o un capítulo suelto de la serie que siga, depende si salió a la calle o no. Luego escribe otros renglones en su cuaderno. También puede consultar algo entre sus libros. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Aclaremos que dos días a la semana y aprovechando sus horas de caminar, la empresa de limpiezas domésticas Maylo, S.L., le arregla y ordena su apartamento diminuto, pero lava su poca ropa en la lavandería automática que hay debajo de su edificio y lee durante el proceso. También lava a mano alguna prenda en el bidé.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Tras la cena ligerísima escuchando la radio, ve otra película u otros capítulos y se enreda un rato en el ordenador. Rebasada de largo la medianoche y tras la nueva labor higiénica, se pone el pijama y unos auriculares, se mete en la cama y se queda dormido a los pocos minutos escuchando algún canal de podcast que le interesa. También lee un poco si se desvela de madrugada.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Un fin de semana de cada tres, viernes desde mediodía, sábado y domingo, lo comparte con su amiga Magdalena. Hacen compras, comen fuera, van al cine, ven series, pernoctan a veces. Un fin de semana de cada cuatro meses organizan un viaje a alguna localidad costera no muy lejana. Hacen compras, comen fuera, van al cine, ven series, pernoctan. También hablan, pero no mucho.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Por todo ello, nuestro equipo ha decidido conceder a este hombre que, por cierto, se llama Alfredo G., el <i>Premio Anual de la Felicidad Terrena 2023</i>. Desde aquí queremos transmitirle nuestra enhorabuena y hacerle entrega de la correspondiente placa honorífica que le llegará a través del correo postal. También un talón bancario por valor de 100 euros.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">:-...</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-91483285694367235212023-11-26T11:37:00.005+00:002023-11-26T11:42:40.520+00:00Memorándum sobre los beneficios que reportaría a la ciudadanía organizar una nueva Guerra Civil en España<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4zvPQlfGsphcYoKfQw6Vd-96ND8tomPrhED21xBShdzjbrChzXnZDmexOK8NwkrDUfOmulkwWp3vj7WrKbxE3vVLK6wMbYsIdxA8-Uc8XXg_FIaD2lwsjBEQbIguK6zzkMasXmJgRQFIgbxgxdYhHv3hYa4B8I5aw1SrLdcmFf7JsE01sEpbu/s660/guerra.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="330" data-original-width="660" height="207" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4zvPQlfGsphcYoKfQw6Vd-96ND8tomPrhED21xBShdzjbrChzXnZDmexOK8NwkrDUfOmulkwWp3vj7WrKbxE3vVLK6wMbYsIdxA8-Uc8XXg_FIaD2lwsjBEQbIguK6zzkMasXmJgRQFIgbxgxdYhHv3hYa4B8I5aw1SrLdcmFf7JsE01sEpbu/w414-h207/guerra.jpg" width="414" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><u>Memorándum sobre los beneficios de organizar una nueva Guerra Civil en España</u></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>¿No sería magnífico aprovechar el actual ambiente multi-encabronado que se ha apoderado del país para organizar una nueva Guerra Civil? Las ventajas son obvias, entre ellas y principal, que una guerra ahora conseguiría hacer olvidar, a la nuestra y a las generaciones venideras, la Guerra Civil del 36 con un efecto tan inmediato (y beneficioso) como el gol de Iniesta a Países Bajos en Sudáfrica, que arrojó al cubo de la basura de la memoria al coñacísimo gol de Marcelino a la URSS en el 64.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>¡Venga, empecemos esa guerra cuanto antes!</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span><b>VENTAJAS de una nueva Guerra Civil en España</b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Se eliminaría a mucha gente pelmaza.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Se podrían escribir muchos libros y rodar muchas películas sobre la nueva guerra.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- El trabajo de reconstrucción lograría el pleno empleo.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Nos dejaríamos de tantas tonterías como ahora nos llaman la atención.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- La Navidad volvería a ser <i>entrañable</i>.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Surgirían gran cantidad de bellas historias de amor.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- La población adelgazaría y bajarían los índices de colesterol.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Valoraríamos <i>las pequeñas cosas de la vida</i>.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Se promovería la investigación científico-técnica.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Se agudizaría el ingenio.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Descubriríamos los sabores de perros, gatos, ratas, palomas urbanas, etc.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Los niños vivirían felices sin control y entre escombros.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- El estado de apocalipsis facilitaría las relaciones sexuales y el poliamor.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- La subida del número de suicidios sacaría a bolsa la industria de las sogas y cuerdas.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- No participaríamos en Eurovisión, al menos durante unos añitos.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Descubriríamos al monstruo, al cobarde, al héroe que llevamos dentro.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Tendríamos vía libre para liquidar vecinos. </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Habría pocos problemas de aparcamiento.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>-- Etc</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>¡Ah, vaya!, parece que he olvidado una ventaja muy importante:</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>El rescate que se produciría de antiguos oficios tras el enfrentamiento; me refiero a esas labores callejeras tan comunes en mi bario durante el periodo, digamos, entre 1965-1972; o sea, la de los paragüeros, lañadores de ollas y cacerolas, afiladores con su pito, reparadores de sillas de enea con su alto cono a la espalda, cristaleros de apestosa masilla, el tío que vendía loza que cargaba en los serones de un burro, el del carrito de los helados-mantecados, el ditero de colchas al hombro y libretón con palometas, la señora que cogía puntos a las medias bajo un flexo en las mercerías, el trapero que recogía periódicos viejos y botellas, el técnico que reparaba televisores a domicilio, etc.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span>En resumen, volveríamos a esa vida sostenible que tanto pretendemos (de boquilla) ahora y que, en poco tiempo, haría que lo del cambio climático pasara a ser un mal recuerdo. ¡La paz lleva al progreso y el progreso, ya lo hemos comprobado, a la debacle ecológica y por ende, a nuestra aniquilación! Por lo tanto... ¡A la guerra, a la guerra, queridos amigos! ¡Tomemos ahora el fusil para rescatar luego el venerable arado romano! ¡A la guerra por el bien de la Humanidad! </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-size: medium;">:-...</span></div></div>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-40511649180336376942023-09-28T14:03:00.002+00:002023-09-28T14:03:13.271+00:00El Barrera <p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZDw_XiFhRyGyZUWgrj_RzRjgFU_uwPPLQCZlMwMLVC9hEXNhZg5-MBDCetIakVek4x5zqg3jHBIWAHCtkW70c2XfyrJZDkTr0m4FVvqKcoKzDX1Duee9d08iYBPwR6G0NKCKfYyM30BuPJGMSe7VmY9IP6lpRReEUfXVzCHquppL1rXFkWRkO/s1020/Tot%C3%B2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="642" data-original-width="1020" height="201" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZDw_XiFhRyGyZUWgrj_RzRjgFU_uwPPLQCZlMwMLVC9hEXNhZg5-MBDCetIakVek4x5zqg3jHBIWAHCtkW70c2XfyrJZDkTr0m4FVvqKcoKzDX1Duee9d08iYBPwR6G0NKCKfYyM30BuPJGMSe7VmY9IP6lpRReEUfXVzCHquppL1rXFkWRkO/s320/Tot%C3%B2.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">.</div><div style="text-align: justify;">No sé qué extraña asociación de ideas me ha llevado esta mañana a recordar al Barrera, un compañero del malvado colegio. No estoy seguro de que se apellidara Barrera; lo mismo era Barea, Borrero o algo así. Pero a esta duda le siguen varias certezas. La primera es que el Barrera (seguiré llamándolo así) era un chaval simpático, espabilado y que no se juntaba con los golfos de la clase. Si alguien le preguntaba, <i>Barrera, ¿tú de equipo eres?</i>, no decía del Betis o del Sevilla, sino muy ufanamente, <i>Yo soy del Rapid de Viena</i>. Y es que el padre del Barrera se había ido a trabajar a Austria y de allí le trajo una camiseta de tal equipo de fútbol. También ocurrió una vez que el Barrera se presentó en el colegio con uno de esos pantalones cortos tiroleses de cuero y con peto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El Barrera tenía los ojos saltones y la nariz torcida. Tenía cara de niño de película de Fellini o, como poco, neorrealista. He descubierto que el chaval que hacía de hijo de Totò en el film "Policías y ladrones" (Guardie e ladri, Mario Monicelli, 1951) era igualito al recuerdo que tengo del Barrera. Aquí está la prueba que no me dejará mentir:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/-GvRU9SdUPU" width="320" youtube-src-id="-GvRU9SdUPU"></iframe></div><br /><div><br /></div><div>Pues además de todo esto, lo que recuerdo a la perfección es el chiste que en una ocasión me contó el Barrera en el recreo (ojo, éramos niños de 4º de Primaria, debíamos tener 10 u 11 años). El chiste era éste:</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Un matrimonio tiene dos hijos gemelos, uno de los cuales es mudo. El padre lee un día en el periódico que hay un médico en Estados Unidos que opera a los mudos y los hace hablar. Se lo cuenta a su mujer y deciden gastarse los ahorros para ir a Estados Unidos y operar al niño; pero como no tienen mucho dinero deciden también que sea la mujer quien se vaya con el niño a Estados Unidos. Total, que la madre y el niño mudo cogen el avión y cuando llegan a Estados Unidos, la mujer llama por teléfono al marido en España: </i></div><div style="text-align: justify;"><i><br /></i></div><div style="text-align: justify;"><i>—¡Paco, Paco!, </i>dice la mujer.</div><div style="text-align: justify;"><i>—¿Qué pasa, qué pasa, Pepa?,</i> dice el marido.</div><div style="text-align: justify;"><i>—Po que al bajarnos del avión en Estados Unidos se le ha caído al niño una maleta en la cabeza y ha dicho "¡coño!", </i>dice la mujer.</div><div style="text-align: justify;"><i>—¿Coño?, ¿que el niño ha dicho coño? ¡Coño el tuyo, h.d.p., que te has llevado al que habla y me has dejado aquí al mudo!</i></div><div><br /></div><div style="text-align: center;">(Aquí deberían venir unas caritativas risas, por favor).</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Éramos, como dije, dos compañeros del atroz colegio con 10 u 11 años. ¿Qué habrá sido del Barrera?, ¿cómo lo habrá tratado la vida?, ¿habrá muerto?, ¿se acordará del chiste aquél que una vez me contó?, ¿leerá este textito? Qué gusto me daría encontrarme con él para darle un abrazo.</div><div style="text-align: justify;">.</div><p style="text-align: justify;"><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-14567108005572314292023-08-27T12:55:00.004+00:002023-08-27T12:55:38.415+00:00El niño poeta<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1SjUaqudfpTI30jt57oTmkMyHgdZMFgzJV5eI9fGCREdrziQYIdgelpY_zslkgd3XXspvaIr3UoNvVmKL_3jiNu5k94laAMmtGdvevs8zn3Kr9OXephBDdbbN7C5zBuJ9yYJDy56gFG9-ysQF05oAT8tPTBMwct1uN6eIwBpvETspVogOymLD/s920/ni%C3%B1o%20poeta.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="920" data-original-width="811" height="259" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1SjUaqudfpTI30jt57oTmkMyHgdZMFgzJV5eI9fGCREdrziQYIdgelpY_zslkgd3XXspvaIr3UoNvVmKL_3jiNu5k94laAMmtGdvevs8zn3Kr9OXephBDdbbN7C5zBuJ9yYJDy56gFG9-ysQF05oAT8tPTBMwct1uN6eIwBpvETspVogOymLD/w228-h259/ni%C3%B1o%20poeta.jpg" width="228" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Me ha costado dos días de introspección memorialística dar con la clave que inició el proceso; pero finalmente lo he conseguido. Es esta:</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">"Las Hermanas Clavelitos</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">cantan cuplés muy bonitos"</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">En efecto, este pareado era el pie de página que acompañaba la ilustración de unas jirafas cantarinas que parecían actuar en un escenario que un público entregado había llenado de flores. Se contenía en uno de mis libros infantiles del que nada más recuerdo. Un libro todo de dibujos con un pareado bajo cada uno de ellos. Allí descubrí la divertida magia de la rima en su más pura sencillez. Tras esta iluminación, me dediqué día y noche a componer pareados con los que martiricé a los miembros de mi familia, en especial al tito Pepe.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— Mira, tito, la poesía que he escrito: "Aquellas montañas / están llenas de cañas". ¿A qué es bonita?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— Sí; muy bonita.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— ¿Y ésta?: "Por las noches / hacen ruido los coches".</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— Sí; está muy bien.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— Pues tengo más. Verás otra: "Los elefantes / tienen las orejas muy grandes".</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— Bueno, esa no pega mucho.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— Sí, es verdad, no pega bien. Pero otra más...</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— ¡Que sea la última, eh!, que va a empezar el telediario.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— Vale: "En el autobús la gente / va de lado y va de frente".</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">— Venga, sí; muy bien. Lárgate ya, anda.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Supongo que mi producción de pareados llegó a ser inmensa y coñacísima, hasta que viendo los logros alcanzados, me atreví a afrontar un proyecto de mayor dificultad, pues una vez dominada la técnica, ¿qué me impedía escribir una poesía más larga?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">No recuerdo tampoco qué me llevó al tema, pero el caso es que decidí componer en versos el proceso del pan, desde que el labrador siembra el trigo hasta que nos venden las barras en la tienda. Me costó un enorme esfuerzo, pero lo logré y me esponjé de satisfacción. Hasta conseguí incluir, como niño repelente que era, una palabra difícil —salvado— que pertenece al único fragmento que de aquella sentida oda guardo en la memoria: "el salvado se abre / la harina comienza a brotar / y se la dan al panadero / para hacer pan".</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Entusiasmado con mi obra, la recité a la familia durante la sobremesa de la cena. Hasta bajaron el volumen de la tele. Era una poesía, como digo, de muchos versos y puse en su declamación mi vocecita más conmovedora. Incluso, llegada la parte de "el salvado se abre / la harina comienza a brotar / y se la dan al panadero / para hacer pan", moví los dedos de una manita como si descascarillara un puñado de granos de trigo ("el salvado se abre...") o como si amasara la harina a cámara lenta ("la harina comienza a brotar / y se la dan al panadero..."), deleitándome.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">El éxito fue tan completo que cuando concluí mi rapsodia se hizo el silencio. Todos quedaron boquiabiertos, ¡tenían en casa a un niño poeta y lo mismo dejábamos de ser pobres! El primero que habló fue el tito Pepe para decir que aquello era imposible, que les había engañado, que lo que había recitado lo había copiado de algún libro. Aquello, claro está, me enfadó en la misma medida que me halagó (¡ay, qué desvalido se encuentra el hombre frente al halago!, como dijo Kundera). Pero fue mi padre el que sin salir de su asombro, balbuceó estremecido los cuatro célebres versos: "el salvado se abre / la harina comienza a brotar / y se la dan al panadero / para hacer pan", tras lo que decía, "qué bonito, qué bonito lo que ha escrito mi niño"... Sí, qué bonita fue para todos aquella noche mágica que aún llena de luz alguno de mis rincones cerebrales.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Y pobre mi padre, pobre papá, que murió sin llegar a conocer que muchas décadas después, el propio Antonio Muñoz Molina me concedería el alto título de Tercer Poeta Oficial de su blog personal. Seguro que, de saberlo, el dato lo hubiera llenado de emoción. Un beso, papaíto.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">.</div><div><br /></div></div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-13259334963756159012023-08-27T12:53:00.002+00:002023-08-27T12:53:06.487+00:00Solomillo<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQ2FLcSxShyW6UmFBT01SUbWYafVdqdZZ-3MMUk1tlVxvrSYcyqJXH4oTpTmZsNVRONBeWpfKLINd-4YPoZ_cetuS8aweDCQa9DS5suNwM-v-Aw9urJ-RQAb5EdYdJO-o_a4gDKZgennMMcqrRi2068sb_8m_EAB0UGWIGYfzzlSiustaQeLTe/s500/solomillo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="312" data-original-width="500" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQ2FLcSxShyW6UmFBT01SUbWYafVdqdZZ-3MMUk1tlVxvrSYcyqJXH4oTpTmZsNVRONBeWpfKLINd-4YPoZ_cetuS8aweDCQa9DS5suNwM-v-Aw9urJ-RQAb5EdYdJO-o_a4gDKZgennMMcqrRi2068sb_8m_EAB0UGWIGYfzzlSiustaQeLTe/s320/solomillo.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Existe, casi en el centro geográfico de Egipto, una población llamada Solomillo. No me pregunten por el origen de esta extravagancia toponímica porque no lo sé; el caso es que así aparece en los mapas.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Fue en Solomillo, asistiendo a sus XVII Jornadas Arqueológicas, dedicadas en esa convocatoria al reinado del faraón Hepset III, donde conocí a la que luego fue mi esposa, la profesora de la universidad Central de El Cairo Shamila Abdul Adkhani que, a la sazón, había participado en una ponencia de las citadas jornadas. Lo que me resultó curioso es que ella, natural de Solomillo, tampoco supiera explicarme el porqué de ese nombre.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Shamila era musulmana, aunque su observancia del Islam era de muy mediana intensidad. Entre otras cosas, me confesó que se pirró por el jamón y por el solomillo de cerdo cuando estuvo en Madrid reordenando el templo de Debod. Y digo que Shamila era, pues falleció hace dos años, dejándome desolado y tratando cada minuto de recuperar el recuerdo de nuestras noches en Solomillo, cuando fuimos tan felices bajo las palmeras del oasis, iluminados cuando hacíamos el amor por la luz mágica de la luna creciente.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">En realidad, Solomillo no tiene ningún atractivo que ofrecer al visitante, a no ser su pequeño museo de arte egipcio, llenos siempre de moscas sus expositores que no guardan mas que unas pocas piezas sin interés y desportilladas. El laberíntico trazado urbano contiene una mezquita y una diminuta iglesia copta. A pocos kilómetros, el oasis que cité, el Wad-Akham, alivia lo tórrido de los días. Fue allí donde el camellero Mahmut, un hombre sabio, no supo responder a mi pregunta de por qué lo de Solomillo. Se aventuró a hablar de la ocupación napoleónica del territorio, pero no entendí ni sigo entendiendo qué conexión puede haber entre una cosa y otra.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">¿No será lo de Solomillo una deformación? ¿Tendrá algo que ver con el rey Salomón, habitante del cercano reino de los judíos? Salomón, Solomón, Solo-Nilo... ¿Y con Ptolomeo? Ptolomeo, Tolomello, Tolomillo... Ni idea. Tal vez alguno de ustedes pueda lanzar una hipótesis. Le quedaría muy agradecido (mi correo pgili52@gmail.com)</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-23075214068295122932023-08-26T09:52:00.002+00:002023-08-26T09:52:14.074+00:00La caña<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjffWazd2uVo5fWqJeqe-iAsngtVG-asA7SumKiZ-_z84YLZl4AnjGmVQ96RmKvS1-ehH2IUL00nRYeaRxg_KHACf87ZSnwek5tHIBRMWMk-ERjG2Evk2MYcfNR2CtHJWYA46XW5YpxkZXHsXeTpWo1k-mikKVmdeY3mhuaDczWmDeVTFhiwNrk/s612/Toallas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="409" data-original-width="612" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjffWazd2uVo5fWqJeqe-iAsngtVG-asA7SumKiZ-_z84YLZl4AnjGmVQ96RmKvS1-ehH2IUL00nRYeaRxg_KHACf87ZSnwek5tHIBRMWMk-ERjG2Evk2MYcfNR2CtHJWYA46XW5YpxkZXHsXeTpWo1k-mikKVmdeY3mhuaDczWmDeVTFhiwNrk/s320/Toallas.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Siendo niño, recibí en una ocasión un regalo incongruente: una caña de pescar. El pequeño artefacto era todo de plástico y se componía de dos tubos huecos de color crema por los que discurría un sedal rojo, un mango forrado de tiras igualmente de plástico y una especie de carrete parecido al del esparadrapo con una protuberancia que hacía funciones de manivela. Lo mejor de la caña era sin duda el anzuelo, porque era un anzuelo de verdad. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Esta caña, que me acompañó en un par de ocasiones durante nuestras dominguerías familiares en una ribera pueblerina, se mostró por completo inoperante. Sentado sobre una piedra del arroyo y cebado el anzuelo con un trozo de pan, me llené de una frustración que crecía por minutos, una frustración que se completaba con los sarcasmos que me dedicaban mis familiares, alrededor todos ellos de la paella, cuando me veían aparecer caña al hombro, con expresión sombría y sin nada en las manos.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Decidí no volver a intentarlo. Fue así que en vez de pescador de peces, me hice pescador de toallas. Y es que, sentado en la taza del wáter mientras efectuaba mis deposiciones, entretenía el momento arrojando al suelo lo más lejos posible la toalla del lavabo, la del bidé y hasta una de baño (nuestro baño familiar era estrecho y muy largo, como un estuche de estilográfica). Entonces, desde mi puesto privilegiado, lanzaba el hilo, el anzuelo se enganchaba en alguna de ellas casi siempre y arrastraba hasta mí la pieza capturada. Conseguidas las tres toallas o las que fueran, el juego daba comienzo de nuevo.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Es cierto que con esa caña de juguete no pesqué ni un maldito pez; pero un rápido cálculo me hace estimar en 824 el número de toallas conseguidas. Me extrañaría muchísimo que haya habido o siga habiendo en el mundo un solo habitante que superara, o al menos igualara, este récord que sigo detentando. ¿Conocéis a alguien?, ¿a que no?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">.</div><div><br /></div></div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-70689558079517552342023-08-22T11:37:00.004+00:002023-08-22T11:37:54.476+00:00El bombazo<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtPw88DeGmT6VgN-zd4vaUz7fVQ-fl8ix7pvZYXZ5ryLbNxz9hR7kiNhXhGP_-usUDpbv_ogBtH1pGf3EKfq-PynMAe86tRp0sPoxNrtTFSCjKCJvlBVhOKaU2Hhq9D9UIy58FinSqmQMk5_4Dg6SlxRU5OGgBc9BYDUKi_l4k4xkOrJVHsM2n/s3072/teatro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2164" data-original-width="3072" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtPw88DeGmT6VgN-zd4vaUz7fVQ-fl8ix7pvZYXZ5ryLbNxz9hR7kiNhXhGP_-usUDpbv_ogBtH1pGf3EKfq-PynMAe86tRp0sPoxNrtTFSCjKCJvlBVhOKaU2Hhq9D9UIy58FinSqmQMk5_4Dg6SlxRU5OGgBc9BYDUKi_l4k4xkOrJVHsM2n/s320/teatro.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Hola, buenas tardes, señores. Me llamo Uzo Katawaka y soy un <i>hibakusha</i>, un superviviente del bombardeo de Hiroshima, y por lo tanto, una persona rechazada por mis compatriotas, que veían en mí un peligro de contagio, de transmisión de malformaciones además de representar para ellos un recuerdo amargo de nuestra derrota. Sobrevivir me hizo un desgraciado, así que un día decidí abandonar Japón.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Tras muchas peripecias y tribulaciones que serían muy largas de contar, acabé en España, extraño país, donde formé parte del elenco de artistas del Teatro Chino de Manolita Chen. Allí, y gracias a las úlceras, cicatrices y bulbosidades que marcaban mi cuerpo, fui conocido como "Chin-Chong, el monstruo venido de la China".</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Salía al escenario tras la actuación de una pareja de humoristas disfrazado de falso chino, con sombrero cónico, largos bigotes y no menos larga coleta. Me desplazaba a todo lo largo del escenario a pasitos cortos, de un lado a otro, moviendo acompasadamente los índices de las manos arriba y abajo mientras sonaba una música de xilófono y platillos. Pasado un rato, me detenía en el centro del escenario y me abría el kimono, me quitaba los pantalones de imitación seda y me exhibía de frente y de espaldas. El grito de horror que emitía entonces el público era indescriptible. Y es que el famoso Hombre Elefante a mi lado, hubiera quedado a la altura de un <i>tabi</i>.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i>Charla entre Uzo Katawaka y el señor Chen, empresario del Teatro Chino y esposo de Manolita Chen:</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i><br /></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i>Sr. Chen: Yo sel astuto como sol.lo, honolable Uzo. Tlas el susto, el público lesibil a las señolitas vedetes con muchísimo aglado, con un aglado redoblado, ¿me entiende? Y salil del teatlo muy felise tlas la apoteosis de las pluma y las tetita y los culito.</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i><br /></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i>Uzo: Pero tal éxito redundará en mi sueldo semanal, ¿no es cierto?</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i><br /></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i>Sr. Chen: Clalo que sí, honolable amigo. Yo pagal 7000 mil peseta en metálico y 5000 peseta de whisky cada vielnes. Solo Manolita cobla más que usted.</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Fue así que, repentinamente, me convertí en la estrella que llenaba el teatro de un público ávido de morbo y sexo y al que apenas interesaban ya los números de Emilio el Moro, los Hermanos Calatrava o Manolo Puentegenil, ídolo de la canción española. Gané mucho, mucho dinero.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Tanto dinero gané que hasta una de las coristas, Pepita, se enamoró de mí y no le importó casarse conmigo cuando abrí la puerta del chalet en Torrevieja que pude adquirir para pasar allí los templados inviernos, que era cuando el Teatro dejaba las giras. Y no solo eso, sino que Pepita (¡qué tipazo tenía entonces mi Pepita!) me hizo padre de Magdalena y de Hiroki, nuestros hijos, la parejita, que nacieron sin haber recibido herencia alguna de mi sometimiento a la radiación nuclear. Eso sí, para mi sorpresa, ambos tenían rasgos chinescos en vez de nipones. Al igual que en nuestra boda, sus padrinos de bautizo fueron el señor Chen y la propia Manolita Chen.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Lo demás, ya lo pueden imaginar. Me adapté a la perfección a este extraño país, me interesé por su cultura y su idioma y hasta, durante más de veinte años, fui socio del Real Betis Balompié. También hace veinte años que me jubilé. Puedo decir que he sido feliz.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>Petor Calamocha. "Cuentecillos atómicos". Ed. Puskas, Budapest, 1971</i></div><div class="separator" style="clear: both;">.</div></div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-15269530681589158972023-08-22T11:33:00.003+00:002023-08-22T11:33:38.693+00:00Tormento<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVAH1AR4TKPZb_bzAJXn5VCwzKCRBd11gCqwOZ8eCCqmLbiGa8VR3-v9VhnCYdYiPhAo-fivmK5fDNW8Cyl2Qj6Qd4CBQoY8E11-vw-ceZvx9hwJgheVuyWxTZ1MiiPil1qA7WCPDuVDv5BwXbWxbsX1YJzCcxZmnafoYPJorDdvnufHWsMg3l/s1024/%C3%A1tomo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="683" data-original-width="1024" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVAH1AR4TKPZb_bzAJXn5VCwzKCRBd11gCqwOZ8eCCqmLbiGa8VR3-v9VhnCYdYiPhAo-fivmK5fDNW8Cyl2Qj6Qd4CBQoY8E11-vw-ceZvx9hwJgheVuyWxTZ1MiiPil1qA7WCPDuVDv5BwXbWxbsX1YJzCcxZmnafoYPJorDdvnufHWsMg3l/s320/%C3%A1tomo.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Me han trasladado desde el Cilindro y he sido condenado al castigo más cruel que se contempla en nuestro Código. Tras el proceso de reducción seré anclado a un neutrón de einstenio y obligado hasta la muerte a escuchar el zumbido perpetuo de su nube de electrones.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><i>Petor Calamocha. "Cuentecillos atómicos". Ed. Puskas, Budapest, 1971</i></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div></div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-38327374506579534462023-05-31T12:36:00.004+00:002023-05-31T12:40:21.701+00:00Tarpeyo negro (Melanio tarpeyis)<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiUwpmgp8pQDejHF4-2ioZztz1yNfqIsWLbGo--nIUpYPH1rtr79oljcSrHmPw8_sycCOTUoKCr_ZSlaMJ6OgXUI5wArqjRMn25hPn1XQscyWj5qJm8LA7TySzpKB7Mw6ZzE2cuB_zCqvlyJU6Mdi-ABefG0kbjtDhbxHJfy7ltrqRWXf0Jw/s1500/Tarpeyo%20negro.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="1138" height="441" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiUwpmgp8pQDejHF4-2ioZztz1yNfqIsWLbGo--nIUpYPH1rtr79oljcSrHmPw8_sycCOTUoKCr_ZSlaMJ6OgXUI5wArqjRMn25hPn1XQscyWj5qJm8LA7TySzpKB7Mw6ZzE2cuB_zCqvlyJU6Mdi-ABefG0kbjtDhbxHJfy7ltrqRWXf0Jw/w335-h441/Tarpeyo%20negro.jpg" width="335" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">El <b>tarpeyo negro</b> (<i>Melanio tarpeyis</i>) es es el resultado de la hibridación del <i>Platanus orientalis</i>, del <i>Acer rubrum</i> y del <i>Brachychiton populneus</i>. Árbol caducifolio de gran porte (copa de 3 a 65 metros de diámetro) es muy abundante en toda la cuenca del Mediterráneo y en Uruguay, donde es conocido como <b>Tarpeyo oscuro</b>. Su madera es poco apreciada en ebanistería, aunque con sus fibras pueden fabricarse estropajos exfoliantes para personas poco amigas de la higiene. De sus semillas, llamadas bolichas, insertas en cápsulas de alto poder astringente, se elabora un pienso de regular calidad para gallinas y otras aves de corral una vez sometidas (las bolichas, no las gallinas) a desparasitado a mano, cocción y posterior desecado en edificios destinados a tal propósito.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">.</div><h1 class="firstHeading mw-first-heading" id="firstHeading" style="background-color: white; border: 0px; flex-grow: 1; font-family: "Linux Libertine", Georgia, Times, serif; font-size: 1.8em; font-weight: normal; line-height: 1.375; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; overflow: hidden; padding: 0px;"><br /></h1><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-83194562678106463552023-01-18T13:50:00.003+00:002023-01-18T13:51:30.010+00:00Naranjuela<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-k4kNTRkS8VkoUSlvayCwKcBa5s_P8wGQ1SFb_5qkH2rTLRUDu7V_Q5d8NzVk8B1-kOmSL5WU7CD-01w5E8328FydeIR8IKpKVeRPjbFYT-7Yvb9DfQNLxtD5vdNK8zVSAjvXzhcbMLqxVJDH2Olvz375GsduhEyJeHcdQgq8a13q_gK1Jw/s1000/Oronja%20citr%C3%ADnida.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="924" data-original-width="1000" height="371" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-k4kNTRkS8VkoUSlvayCwKcBa5s_P8wGQ1SFb_5qkH2rTLRUDu7V_Q5d8NzVk8B1-kOmSL5WU7CD-01w5E8328FydeIR8IKpKVeRPjbFYT-7Yvb9DfQNLxtD5vdNK8zVSAjvXzhcbMLqxVJDH2Olvz375GsduhEyJeHcdQgq8a13q_gK1Jw/w401-h371/Oronja%20citr%C3%ADnida.jpg" width="401" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">NARANJUELA</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">La comúnmente conocida como naranjuela o naranjilla de encina (<i>Oronja Citrínica</i>) es una seta micorrizógena de amplia distribución en las dehesas del suroeste de la Península Ibérica, que es su área de endemismo. Tiene un epigeo y esporocarpo grandes, con píleo (sombrero) de 5 a 15 cm de ancho, inicialmente redondeado y hemisférico, aplanándose a medida que va madurando. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Presenta en el sombrero una coloración típicamente naranja, brillante con tiempo seco, ligeramente viscosa con humedad. Su tinte no es siempre uniforme, generalmente es más pálido en los bordes. La lluvia también puede desteñir su tinte. Algunas formas son muy pálidas, incluso blancas. Se puede pelar fácilmente y posee una carne, blanca, densa y tierna. Exhala un ligero olor a flor de azahar que se acentúa con la edad o con la desecación.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Lo más curioso de esta seta es que sus esporas se concentran en laminillas con forma de gajos, estando suspendidas en un líquido anaranjado muy apreciado en la industria farmacéutica (el famoso <i>zumito de naranjuela</i>). En cambio, su interés gastronómico es muy bajo, ocurriendo además, que su consumo habitual y masivo, aparte de presentar cuadros de gastroenteritis, puede producir efectos alucinógenos que llevan al que las come a creerse cantante de ópera e incluso de zarzuela. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div></div>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-84711228425861593022023-01-18T13:28:00.002+00:002023-01-18T13:28:53.866+00:00Cícladas<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHiO7Qe5ND4xpSVaT1yaYYAPwb47vOI7eOJecVdU_hod1RVj68qgSl2orxK9Jnt9gTNqLoXwTH_6HTE8ULmZStH7f7Hd5j2Jdnu_O1hnZ53Ki7NgKq_6HOr3cSyJGm3bv8yEWmiyNngEge_DWcFg-SDodyCY0Q7i5S4m6PHIsgOXVDzcorHA/s1000/estatuillas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="562" data-original-width="1000" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHiO7Qe5ND4xpSVaT1yaYYAPwb47vOI7eOJecVdU_hod1RVj68qgSl2orxK9Jnt9gTNqLoXwTH_6HTE8ULmZStH7f7Hd5j2Jdnu_O1hnZ53Ki7NgKq_6HOr3cSyJGm3bv8yEWmiyNngEge_DWcFg-SDodyCY0Q7i5S4m6PHIsgOXVDzcorHA/w381-h214/estatuillas.jpg" width="381" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">CÍCLADAS</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-size: x-small;"><i> Para Ana Minecan</i></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both;">Hay un hombre ante nosotros que pule una estatuilla,</div><div class="separator" style="clear: both;">pero está de espaldas y tal vez se trate de una mujer.</div><div class="separator" style="clear: both;">El mar que rodea la isla en la que vive aún no es el mar</div><div class="separator" style="clear: both;">de color vino donde Homero extravió a Ulises,</div><div class="separator" style="clear: both;">ni mucho menos la isla del centro se llama Delos.</div><div class="separator" style="clear: both;">Deberán nacer allí el brillante Apolo y la cazadora Artemis</div><div class="separator" style="clear: both;">para que protejan a los héroes (Crono apenas balbucea).</div><div class="separator" style="clear: both;">Pero sin importarle nada de esto, </div><div class="separator" style="clear: both;">frente al mar de transparentes verdes,</div><div class="separator" style="clear: both;">tan rico de hipocampos y delfines,</div><div class="separator" style="clear: both;">el paciente artista sigue puliendo su figurita</div><div class="separator" style="clear: both;">con la arena abrasiva que llega de la otra isla.</div><div class="separator" style="clear: both;">Solo él o ella conocen su propósito </div><div class="separator" style="clear: both;">—brazos cruzados bajo los pugnaces pechos,</div><div class="separator" style="clear: both;">triángulo púbico, abdomen abultado, esbelto cuello—</div><div class="separator" style="clear: both;">Nosotros, nada sabemos. Imaginamos, especulamos,</div><div class="separator" style="clear: both;">investigamos caminando a tientas como ciegos</div><div class="separator" style="clear: both;">y hasta ponderamos la belleza del albo mármol de Paros.</div><div class="separator" style="clear: both;">La blancura que no soporta el artista de las figurillas</div><div class="separator" style="clear: both;">que no entiende los rostros sin ojos ni bocas,</div><div class="separator" style="clear: both;">las cabezas sin largos rizos, los cuerpos sin tatuajes protectores</div><div class="separator" style="clear: both;">y que ya trazará la pintora o el pintor del poblado</div><div class="separator" style="clear: both;">sin que nosotros conozcamos su porqué, ni Picasso, Brancusi, </div><div class="separator" style="clear: both;">Moore o Modigliani supieran su para qué.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">.</div><div><br /></div></div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-70174902537329594652023-01-05T19:14:00.001+00:002023-01-06T10:39:24.222+00:00Ya vienen los Reyes<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB0wxm2f_7LJlwhgBTFGZVPOxNnZRuBWYNCdfDzthwP1YqPZPot-FZ34FT6fqDkW6TNHHRfGAzr4gocQZu_CAz2iA6krS5jKxEpszMj0GDugLqb6v6cqXbHNBLcJxJ1ThJq7cYirWqgDaoiw6fjit0UygXK9bUnqs3zqxMcwi5Iil-Y8vWYQ/s510/Reyes.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="381" data-original-width="510" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB0wxm2f_7LJlwhgBTFGZVPOxNnZRuBWYNCdfDzthwP1YqPZPot-FZ34FT6fqDkW6TNHHRfGAzr4gocQZu_CAz2iA6krS5jKxEpszMj0GDugLqb6v6cqXbHNBLcJxJ1ThJq7cYirWqgDaoiw6fjit0UygXK9bUnqs3zqxMcwi5Iil-Y8vWYQ/s320/Reyes.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">La ruptura unilateral del pacto con los Reyes Magos a eso de los nueve o diez años —yo creo que antes, los niños éramos más ingenuos— representó el principio del fin y la primera prueba de que la existencia toda es una estafa. Hoy le contaba a mis hijos mi experiencia irrepetible, tan parecida a la de ellos, en una noche como la de ahora y en una mañana como la de mañana, en los momentos en que verdaderamente existió el prodigio, y en un nivel, este del prodigio, solo comparable, qué sé yo, al que se le aparece la Virgen o es abducido por un ovni. No había ni puede haber diferencia alguna.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">¿Vais a cumplir esta noche con un mínimo del ritual preceptivo, aunque sea el de los zapatos?, ¿tenéis la conciencia tranquila o negra como el carbón que recibiréis si así es? Pues limpios los corazones y los pijamas, acostaos tempranito porque seréis recompensados por SS. MM. los Reyes Magos de Oriente... ¡Ssshhhhh! ¡Callad ya, no habléis tanto, joder! ¡Se están acercando! ¿Acaso no veis la estrella que los guía a vuestras casas y que va dejando un rastro de purpurina en el cielo oscuro?</div></div><p></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> </div><p></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-26475235116968536182023-01-04T13:06:00.001+00:002023-01-04T13:06:17.403+00:002022: Resumen del año lector<p> .</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-dGInG0ICsAUfVxy0I0bcvtISGAU2plgjNosb0exKphIi1PUktDBwrVQRbwOWrHfnNAOPDXU-hmclGqlr8OPwfdmhCrXj45QBCVvKubav55Dlh47mOeSoqnlNinlp-0Z3s0lAjfECjr9rgNCX9FU0rS3Gs5dYH-ImADjySDfZcKVAueBQag/s668/Lectora.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="668" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-dGInG0ICsAUfVxy0I0bcvtISGAU2plgjNosb0exKphIi1PUktDBwrVQRbwOWrHfnNAOPDXU-hmclGqlr8OPwfdmhCrXj45QBCVvKubav55Dlh47mOeSoqnlNinlp-0Z3s0lAjfECjr9rgNCX9FU0rS3Gs5dYH-ImADjySDfZcKVAueBQag/s320/Lectora.jpg" width="240" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">LIBROS QUE LEÍ (casi en su totalidad) EN 2022</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">—el asterisco indica relectura—</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">En este año aciago, con la cabeza puesta en otros asuntos, ni siquiera la lectura fue capaz de cumplir con su función evasiva, esa que es capaza de sacarnos bajo fianza de páginas de la cárcel del presente. Sin más dilación, libre de glosas y afeites, presento aquí mi lista anual con el presentimiento de que la correspondiente a 2023 estará aún más desaprovechada:</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both;">1. “Diarios” Rafael Chirbes</div><div class="separator" style="clear: both;">2. “Los orígenes del pensamiento griego” J. P. Vernant</div><div class="separator" style="clear: both;">3. “Amar é pensar” Fernando Pessoa</div><div class="separator" style="clear: both;">4. “La civilización en la mirada” Mary Beard</div><div class="separator" style="clear: both;">5. “Réquiems” Mauricio Wiesenthal</div><div class="separator" style="clear: both;">6. “La llama inmortal de Stephen Crane” Paul Auster</div><div class="separator" style="clear: both;">7. “Lecciones de epicureísmo” John Sellars</div><div class="separator" style="clear: both;">8. “Sostiene Pereira” Antonio Tabucchi</div><div class="separator" style="clear: both;">9. “Filosofía para inconformes” Óscar de la Borbolla</div><div class="separator" style="clear: both;">10. “Rewind” Juan Tallón</div><div class="separator" style="clear: both;">11. “Ensayos completos” Paul Auster</div><div class="separator" style="clear: both;">12. “Eras la noche” Ramón Pérez Montero</div><div class="separator" style="clear: both;">13. “Otoño” Ali Smith</div><div class="separator" style="clear: both;">14. (*) “Trafalgar” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">15. “Sombras de la ausencia” Ramón Pérez Montero</div><div class="separator" style="clear: both;">16. (*) “La corte de Carlos IV” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">17. (*) “El 19 de marzo y el 2 de mayo” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">18. (*) “Bailén” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">19. “Notas para una posible biografía de Hípaso de Metaponto” Ramón Pérez Montero</div><div class="separator" style="clear: both;">20. (*) “Napoleón en Chamartín” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">21. (*) “Zaragoza” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">22. “Equipaje” Manuel Mantero</div><div class="separator" style="clear: both;">23. (*) “Gerona” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">24. (*) “Cádiz” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">25. (*) “Juan Martín, el Empecinado” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">26. (*) “La batalla de los Arapiles” Benito Pérez Galdós</div><div class="separator" style="clear: both;">27. “Tres días del 33” Ramón Pérez Montero</div><div class="separator" style="clear: both;">28. “Cuando fui mortal” Javier Marías</div><div class="separator" style="clear: both;">29. “Viaje al sur” Juan Marsé</div><div class="separator" style="clear: both;">30. “Primera persona del plural” Enrique Rojas Guzmán</div><div class="separator" style="clear: both;">31. “Duelo a muerte en Sevilla” Miguel Martorell</div><div class="separator" style="clear: both;">32. “Los nueve libros de historia” Heródoto</div><div class="separator" style="clear: both;">33. “Cálculo de derrota” Enrique Rojas Guzmán</div><div class="separator" style="clear: both;">34. “Pura pasión” Annie Ernaux</div><div class="separator" style="clear: both;">35. “Una historia ridícula” Luis Landero</div><div class="separator" style="clear: both;">36. “El huésped” Albert Camus</div><div class="separator" style="clear: both;">37. “La muerte de los héroes” Carlos García Gual</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">.</div></div>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-62394969461982517802022-12-20T19:29:00.000+00:002022-12-20T19:29:14.360+00:00EL NACIMIENTO DEL TITO PEPE<p> .</p><p style="text-align: center;"><b>El nacimiento del tito Pepe</b></p><p style="text-align: center;"><b>(¿Puede servir como cuento de navidad?)</b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjX6u5dFMOZaCMAFSavGuIK4qujBhfpTiiTPzkKeQC0Fzt5vJGOCvDj_fYkkRwqki9lsaSmPVh1rYFWaX2lUY1iITrCa2Gpi3n5O87KWL-SI7nlj-YOp3N53cUOqdV7Z3AQu7kdaJnQuz8sgGeQtJ_5YaG0wd5_1IqtbvRIL739n1s7T7UlPQ/s600/Portal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="440" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjX6u5dFMOZaCMAFSavGuIK4qujBhfpTiiTPzkKeQC0Fzt5vJGOCvDj_fYkkRwqki9lsaSmPVh1rYFWaX2lUY1iITrCa2Gpi3n5O87KWL-SI7nlj-YOp3N53cUOqdV7Z3AQu7kdaJnQuz8sgGeQtJ_5YaG0wd5_1IqtbvRIL739n1s7T7UlPQ/s320/Portal.jpg" width="235" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Desde luego, y con la excepción de la mañana de Reyes, no había nada más placentero que el momento en que nuestro tito Pepe decidía rescatar de la alacena atestada de armatostes y chirimbolos los cacharritos de montar el Nacimiento.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Poca intervención requería de los niños para construir aquel paisaje efímero con figuras encima de un mueble que, pomposamente, era conocido en casa como "la trinchadora". Con precaución extrema, y una vez colocados los corchos, el fondo sidéreo, el desigual caserío, el pozo y un puente sobre el río de papel de plata, sacaba de una caja de zapatos unas figuras envueltas en papel de seda que eran del año del catapún, pues muchas de ellas —todas de modestísimas hechuras— estaban desportilladas, dejando asomar en las partes de barro ausente los alambres que les servían de estructura. Como eran pocas y maltrechas, el elenco de figurantes humanos y fauna doméstica hubo de ir completándolo con muñecos de plástico de diversos estilos y tamaños, lo que, junto a la variada escala de arquitecturas, inhabilitaba al tito para crear perspectivas mínimamente verosímiles. Allí coexistían, por tanto, gallinas del tamaño de pastorcillos con una lavandera gigante que parecía enjabonar la camisa de Sansón, teniendo todos a tiro de piedra un diminutísimo castillo de Herodes.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Pero todo esto, ¿qué más nos daba? Claro que nuestro Nacimiento no podría competir jamás con el que se montaba en un balconcito de la casa del Luis el de Monta, que tenía hasta una cascadilla de agua de verdad y luces de colores; pero como digo, tal despliegue de prodigios no nos molestaba a la hora de disfrutar la obra del tito Pepe, a la que contemplábamos con arrobo poniendo los dedos en el filo de la tapa de la trinchadora con todo cuidado para no estropear el ribete de espumillón, y eso sí, poseyendo como gozoso privilegio, el que el tito Pepe nos dejara ir acercando un poquito cada día los plastiqueros Reyes Magos al foco de atención, a la cuevecilla situada exactamente en el centro del pobre diorama y donde el gentío, ávido de adoraciones, llegaba junto con sus animalejos de manera ordenada y en formación perfectamente radial. El tito Pepe siempre fue un hombre de hondas convicciones simétricas. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Después, días después quiero decir, ya nos aburríamos de tanta quietud, y para cuando tocaba la hora de recoger toda aquella aparatosa escenografía y sus personajes, dejábamos que el tito Pepe se las aviara solo con la faena porque nosotros estábamos la mar de entretenidos con nuestros juguetes nuevos. El caso es que no se me ha olvidado, almacenado el recuerdo en una inviolable habitación de la potentísima memoria olfativa, el olor a cerrado y a plástico viejo de aquellas figuras que conformaban el ensueño anual que aún nos asalta llegadas estas fiestas... La lavandera, el pastorcillo y los Reyes citados, el viejo ante un perol, la vendedora de huevos, la mamá y el papá putativo del Nene, y mi favorita de todas, la del ángel que levitaba sobre el pesebre de corcho y que sostenía aquel cartel de la frase famosa y tan bonita y cuya segunda parte, especialmente, os deseo a todos.</div><div class="separator" style="clear: both;">.</div></div>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-37228201975230788642022-10-23T18:58:00.003+00:002022-10-23T19:02:09.602+00:00El Rinconcillo Botánico, XI<p> .</p><p><b>El Rinconcillo Botánico, XI: estevia</b></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8_xqR5JZmOUN1EyhvzasVovGm-SlP2fJM_AaJwuZHqPKSY0h6NqG4ZMy61XJOec90CrAHmueCaPRBRI7Ar9fVrEpzRjr5j8xXGO6IFgWJbOid2cjGTfpmNvFUwayFj13ahP5Mq9C9UgMHeEx_JV3KV4RaSNTlLYybMpJ98MtpE-hyIknPrw/s550/estevia.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="550" data-original-width="412" height="401" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8_xqR5JZmOUN1EyhvzasVovGm-SlP2fJM_AaJwuZHqPKSY0h6NqG4ZMy61XJOec90CrAHmueCaPRBRI7Ar9fVrEpzRjr5j8xXGO6IFgWJbOid2cjGTfpmNvFUwayFj13ahP5Mq9C9UgMHeEx_JV3KV4RaSNTlLYybMpJ98MtpE-hyIknPrw/w301-h401/estevia.jpg" width="301" /></a></div><br /><br /><br /><div style="text-align: justify;">Para cuantos fuimos alcanzados por aquellos tiempos en que estar gordo se asociaba con la buena salud, el bienestar y aun la prosperidad, nos resultó llamativo el posterior y razonable rechazo a los kilos de más y la lucha por eliminarlos empleando sucedáneos de las materias engordantes. Baste hoy el ejemplo de los glúcidos en sus formatos más denostados tal el azúcar refinado, sustituidos por sacarosas sintéticas o naturales, como es el caso del yerbajo que hoy expongo: <b>la estevia</b> (<i>Stevia rebaudiana</i>), una planta cuyo poder dulcificante no lo iguala ni el final de la peli La Cenicienta de Disney.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En efecto, suficiente es con arrancar una hojita de la sutil plantita y masticarla para que la boca se nos llene de un extraordinario dulzor con un retrogusto buconasal cercano al regaliz. Es lo que hice esta mañana con un puñado de hojas tras fotografiar uno de los ejemplares que cultiva mi cuñao... Pero, ay, poco antes de ser informado de que allí se mean los perros y los gatos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En todo caso, la experiencia, a fuer de refrescante devino reveladora, pues, ¿qué mejor dieta para adelgazar que pasarse un mes bebiendo solo agua y chupando hojas de <b>estevia</b>? Tal vez con ello se obre el milagro de que se nos olviden las tartas del Mercadona y hasta los bocatas de chorizo Revilla.</div><p></p><p style="text-align: justify;"><span face="Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif" style="background-color: #fbfbfb; color: #333333; font-size: 12px;">.</span></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-47044549473127989572022-10-09T10:54:00.001+00:002022-10-09T11:41:11.864+00:00El Rinconcillo Botánico, X<p> .</p><p><b>El Rinconcillo Botánico, X:</b> <b>tabaquera</b>.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFxXXz9thZTgrQ_dW0hxVdCOm43zFT4S2sK2lqyHNZg98hh6mie9AaNrWL2rcUJnSbhk0w_8qgxoRQQCf-0_l7Rsl07EXUmX7Z-TX90Yz48Teqt4V22SskCNY4cXfe-rAzvLKNKRk5RHBxJstP9SqM49Np6EFfStb0acYWDneXxLIuWPbijA/s450/tabaquera.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="282" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFxXXz9thZTgrQ_dW0hxVdCOm43zFT4S2sK2lqyHNZg98hh6mie9AaNrWL2rcUJnSbhk0w_8qgxoRQQCf-0_l7Rsl07EXUmX7Z-TX90Yz48Teqt4V22SskCNY4cXfe-rAzvLKNKRk5RHBxJstP9SqM49Np6EFfStb0acYWDneXxLIuWPbijA/s320/tabaquera.jpg" width="201" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Si de todos es sabido que la necesidad agudiza el ingenio, será fácil hacerse cargo de que en épocas de carestía y por paliar el dependiente vicio del tabaco, el amigo del fumeque es capaz de fumarse una boñiga de vaca envuelta en papel de estraza. Es por ello que en ayuda de estos pobres seres enganchados a la nicotina vino a aparecer la planta llamada <b>altabaca</b> (<i>Dittrichia viscosa</i>), conocida popularmente entre otros nombres como <b>tabaquera</b>, una especie cuyas pringosísimas hojillas y gualdas florecillas —factoría de melíferas abejas—, si se aglomeran en forma cilíndrica en el interior de un papelillo de fumar, pueden dar el pego de parecer un cigarrillo. Claro está que, salvo para los adictos desesperados de los malos tiempos, a los que les daba igual, tal engendro ni parecía tabaco, ni sabía a tabaco, ni olía a tabaco; pero al menos, echaba humo, que era lo importante. Eso sí, la planta tabaquera producía en quien osaba echársela a los pulmones, una tos de carácter cavernoso propia de un mulo aquejado de enfisemas triples... Mas, si Dios Todopoderoso abastece de comida a los humildes pajarillos, ¿cómo iba a dejar a su suerte y sin su ración de tabaco —aunque fuera una burda imitación— al humano, el rey de la Creación?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">.</div><br /><p><br /></p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-87974663408999435242022-09-04T22:52:00.005+00:002022-09-04T22:52:34.904+00:00El Rinconcillo Botánico, IX<p> .</p><p style="text-align: center;"><b>El Rinconcillo Botánico, IX: escaramujo</b></p><p style="text-align: justify;">¡Hombre, por fin! Hoy, una planta que echa cositas comestibles y es que hablo del <b>rosal silvestre</b> (<i>Rosa canina</i>), uno de cuyos ejemplares fotografié mu malamente ayer mismo:</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWrYxFCvFLDwqh3lEB2mDZTyUkz1ny4kT9k7qZcfgot03qF7Oy2tISgyTQrlB2KjofoItt1HrsLxhWzZErMcUnOXfqUCKCOAjzWE3Maz90cy05EXaNV8l9_jandvxtdhYnGEyjNexVDgOuHnuKiLLSHRzYZwM21lxVjo0Wgb3SyAn22JiikQ/s468/Rosal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="468" data-original-width="370" height="545" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWrYxFCvFLDwqh3lEB2mDZTyUkz1ny4kT9k7qZcfgot03qF7Oy2tISgyTQrlB2KjofoItt1HrsLxhWzZErMcUnOXfqUCKCOAjzWE3Maz90cy05EXaNV8l9_jandvxtdhYnGEyjNexVDgOuHnuKiLLSHRzYZwM21lxVjo0Wgb3SyAn22JiikQ/w431-h545/Rosal.jpg" width="431" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Tal planta, que sería una verdadera mansión del placer para los insectos palo, también proporciona algunas delicias para el humano mamífero, sobre todo porque sus frutillos —que no son bayas— llamados <b>escaramujos</b> (y como <b>escaramujo</b> se conoce por extensión la propia planta) ofrece a quien los devora, una vez desprovistos de las semillitas interiores, una de las mayores fuentes de vitamina C que facilita la naturaleza gratuitamente. Pero vamos, un huevo de vitamina C, eh.</p><p style="text-align: justify;">Vale. Pues hasta aquí llegué con esta tanda de la serie dado que mañana vuelvo a la Urbs. Ya la retomaré cuando regrese.</p><p>.</p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-7052391523268987842022-09-04T22:48:00.003+00:002022-09-04T22:48:14.925+00:00El Rinconcillo Botánico, VIII<p> .</p><p style="text-align: center;"><b>El Rinconcillo Botánico, VIII: zarzaparrilla</b></p><p style="text-align: justify;">Encamineme esta mañana en compañía de mi cuñao Manué hacia la llamada "Cueva de las Pinturas" con el propósito de conseguir pigmentos naturales con el que fabricar algunos colores al óleo cuando, ya en la boca de la enorme caverna, tropeceme con estos graciosos racimillos de bayas que produce la <i>Smilax aspera</i>, esa planta que se nombraba muchas veces en las películas del Oeste, cuando a los niños le daban algún refresco en aquellos tiempos anteriores a la Mirinda (mi tío Pepe me contaba que fue un gran consumidor de esa bebida cuando jovencillo).</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdS8gE-4IdQP5PuBHcqNSOvP8_iHI6s9j5CG5ylM9-TEwVrK7GeSi9e_HQNoEA2KzyjeRDV4gKjLGYMNPCy32xe218T57NgZ_JSJZOO5crOCHUP-JOG8rOVK_KrHQN5sjIQHv6ffQp9lN6Zv0SJMRgwULyDOcdXLgFTM7AuRPTro5PivmsoA/s500/zarza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="337" height="554" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdS8gE-4IdQP5PuBHcqNSOvP8_iHI6s9j5CG5ylM9-TEwVrK7GeSi9e_HQNoEA2KzyjeRDV4gKjLGYMNPCy32xe218T57NgZ_JSJZOO5crOCHUP-JOG8rOVK_KrHQN5sjIQHv6ffQp9lN6Zv0SJMRgwULyDOcdXLgFTM7AuRPTro5PivmsoA/w374-h554/zarza.jpg" width="374" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Me refiero, claro está, a la <b>zarzaparrilla</b>. ¿Alguien de los presentes ha probado tal bebedizo? Servidor, no desde luego. De todas formas, si algunas vez os topáis con esta planta, no seáis burros y os comáis las bayas como si fueran moras de zarza... ¡El refresco de zarzaparrilla se elabora con sus raíces! Atchung!: ¡las bayas pueden ser muy tóxicas!</p><p style="text-align: justify;">Ahora que caigo, ¿he dado entrada alguna vez en este apartado botánico a alguna planta que no sea venenosa, urticante o apestosa? Vaya por Dior (hola, Vichoff), a ver si mañana mismo presento alguna especie toda benéfica, odorífera o, al menos, inocua.</p><p style="text-align: justify;">.</p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-64153789192350669822022-09-04T22:43:00.008+00:002022-09-04T22:43:57.092+00:00El Rinconcillo Botánico, VII<p> .</p><p style="text-align: center;"><b>El Rinconcillo Botánico, VII: cebolla albarrana</b></p><p style="text-align: justify;">Pues hoy este espacio se convierte en un bien social, ya que, sabedor de que muchos de ustedes sufren en silencio el martirio de las hemorroides y que, además, sus domicilios están infestados de ratas, me he acordado de la simpática pero altamente tóxica <b>cebolla albarran</b>a o <b>ceborrancha</b> entre otros muchos nombres (<i>Urginea maritima</i>).</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQhKLk9b0IKWHDIZMnObzSzDC9GxW9xR7PtBYI2J2iGkn3q5lOyum_EOYF_qK8yJWn6M0k8ODIXsEIw57-rSnCq3ch3i4a-R702fpfd7e_Hyi-cL4dLvEnJNnrEWFL-mxcb0rM281vvR3fuhHcdNUAyzMAm35FWhQZ7tD7-tFrk6K3QSMjzA/s500/cebolla.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="281" height="530" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQhKLk9b0IKWHDIZMnObzSzDC9GxW9xR7PtBYI2J2iGkn3q5lOyum_EOYF_qK8yJWn6M0k8ODIXsEIw57-rSnCq3ch3i4a-R702fpfd7e_Hyi-cL4dLvEnJNnrEWFL-mxcb0rM281vvR3fuhHcdNUAyzMAm35FWhQZ7tD7-tFrk6K3QSMjzA/w298-h530/cebolla.jpg" width="298" /></a></div><p></p><p><br /></p><p style="text-align: justify;">A). ¿Que tenéis vuestra casa hasta las trancas de mardito' roedore'? Pues nada más fácil: troceáis un bulbo con manos previamente enguantadas, y distribuís los cachos según vuestro leal y recto entender. Una vez que la rata los fagocite con placer ya que el bulbo les resulta delicioso, y dada su imposibilidad de gomitar, el animalito no sentirá sus efectos letales hasta pasado un buen rato, momento en que entregará su alma al Altísimo poniendo las cuatro patitas para arriba.</p><p style="text-align: justify;">B). ¿Que os asoman por el esfínter anal almorranas tal tentáculos de pulpo? ¡Pues más fácil aún, criaturas mías! Os hacéis con tantos bulbos como almorranas tengáis (y si son de buen tamaño estos bulbos, miel sobre hojuelas) y, no hay que hacer nada... salvo ponerlos bajo la almohada y dejar que el pensamiento mágico actúe durante toda la noche. Al amanecer, cuando os toque la temible hora de deponer, observaréis con felicidad que vuestras hemorroides han desaparecido "como por arte de magia", nunca mejor dicho.</p><p style="text-align: justify;">Por todo ello, no os neguéis el disfrute de la <b>ceborrancha</b>. En mi poblado consorte las hay a patadas. ¿Os parece bien que os ponga el kilo a 30 eurillos de nada? Gastos de envío aparte, por supuesto.</p><p style="text-align: justify;">Oye, pues sí que me encanta esto de erigirme en vuestro benefactor.</p><p style="text-align: justify;">.</p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-13999914.post-89082098848988793762022-09-04T22:38:00.002+00:002022-09-04T22:38:19.801+00:00El Rinconcillo Botánico, VI<p> .</p><p style="text-align: center;"><b>El Rinconcillo Botánico, VI: sardinera</b></p><p style="text-align: justify;">Por cuestiones ajenas a mi voluntad he debido recurrir al inmenso archivo fotográfico de mi cuñao para hacerme con una imagen exclusiva de la planta de hoy, la <i>Chenopodium vulvaria</i>, un vegetal rastrero, tapizante e invasivo que une a su anodino aspecto uno de los más espantosos pestazos de su reino. De hecho, el nombre vulgar por el que aquí es conocida es el de <b>sardinera</b>.</p><p style="text-align: justify;">Si no se toca, si no se pisa, no hay problema. Pero, ¡ay!, en cuanto se descuide uno y la despachurre un poco, un inaguantable hedor a sardinas podridas se esparcirá en segundos como un escape de gas letal. ¡Con lo bien que huelen las sardinas asadas!. La forma de sus hojas es a lo que se refiere la primera palabra de su nombre científico: <i>pie de ganso</i>.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHmGoYFGnhaGx7wRZtgALHxfeKvo4ygn33nRsYBcmALMB51m_YakMcbS69Ge5R0HNOqtU43NZYxGLo9ZGpF4f0VNoeXYh82za1vTsVNz9WxhBLCTt_htB498PWjB0D5JfvnDbwTEaHcA9Yf30qkPA0TRvtAZEp7iwODrR6DfGFXhqLI9yPYw/s500/sardinera.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="333" height="737" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHmGoYFGnhaGx7wRZtgALHxfeKvo4ygn33nRsYBcmALMB51m_YakMcbS69Ge5R0HNOqtU43NZYxGLo9ZGpF4f0VNoeXYh82za1vTsVNz9WxhBLCTt_htB498PWjB0D5JfvnDbwTEaHcA9Yf30qkPA0TRvtAZEp7iwODrR6DfGFXhqLI9yPYw/w491-h737/sardinera.jpg" width="491" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Señores, señoras, siento ofrecer hoy una entrada breve en exceso, pero fíjense qué horas son y yo estoy que me caigo de sueño después de haber estado restregando con jabón verde y estropajo las suelas de las sandalias que calzaba cuando, como un capullo, pisé sin querer un camuflado ejemplar de meaperros (que también le dicen a esta verdadera bomba fétida). ¡Qué ascazo!</p><p>.</p>Saphttp://www.blogger.com/profile/14102696847906407870noreply@blogger.com0